Peli: Mientras dure la guerra (2019)





El sábado pasado fui al cine a ver Mientras dure la guerra. En cuanto supe de la existencia de esta película se me despertaron las ganas de verla. ¿Qué tiene Amenábar con los filósofos? Su Ágora me encantó y ahora iba a poner en el centro de la película a Miguel de Unamuno, un personaje profundo y complejo que, he de reconocer (esto alegraría a uno de los profesores de Filosofía del instituto en el que estudié) me ha conquistado con el tiempo.

Las posturas políticas de Unamuno fueron controvertidas durante toda su vida y su apoyo a los movimientos contrarios a la II República (habiendo sido él un firme defensor de la misma en sus inicios) no fueron la excepción, quizá la máxima expresión de las contradicciones a las que los que no pueden instalarse en el maniqueísmo tienen que enfrentarse.

Había leído malas críticas de la película y lo cierto es que cojea. Cojea en su manera de mostrar (el montaje es un pelín raro, la verdad). Cojea en su intento de antagonizar a Unamuno con Millán-Astray (demasiado obvio, no era necesario). Cojea en sus actuaciones (salvo excepciones que llegan a salvar la película, como es el caso de Karra Elejalde como Unamuno). Pero creo que acierta en algo fundamental (o quizá en lo que a mí me interesaba): en el desarrollo del personaje de Unamuno, que va dándose cuenta de que, para gran pesar suyo (para un hombre así debe ser duro admitirlo) se había equivocado mucho. Muchísimo. No lo había visto venir. Pero, ¿es que podía verse venir algo así?

Era difícil imaginar un horror como la Guerra Civil. Creo que esa perplejidad, esa imposibilidad haciéndose posible, queda perfectamente plasmada en el "abrir los ojos" de Unamuno: ¿Fusilados? Imposible. ¿Lorca muerto? Son bulos del otro bando. Incluso cuando acude a interceder ante Franco por dos amigos suyos lo hace con la esperanza de que su palabra va a valer de algo. Como si la razón o la palabra tuviesen algo que hacer ante la barbarie.

Me gusta Mientras dure la guerra porque se sale del tópico de las películas sobre la Guerra Civil, en las que los buenos y los malos están definidos y, sobre todo, en las que los buenos lo tienen clarísimo todo el rato. Ese salirse de esa heroicidad simple es lo que me gustó de Los girasoles ciegos y lo que me ha gustado de esta película.

Unamuno no dudaba. Lo tenía bastante claro. Y, no obstante, se equivocaba. He leído por ahí que definían la película y al personaje como "equidistantes". Para nada. No ser totalmente de unos ni totalmente de otros no es equidistancia. Me cuesta imaginar a una persona crítica, inteligente, racional, que pueda estar 100% de acuerdo con cualquier cosa, sin dudar (me caben excepciones muy generales, únicamente). Está claro que en su transición entre el apoyo a los militares alzados y su rechazo a ellos tuvo que pasar por ese punto medio. Pero Unamuno no es un equidistante. Nunca lo fue.

Lo que sí es es un hombre mayor asustado. Un hombre al que le cuesta reconocer su error, primero por incredulidad y, después, porque ya es demasiado tarde para poder hacer algo. Esa lucha interna, de sentimiento y de razón, como no podía ser de otra manera, tiene un desenlace trágico, pero grandioso, en el discurso en la Universidad de Salamanca. Solo por esa escena merece la pena toda la película (aunque hubo otra que me dejó el corazón roto). La razón, vencida, aunque no convencida, se niega a capitular: si quieren silenciarla será por la fuerza.

Y así ocurrió. Unamuno salió de la Universidad esa mañana de milagro, por la intercesión de Carmen Polo. De no haber sido por ella, posiblemente, aquel habría sido su fin, sus último discurso. Y lo sabía. Aún así, lo dijo. Y porque se murió poco después, porque no era inmortal, como a él le habría gustado, si no aún estaría poniéndole la cara roja al status quo, yendo a contracorriente. Y qué bien nos vendría... Eso, claro, si alguien lo escuchase. Si creyésemos, y ya es mucho creer, que la palabra no iba a ser ahogada, otra vez, por los gritos.


En fin, que yo os recomendaría la película, aunque soy consciente de sus fallos. Creo que sus partes buenas son capaces de compensar las carencias.

¿La habéis visto? ¿La pensáis ver?


Comentarios

  1. Pues después de tu reseña sí, me apetece mucho verla. Y además, siempre me encantó la figura de Unamuno. Tan a contracorriente, tan lucha contra todo, contra todos y contra él mismo. Y no lo hacía por fastidiar, sino por esa búsqueda constante y agónica.
    Ah, y + 1000000 a esto:
    "Unamuno no dudaba. Lo tenía bastante claro. Y, no obstante, se equivocaba. He leído por ahí que definían la película y al personaje como "equidistantes". Para nada. No ser totalmente de unos ni totalmente de otros no es equidistancia. Me cuesta imaginar a una persona crítica, inteligente, racional, que pueda estar 100% de acuerdo con cualquier cosa, sin dudar (me caben excepciones muy generales, únicamente)."
    ¡Un abrazo!

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  2. Debo reconocer que me daba un poco de pereza, a pesar del respeto que siento por Amenábar. Después de tu crítica, evidentemente, la veré. Gracias por la reseña ;)

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    Respuestas
    1. La peli tiene unos cuantos fallos, la verdad, pero a mí es que me ha tocado la interpretación de Karra Elejalde, supongo. Y como era lo que me interesaba...

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  3. Unamuno y Millán Astray dándose la mano a la salida del paraninfo, después de su discusión:

    https://www.fronterad.com/wp-content/uploads/2019/03/UnamunoParaninfo_2_550.jpg

    PD: Unamuno volvió a su casa andando y no le pasó nada. Muchos mitos y muy poco interés en la verdad.

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