Una gorda pobre se pone a ver MasterChef y...

... se pone de mala leche.

A ver, será el confinamiento, será que no me gustan los programas de cocina, será que los jueces me caen gordos, será lo que sea, pero me tocaron la moral muchísimo. ¿Por dónde empiezo? ¿Por lo gordófobos o por lo clasistas?

Voy a empezar por lo clasistas, porque qué más da.  El lunes emitían las pruebas en las que escogían a los concursantes. Uno de los candidatos a entrar era Pol, un chaval que trabaja en una cadena de montaje de SEAT. Contó que empezó a estudiar cocina, pero que eran muchas horas y daba poco dinero, así que se fue a la fábrica. Yo reconozco que lo estaba oyendo distraída mientras miraba el móvil, pero cuando Samantha dijo que no le había gustado que pusiese la parte económica por encima de una pasión, o por delante, no lo recuerdo exactamente, todos los nervios del cuerpo se volvieron hacia el programa. "¿PERO QUÉ COJONES DICE LA PIJA ESTA?".

Es bonito hablar de que las pasiones están por encima de todo, incluido el dinero, desde el privilegio de no haber pasado hambre o necesidad. A veces la gente no puede dedicarse a perseguir su pasión porque tiene cosas más urgentes a las que atender, o no quiere perseguir quimeras porque, por desgracia, algunos tenemos que vivir con los pies en el suelo si queremos echar p'alante.

Claro, a ellos les viene bien. Es maravilloso contar la milonga de la pasión a chavales y chavalas para que trabajen gratis para ti mientras les metes en un alojamiento cochambroso, ¿a que sí?

Pero eso no fue lo único, claro, porque también tuvieron su poquito de gordofobia. A uno de los concursantes que sí entró le hicieron una pregunta absolutamente casual, la típica pregunta que se le hace a una persona que acabas de ver por primera vez. Fue algo así como si había estado siempre así de fuerte, o de delgado o similar. Entonces el concursante contó que no, qué va, que siempre había sido un niño bastante gordito pero que una vez una chica le dio dos besos a todos sus amigos, pero a él, que era gordo y llevaba aparato, dijo que no se los daba justamente por eso.

Qué cabronada, ¿verdad? Lo sé porque me han hecho cosas parecidas. Es una putada, te quedas hecho polvo. Y eso fue lo que le pasó al concursante. Se quedó tocado y decidió apuntarse al gimnasio. Entonces le dio a tope por el deporte y se puso fuerte.  Comentario de los jueces: "Pues le debes mucho a esa chica".

¿PERO QUÉ COJ....? O sea, que el acoso, el bullying o los insultos están mal...salvo si te hacen adelgazar, claro. O a lo mejor es que meterse con los gordos no está mal, porque claro, su salud... 

Ese programa lo ve mucha gente. Se supone que es un programa apto para todos los públicos. ¿Ese es el mensaje que quieres dar? Si no quieres que se metan contigo por gordo, ADELGAZA. Y hay mucha gente a la que no le parece dañina esa lógica, claro, pero es la misma dinámica de culpabilizar a la víctima que vemos en otros casos. Eso cuando no te dicen que bueno, tampoco es que el bullying o el acoso esté bien, pero forja el carácter.

Y ya está, tenía que soltar un poquito la bilis.

Espero que vosotros estéis bien.

Cuidaos mucho :)


Comentarios

  1. Yo directamente no veo realitys por cosas así. Y aunque no se cayera en esas cosas, yo la idea en sí de competir con otros, y todo televisado, buscando la sentimentalidad fácil... no me gusta nada :(
    Un abrazo.

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    1. Habrá realitys de todo. Digo, no sé. Pero vamos, tampoco es mi tipo de programa.

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  2. Sin zanahoria el burro no anda.

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  3. Amén.
    Yo vi parte del programa, no todo, porque preferí irme a leer, pero mi pareja es muy fan de esos programas de cocina. Casualmente, vi los dos concursantes que has mencionado.
    El que trabajaba en la Seat, cuando hizo el comentario, nosotros nos miramos y dijimos: a éste ya no lo cogen, fijo. Y ya me imaginaba que le echarían alguna pullita.
    El que era gordo de joven (por cierto, era de Coruña) me dejó alucinada cuando contó la anécdota. ¿En serio hay gente que hace lo que hizo esa chica? no daba crédito. Que, oye, me alegro que el chaval se dedicase a cuidar su cuerpo, ir al gimnasio, comer bien o lo que sea, pero no le debe NADA a esa chica (como mucho, escupirle en la cara la próxima vez que se cruzase con ella...).
    En fin, que es cierto que los criterios del jurado en ese programa a veces dejan mucho que desear.
    Y, sí, la vida es así de cruel... no siempre se puede luchar por los sueños, porque tenemos que comer y sobrevivir... (pero eso dudo que lo entienda Samantha)
    Un abrazo, Bettie.

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    1. Yo igual, me fui a dormir porque al día siguiente trabajaba temprano. Aún así, vaya tela. Lo que tú dices: luchar por los sueños es un lujo que no todo el mundo se puede permitir, y quien no entiende esto es un privilegiado en la vida...

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  4. Vaya con los concursitos... yo no los veo por principios pero mi jefa es fan número 1 del chef éste y cada jueves me da la turra. Creo que te quedas corta, a mí sólo de escucharla ya me entran unos calores y una rabia incontenible que no puedo, no puedo. Qué triste todo, lo peor es que somos los demás los raritos.

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    1. Bueno, yo entiendo que haya gente a la que le gusten los programas de cocina, pero es cierto que nada es inocente y se pasan muchos prejuicios. Estos dos me llamaron mucho la atención.

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