Lo inefable



Inefable: que no se puede explicar con palabras, según la RAE. Si tuviese que asociar esa palabra a una persona tengo claro a quién la asociaría. De hecho, él fue la última persona que la utilizó en una conversación. Yo insistía en que me explicase algo, un sentimiento, una sospecha, no recuerdo qué exactamente. Y él me dijo que no podía, que era inefable.

Creo que él se alimenta de lo inefable. Que habita, más o menos a gusto, entre todo ese conjunto de sentimientos y sensaciones que no pueden categorizarse ni explicarse. Y es extraño, por como es él, pero lo cierto es que suelo echarle en cara que no se explique con claridad. Supongo que no es tan importante para él.

Yo, en cambio, podría definir mi vida como una lucha por someter lo inefable. Eso fue lo que, en un alarde de pedantería, le contesté. "Mi vida ha sido una lucha contra lo inefable. O, mejor dicho, una lucha por someterlo". Me corregí, porque yo ansío encontrarme con lo inefable cara a cara, me deleito con ello en el primer choque. Pero inmediatamente después quiero ponerle nombre, asignarle palabras, capturarlo y apresarlo en frases.

Entre mis mayores frustraciones y miedos cuento el de no hacerme entender. Tardé bastante en comprender que lo que me daba miedo era no poder transmitir eso inefable que rodea a mi persona. Soy perfectamente capaz de describir o explicar cosas cotidianas, con nombre, pero me pierdo cuando llego a lo importante.

Creo que, quizá, por eso escribo. Mi acto de escribir es un intento de apresar lo inefable. Sin éxito hasta el momento, aunque ha habido algunas victorias. Me anima descubrir en la obra de poetas y escritores muestras de que se puede capturar la esencia de lo inefable y transcribirla. Quizá un día yo también sea capaz, quizá algún día...

Pero no, no me engaño. Sé que la batalla está perdida. En mi caso, la escritura es un acto de amor, tal y como Platón lo describe en El Banquete, hijo de Poros y Penia, una búsqueda de lo que falta, un intento de suplir una carencia. Y, como tal, nunca culminado, eterno.

Así que, en un estado de enajenación mental transitoria, puedo admitir que nunca someteré lo inefable. Sin embargo, también espero no dejar de intentarlo jamás.



Comentarios

  1. Con lo bonita que es la entrada y no hay un solo comentario, menos mal que llego yo ♥
    De verdad, me ha gustado mucho ♥

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