¿Cómo dejar de emocionarse?


De vez en cuando, cuando me quedo sin ideas para escribir en el blog, entro en las estadísticas y miro qué palabras clave han traído a la gente hasta aquí. Encuentro cosas de lo más curiosas, algunas de ellas muy PERO QUE MUY perturbadoras, pero de vez en cuando hay alguna idea. Me pasó hace un par de semanas. Alguien había llegado a este humilde blog buscando las siguientes palabras clave: "cómo dejar de emocionarse".

Me hizo mucha gracia, en principio, porque yo soy una intensa y este blog refleja bastante esa parte de mí. Pero también me dio algo de pena cuando me paré a pensarlo: ¿Por qué querría alguien dejar de emocionarse?

Detecté que tenía un problema cuando noté que dejaba de emocionarme, de sentir cosas. Dejé de sentir interés por pintarme los labios. Las pequeñas alegrías dejaron de serlo. Me sentía como embotada, como si nada me calase. Esa indiferencia, esa insensibilidad se han extendido mucho en el tiempo. Y me han pesado mucho, porque he pasado de emocionarme por casi cualquier cosa a no emocionarme por nada o casi nada. Incluso cuando algo me hace ilusión, es si acaso como una alegría sorda, no profunda.

Desde siempre he experimentado las emociones con muuuucha intensidad, tanto las buenas como las malas, pero de un tiempo a esta parte lo único que he sentido con intensidad ha sido tristeza, desesperanza y ansiedad. No ha sido muy agradable. Ni siquiera he sido capaz de enfadarme, de sentir rabia, ira... Y lo estoy llevando fatal.

Así que no luchéis por dejar de emocionaros, sino todo lo contrario. Buscad emocionaros con todo, hasta con la más nimia tontería: el entusiasmo no se gasta. Y, mientras yo mejoro, emocionaos por mí también, a mi salud.


Contadme, ¿cuál fue la última cosa que os emocionó?


Comentarios

  1. Una persona sensible lo es para toda la vida. Quizá estás en una fase de transición, de encontrar nuevas cosas que te emocionen. Al hartazgo le gusta hacer su nido y ocupa mucho sitio, te lo dice alguien que se enfrenta al cambio de década y tengo días cuyas sensaciones prefiero no verbalizar, pero pesan y aplastan todo. Tú lo has dicho muy bien: de alegría sorda, superficial, que se lleva la más mínima ráfaga de viento.
    Me emociono estando con mis hijos (también me enfado, claro está), con una buena película y un libro, escuchando o tocando música, lo normal en personas sensibles. Ayer mi hijo me vio tomando notas mientras leía y me preguntó: ¿es que escribes y lees el libro a la vez? No tiene sentido, jaja. Y puede que tenga razón.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, eso entiendo, que mi sensibilidad está un poco de vacaciones. Supongo que es un mecanismo de defensa o algo, no sé.

      Un abrazo y gracias por compartir conmigo lo que te emociona.

      Eliminar
  2. Supongo que se busca dejar de emocionarse porque, como tú dices, la tristeza se siente aún más intensa, para que no nos hagan daño. Pero ésa no es la solución, porque acabas convirtiéndote en una sombra.
    ¿La última cosa que me emocionó? Creo que el viaje que hice a Valladolid. Y ver cosas nuevas cada día que me gustaron mucho :)
    ¡Un abrazo! Y mejórate :*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues del viaje hace tiempo, así que ¡ya estás buscando cosas más cercanas!

      Nunca me ha molestado sentir la tristeza con intensidad, de verdad. He sido un poco adicta también a ese sentimiento. Pero no mola nada cuando es lo único que te queda. Y mi tristeza de ahora no es una tristeza de verdad, es una especie de desesperanza, de desconsuelo. Nada guay.

      Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López