Libro: Entre visillos, de Carmen Martín Gaite.




Hace tiempo que no escribo sobre libros por aquí, con lo que me gustaba. La cosa es que no me ha apetecido, sinceramente. Prefiero dedicar mi escaso tiempo libre a hacer cosas que realmente me apetezcan. Pero con este libro voy a hacer una excepción.

No recordaba haber leído nada de Carmen Martín Gaite, pero resulta que sí, que lo había leído: La Reina de las Nieves. Pues me ha parecido que esta novela tiene muy poco que ver con aquella. No solo en el contenido, que sí, pero también en el estilo narrativo y demás. No soy una experta, así que a lo mejor me equivoco. Y bueno, que la manera de escribir también cambia, claro.

Entre visillos habla, ¿a ver si lo adivináis?, de mujeres. La historia transcurre en una ciudad de provincias, pequeña, a mediados del siglo XX, pero bien podría haber sido mi pueblo durante mi infancia y adolescencia (salvando levemente las distancias). Las mujeres se mueven entre visillos (aún hoy, todavía), suya es la casa y, por su bien, si quieren mirar lo que hay fuera, mejor que no se note.

Y habla de mujeres jóvenes. Los personajes de la novela son chicas jovencitas, algunas meramente adolescentes. Como pasar, pasar, no pasa realmente nada en el libro, pero en su desarrollo, sobre todo en los diálogos de las chicas, se va viendo la vida vacía y ajena que tienen, como si todas estuviesen representando un papel que otros han escrito para ellas.

Supongo que a ese respecto me ha recordado un poco a Nada, de Carmen Laforet. Sin embargo, mientras Nada me dejó un poco fría, Entre visillos me ha gustado bastante y me ha llegado a suscitar ciertas emociones, cosa que no me pasó con aquel.

No os lo recomendaría si buscáis un libro con una acción trepidante o un hilo conductor definido, pero sí lo recomendaría para tomar conciencia de lo que ha significado nacer mujer hasta no hace mucho (y en algunos sentidos, todavía).


Solamente Elvira, sentada en la mesa desordenada de la merienda, no formaba parte del grupo.
-Ofrécele a Pablo una taza de café -le dijo Teo.
Pablo estaba hablando de sus clases en el Instituto, decía que estaba contento, pero que encontraba muy inhóspito el edificio.
-¿Solo o con leche? -preguntó Elvira.
Y en los ojos que levantó él para mirarla, se vio ridícula como en un espejo, con la cafetera en la mano. Muy pequeña burguesa haciendo los honores. 


Comentarios

  1. Tanto éste, como Nada de Carmen Laforet, los tengo en casa!! Siempre eternamente pendientes :( Y con lo que me gusta a mí comparar obrar, me has picado la curiosidad. Pero ay, tanta cosa, y tan poco tiempo... y tanta lentitud cuadriculada mía ^^U
    ¡Un abrazo!

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    1. Yo las he leído muy separadas en el tiempo, pero a lo mejor una comparativa sería interesante, sí... Yo ahí lo dejo xD

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  2. Anotado lo tengo. No sé cuándo le tocará, pero ya te contaré.
    Besos

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    1. Muy bien :) Si le llega el turno, espero que te guste.

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