Vuelve, a casa vuelve...

...por Navidad


Cada vez que vuelvo a casa me pasa lo mismo. Los días previos me invade la pereza (prepara maleta, deja todo organizado, deja atrás a tus amigos y vuelve a un pueblo de la España profunda allá donde aquel perdió el mechero) mezclada con las ganas (suelo pasar bastante tiempo sin ver a mi familia, pues solo voy en vacaciones, generalmente). Sin embargo, en cuanto arranco el coche y me pongo en marcha me lleno de ganas de llegar, de ver a mi familia, de oler mi casa (mi casa huele como ningún otro lugar, en serio), de dormir en mi cama, de ver a mi Gato. Y cuando llego me emociono, abrazo a la gente, veo cómo se alegran de verme y cómo, de repente, soy lo más importante y todos se mueren de ganas por complacerme y hacerme ver que me han echado de menos. Y eso ocurre, pero un ratito de duración variable. A veces esa imagen permanece durante unas horas. Otras, un día completo. En ocasiones, solo unos minutos. Porque lo que pasa es que, tras tanta ausencia, uno idealiza su casa y se olvida de que es un puñetero manicomio y que siempre hay algún problema.

Estar lejos de mi familia es relativamente cómodo para mi paz mental. Los que seguís este blog desde hace tiempo sabréis que idolatro a mi padre, pero que tengo una relación muy complicada con mi madre y que he sufrido mucho por esa relación. Lo mismo me pasa con mi hermano: lo adoro, pero lo paso fatal cuando veo las decisiones que toma en la vida, porque me parece que, en muchas ocasiones se equivoca. Que eso sería un problema mío si no fuese porque lo veo infeliz. Así que "ojos que no ven, corazón que no siente": estando lejos me abstraigo de todos esos pequeños problemas porque, siendo sinceros, mi familia no es extremadamente cercana o cariñosa, no nos contamos todo lo que nos pasa, así que vivimos todos en la ilusión de "si no hay noticias, eso es porque todo va bien".

Y claro, luego llegas y ves que no. Y la cosa no es que la situación no sea tal y como la habías imaginado, perfecta, porque eso es imposible. La cosa es que en ocasiones la situación es muyyyy diferente y mucho más compleja y negativa de lo que tú podías imaginar. Y yo, en esa situación, me siento impotente, porque no sé qué puedo hacer para ayudar y, al mismo tiempo, violenta por la situación. Y culpable, eso sobre todo. Culpable por estar lejos y por estar (mayormente) bien.

No sé. Llegué ayer y anoche mismo ya se rompió la magia. La estoy encontrando a ratos, en el cocido de mi madre, en ella ayudándome a arreglar unas prendas de ropa, en mi padre intentando poner el mundo a mis pies, en el calorcito de la estufa de leña... Pero la preocupación, la pena y el nerviosismo están empezando a ganar. Y ojo, que la cena familiar es esta noche. :( Casi estoy por pedir que mi deseo de Navidad sea que el virus que estoy incubando (o lo que sea) se dé prisa...

En fin, Feliz Navidad a todos y que disfrutéis de la noche. 

Comentarios

  1. Feliz Navidad, doña Bettie.

    @nosoyunrobot

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  2. Es curioso: Mi situaación familiar es algo parecida aunque al revés: Adoro a mi madre y la relación con mi padre es bastante complicada, por decirlo suavemente y me ha sorprendido ese factor más o menos en coomún. Por lo demás.... Creo que lo más importante es que ellos sepan que estás ahí y el mero hecho de que estés pasando las fiestas en casa seguro que les vale de mucho. Entiendo que te sientas culpable, pero no tienes por qué, créeme. Tienes derecho a vivir tu vida y a ser feliz y quién sabe, a lo mejor dentro de un tiempo puedes ayudar más a tu familia si lo necesitan. Eso ya depende de ellos. Mucho ánimo y a disfrutar de las pequeñas cosas que te hagan feliz.

    Natalia.

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  3. Una situación extraña (por llamarla de algún modo)
    Estoy segura de que, si está en tus manos, les ayudarás en lo que puedas, y si no puedes hacer nada, no te flageles.
    Las decisiones que tu hermano tome, aunque no te gusten, son las suyas y las tiene que tomar él; y nadie escarmienta en cabeza ajena. Es triste, pero es así.
    Disfruta estos días lo mejor que puedas y empápate de todo lo bueno de tu familia.
    ¡Feliz Navidad, Bettie!

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    1. Lo intentaré, porque luego los días pasan volando y no hay quien los recupere :P

      Feliz Navidad, amiga :)

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  4. La distancia ahora les pesa a ellos, algún día te pesará a ti. Pero es la vida, nos sale así, tomamos decisiones con el convencimiento de que son las mejores, con la ilusión de que ese camino nos haga felices... En fin. Nos echan de menos y echamos de menos. Y luego hay momentos muy duros, los peores, en los que la distancia nos va a doler incluso físicamente. Pero es la vida. Hay que aprender a pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos. Te aseguro que reconforta mucho. Un besazo. Te leo en la sombra. Raquel.

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    1. Pues sí, pero es duro no sentirse nunca totalmente en casa. Supongo que es así como salió y lo que me tocaba, pero vaya... :P

      Un beso fuerte.

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