La cama

Una de las cosas que peor llevé cuando tuve mi primer cuadro de ansiedad fue, junto con sentir que no era dueña de mi cuerpo, que la cama dejase de ser un lugar seguro. Hasta ese momento, para mí, la cama era un lugar en el que nunca me pasaba nada malo. No realmente malo, al menos. En la cama, cuando una tiene una pesadilla, acaba despertándose siempre antes de que pase algo que no tiene arreglo, por ejemplo.

Recuerdo cómo fue. Acababa de volver a casa de mis padres, dejaba de estar independizada para volver a la casa familiar sin un duro, sintiéndome una fracasada. Era domingo. Para mí, desde siempre, los domingos han sido un día para hacer pereza, para recrearse entre las sábanas y disfrutar del lujo de hacer esperar al mundo. Pues me desperté muy temprano, mucho antes que de costumbre, y empecé a sentirme verdaderamente mal. No eran nervios, al menos no nervios normales, era otra cosa. El cuerpo me pesaba una barbaridad y parecía que tenía una pesa sobre el pecho. Intenté hacer que todo desapareciese, hundirme entre las sábanas, recordar que mi cama era un lugar seguro. No funcionó. Me levanté de la cama con algunos de los peores pensamientos que he tenido en mi vida. Me pasó varias veces más hasta que asumí que, probablemente, tenía un cuadro de ansiedad y que aquello no era normal.

Me costó recuperar la cama y bastante después de hacerlo me di cuenta de que podía volverme a pasar (por ejemplo, me pasó, aunque de manera más leve, cuando me mudé a Córdoba). Por eso valoro tantísimo cuando mi refugio mágico funciona. 

He tenido un puente de mierda. Lo sigo teniendo, vaya. El viernes por la noche no dormí, así que hoy mi cuerpo ha decidido recuperar horas de sueño, parece ser. Cuando me he despertado no tenía muchas ganas de salir al mundo: "La cama es un lugar seguro, nunca me pasa nada malo en la cama". Pero me he tenido que levantar (el cuerpo tiene estas cosas) y apenas he puesto un pie fuera se me ha venido encima toda la tristeza. Me he vuelto a meter en la cama y he cerrado los ojos fuerte. Ha funcionado, los monstruos se han ido. Aún no sé de dónde he sacado la voluntad para salir de la cama. Qué bueno es tener un lugar seguro en el que escapar de los demonios. 

Hay gente que cree que soy una perezosa, una dormilona... "Quien mucho duerme, poco vive", me han llegado a decir. Si ellos supieran... Si llegasen a entender...


Y vosotros, ¿tenéis un lugar seguro? ¿Cuál es?

Comentarios

  1. Pues para mí la cama nunca ha sido un lugar seguro. Incluso, a veces, lo contrario. En la peor época de mi vida, cuando los días eran malos, al meterme en cama, todo oscuro y en silencio alrededor, era el peor momento, porque la mente empezaba a dar vueltas y venía todo lo malo y las lágrimas a borbotones... así que me iba a la cama lo más tarde posible e intentando estar lo más cansada posible también.
    Mi lugar seguro creo que es la casa de mis padres. Sí, sin duda es donde me siento más segura.
    Siento mucho que no hayas tenido buen fin de semana. Espero que poco a poco cojas fuerza. Y usa la cama todo lo que necesites... ;)
    Mucho ánimo.
    Besos

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    1. Últimamente creo que he mutado en marmota XD

      ¡Besotes!

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  2. Me sabe mal que pases esos momentos y que, por ende, el fin de semana haya sido tan malo. Si tuviera que escoger un lugar seguro, seguramente sería también la cama. Recuerdo de pequeño -y no tan pequeño- el miedo por las noches y como la sábana conseguía trasladar cierta sensación de seguridad y tranquilidad hasta quedarme dormido. Desde hace un tiempo creo que el deporte me funciona bastante bien como vía de escape y desahogo...
    Ánimo, y un abrazo.

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    1. La sábana como escudo, y el peso del edredón como seguridad.

      ¿Ves? A mí por el deporte aún no me da XD

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  3. Yo más que la cama, abro un poco más el espacio: mi habitación. Con la cama, los libros y la música. Necesito todo el pack, y ese es mi refugio.
    Ojalá la cama vuelva a ser un lugar seguro también :*
    ¡Un abrazo!

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    1. POr suerte hace tiempo que volvió a ser un lugar seguro... :)

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