La cabeza metida en el culo.



Hay quien lo llama privilegio, pero me he dado cuenta de que ese término puede dar lugar a discusiones semánticas inacabables. Yo, que huyo de la erudición todo lo que puedo, utilizo la expresión "tener la cabeza metida en el culo". Así, el "tienes privilegios" se convierte en "tienes la cabeza metida en el culo". Vale, vale, no es exactamente lo mismo. Uno puede tener privilegios respecto de otras personas y no ser consciente, pero sin maldad. No obstante, hay un grupo de personas que no solo no es consciente de esos privilegios sino que, cuando se los señalas con un microscopio que amplifica siguen negándolo. Y oye, algunas cosas son tan evidentes que para no verlas hay que tener la cabeza metida en el culo. 

Sí, sí: al grano. Si todo esto viene por algo, no te preocupes. Que podría venir por muchas cosas, claro. Pero hoy viene a cuenta de las becas. Al parecer el Gobierno se plantea ampliar las becas, eliminar el requisito del 5,5 de nota para dejarlo en un aprobado y bajar el porcentaje de créditos que se deben aprobar para optar a beca. Claro, rápidamente, los adalides del mérito y la capacidad (que luego acaba resultando siempre, o casi, que ni mérito ni capacidad) han empezado a decir que así cómo vamos a competir con otras economías, con otros países, que se está fomentando la cultura de la mediocridad y en fin, te haces una idea. 

La cosa es que claro, ahí he ido yo con mi canción de siempre: las becas no son un premio a la excelencia, sino un instrumento para garantizar que nadie se queda sin estudiar por culpa  de su situación económica (o intentarlo, porque ya sé que esto, como utopía, bien). Por supuesto, como no, la gente ha ido a llevarme la contraria y un señor ha sido particularmente vehemente. Básicamente me decía que esos mínimos están muy por debajo de los estándares aceptables y que oye, ya que los contribuyentes te están financiando los estudios, qué menos que exigir más. Y claro, yo en el momento que lo que me dices es que un rico puede ser un zote, pero un pobre tiene que ser excelente, pues ya... Qué quieres que te diga. 

Que a mí me parece muy bien que haya estudiantes y familias que aspiren a la excelencia, pero creer que tu situación y tus aspiraciones pueden y deben ser universalizables es... ¿lo adivinas? ¡Síiiii! Tener la cabeza metida en el culo. Porque hay estudiantes que cuidan de familiares, que tienen que trabajar para estudiar, que están pasando alguna enfermedad o situación difícil mientras intentan sacarse la carrera... Porque hay INFINITAS situaciones posibles por las cuáles una beca no puede ser un premio a la excelencia (eso existe, pero es otra cosa). 

Pero bueno, lo malo de tener la cabeza en el culo es que no hay nada que hacer hasta que uno no se decide a sacársela y oye, saber elegir las batallas es ya una manera de ganar.  

Y ya estaría. 


Comentarios

  1. Yo ya sabes que no me gusta la palabra privilegio por lo que se ha convertido (una serie de largos motivos en los que no voy a entrar), pero la expresión "tener la cabeza en el culo" me encanta, y la uso bastante de un tiempo a esta parte. Me gusta porque sirve para gente incapaz de ponerse en el lugar del otro, no ya (sólo) emocionalmente, sino que es incapaz de ver las circunstancias de otro. Por ejemplo, recuerdo perfectamente los años duros de la crisis, en los que no tenía trabajo,y tener que escuchar de gente más mayor auténticas gilipolleces, de las que piensas "¿pero en qué mundo vives?". Y podría poner mil ejemplos más.
    En el caso de las becas, estoy completamente de acuerdo. La idea de la (falsa) meritocracia está tan arraigada en la sociedad que hasta la defiende gente que se beneficiaría. Es gente que tiene la cabeza tan metida en el culo que no es que no vea ya las dificultades de los demás, es que no ve ni las suyas propias. La de gente que hay que se cree clase media...
    ¡Un abrazo!

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