Libro: Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena.




En los últimos días he estado leyendo este libro. He de decir que me ha durado bastante poco para el ritmo al que vengo leyendo (en cuanto empiezo a trabajar mi ritmo lector se resiente, y más ahora, que comparto la lectura y la escritura con una nueva afición). Lo empecé con muchísimas ganas, me enganchó con solo unas páginas y bueno, lo he terminado esta misma mañana, así que vengo a contároslo.

Los renglones torcidos de Dios comienza con el internamiento de Alice Gould, una prestigiosa detective, en un sanatorio mental para investigar un asesinato. Pero, una vez dentro, fingiéndose paranoica, los médicos se debaten entre los que creen que verdaderamente tiene un problema mental y los que la ven más equilibrada incluso que muchos de los que están fuera del sanatorio. ¿Es realmente Alice Gould quien dice ser? ¿Está cuerda o es su locura la que le hace parecer cuerda?

Como he dicho, la lectura me enganchó desde las primeras páginas, aunque ahora no consigo recordar por qué, pero sé que fue algo en concreto. No obstante, el libro se me ha ido eternizando y al final se me ha hecho más pesado. No me malinterpretéis, me ha gustado, pero lo veo más extenso de lo necesario y, de vez en cuando, me ha dado la sensación de estar leyendo material sobrante: cosas que no aportaban nada a la historia pero que ahí estaban.

Hay algunas ideas o nociones interesantes. La que más me ha llamado la atención es la de la estratificación social de la locura. En un determinado momento Samuel Alvar, el director del manicomio, reprocha a sus compañeros que consideren que Alice Gould no puede ser una loca solo porque no se le cae la baba, tiene estudios y viste de diseñadores caros. Se pregunta si no hay locos entre los clientes de Balenciaga (a lo cual yo le respondería que hace poco vi un vídeo de una fan de Balenciaga que solo se explicaba con alguna afección psicológica) y, en definitiva, si los ricos tienen el privilegio de estar exentos de locura. Y la cosa es que no me había parado a pensarlo hasta ahora, pero lo cierto es que cosas que en un rico y famoso son "curiosas excentricidades" en una persona pobre serían un síntoma de estar loco de atar. No sé, seguro que se os ocurre algún ejemplo.

Otros temas presentes en la obra son el respeto a la humanidad de los internos psiquiátricos (algo sobre lo que todavía es pertinente el debate) o el estatus científico de la psicología y el grado de fiabilidad de sus diagnósticos.

Es un libro que creo que merece la pena leer, pero que no recomendaría alegremente, precisamente por lo que se recrea a veces en la narrativa y porque me da la sensación de que se extiende más de lo necesario y se pierde en detalles poco relevantes, sobre todo de la mitad de la obra hacia el final.

Os dejo un trocito...

—¿Dónde está situada exactamente su oficina?
—Calle Caldanera, 8, duplicado; escalera B, piso sexto, apartamento 18, Madrid.
—¿Conoce su marido el despacho donde usted trabaja?
—No.
—¡Es asombroso!
Alice Gould le miró dulcemente a los ojos.
—¿Puedo hacerle una pregunta, doctor?
—¡Hágala!
—¿Conoce su señora este despacho?
El médico se esforzó en no perder su compostura.
—Ciertamente, no.
—¡Es asombroso! —concluyó Alice Gould, sin extremar demasiado su acento triunfal. 

Ahora creo que me apetece leer  uno de esos romances apasionados llenos de tensión que te tienen suspirando toda la lectura, de esos que te quieres devorar (y que si pudieras devorar a los protas, también XD). Si se os ocurre algún título, soy toda ojos.

¡Un abrazo!





Comentarios

  1. Leí hace ya bastantes años y yo también lo recomiendo aunque no a todos los públicos. Me pareció una historia muy interesante y ese final, me dejó tocada: la protagonista, estaba realmente haciendo un trabajo de investigación, o estaba loca? Yo creo que el autor deja ese final abierto a la libre interpretación del lector...corrígeme, si me equivoco, quizás no lo entendí bien.
    Besos!

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    1. Yo creo que la intención no es dejar un final abierto, o al menos yo he entendido que el final es bastante cerrado xD Que a lo mejor la que lo he entendido mal era yo. Pero durante la novela sí pasas todo el rato pensando: ¿Está loca? Pero, si está cuerda, ¿es cierto todo eso que dice? La verdad es que el intento de ejercer de psiquiatra mientras lees es entretenido :P

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    2. Sí, sí, quizás me he expresado mal yo...también entiendo un final cerrado, pero me dejó dudas sobre si al final, era cierto que sufría un trastorno, o estaba cuerda...Quería decir que a lo mejor el autor deja al lector que lo interprete como quiera... Yo lo interpreté como que Alice sufría realmente una enfermedad y se creía cuerda. No sé si tú estarás de acuerdo conmigo, o no.
      Besos!

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    3. Sí, lo interpretamos igual. Parecía estar sanísima casi toda la novela y resulta que al final parece que sí tenía paranoia... Es curioso xD

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  2. También lo leí hace muchos años. Mi recuerdo se parece mucho a lo que cuentas: el sesgo de clase, la deshumanización. Recuerdo (como lectora me identifiqué con Alice) como pasé todo el libro aterrada ante la posibilidad de que fuera declarada "loca" sin estarlo. La fragilidad, la autoridad establecida y su capacidad para desautorizar y encerrar a la disidente, el azar.
    Gracias por traerlo.

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    1. La verdad es que sí. Aunque yo he empatizado menos con Alice, sí sentía esa angustia de estar recluida, declarada loca, y no poder hacer nada para salir de ahí porque, ¡te han declarado loca! Es angustioso...

      ¡Un abrazo!

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  3. Yo lo tengo eternamente pendiente, como tantos otros... es curioso, fue un best-sellers en su momento. Y pese a que el tiempo pasa, se mantiene (no todos los best-sellers pueden decir lo mismo). La verdad es que es una novela con título llamativo (algún día tendríamos que escribir sobre títulos de novelas poderosos, que dices "joder, el título en sí mola mucho").
    ¡Un abrazo!

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    1. Ah, y doble comento, sorry, que se me quedó en el tintero. Sobre novelas de amores apasionados... afú, no he leído en estos últimos años (mi falta de tiempo >.<). Como te dije, Los puentes de Madison se me ocurre, pero ya la leíste.
      La última novela pasional que leí... fue Los tres mosqueteros, y no es coña .___. Y me llevé una gran sorpresa con la novela (aunque al fin y al cabo no debería, Dumas bebía de la literatura romántica). Y concretamente con el capítulo 12, por la descripción petrarquista que se hace de la reina (he aquí un eco de la tradición literaria que Dumas recogió), y por la declaración amorosa del duque de Buckingham. Fue un capítulo que, después de leerlo, volví hacia atrás para leerlo una segunda vez. Me encantó, me maravilló. Y pocos fragmentos de novelas en prosa me han golpeado como si lo hiciera un poema. Poemas que releo dos veces seguidas (o más) si me gustan mucho, igual que ese capítulo 12. Aunque lo estoy poniendo tanto por las nubes,
      que si ahora lo leyeras tú quizás te decepcionaría (por el peligro de abrir expectativa). Pero bueno, en mi caso, es que quizás cuando cogí los tres mosqueteros no me esperaba algo así, y me tragué (para bien) el factor sorpresa. Lo leí el mismo año que leí Orgullo y prejuicio, que fue todo lo contrario en cuanto a pasión amorosa (sí, hay amor, pero no pasión pasión como en Dumas, de hecho Austen abominaba de ese romanticismo pasional), y me resultó curioso el contraste.
      ¡Un abrazo!

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    2. Al final, en busca de amor apasionado, he tirado hacia lationamérica, y estoy dudando entre Laura Esquivel e Isabel Allende, que me han maravillado con otros libros. Así que nada, a ver por cuál me decido. También me han recomendado una novela romántica pero es más extensa, creo que la voy a dejar para más adelante.

      A mí es que las novelas románticas me gustan así, con pasión contenida, pero que se note. En Orgullo y Prejuicio solo hay un momento de esos, de debilidad pasional de Darcy, pero todo el resto dle tiempo es todo tan formal...

      En fin, a ver qué leo al final. ¡Gracias!

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