Ser profesor también era esto.


Hace unos días tuve una sesión intensiva de reuniones con padres y madres de los alumnos de mi tutoría. Eché 10 horas seguidas en el instituto, que sí, sé que para otras personas es su jornada normal, pero eso no lo convierte en plato de gusto. Me reuní con los padres y madres de 3 de mis niños y salí de allí agotada. Porque ser tutor también supone implicarte de una manera más estrecha con los alumnos y sus familias y ser, hasta cierto punto (y esto lo marca cada uno), partícipe de sus problemas y sus dramas.

Por ejemplo, hablé con un padre devastado porque no sabía cómo conseguir que su hijo aprovechase la oportunidad que le brindaba el estudio. Tanto él como su esposa tenían estudios de bachillerato y ambos trabajaban en puestos mal remunerados, un montón de horas, para darle a su hijo la posibilidad de un futuro mejor. Él, sin embargo, no se esforzaba, no aprovechaba la oportunidad. El padre, al borde de las lágrimas, me preguntaba qué podía hacer. Y yo no sabía qué responderle, la verdad. Hablaré con el chico en privado, con la orientadora, pero sé que si no sale de él habrá poco que podamos hacer. Ya conozco esta historia. Es, por ejemplo, la de mi hermano.

También hablé con una madre que vino a que "nos conociésemos". Me contó su historia. Su vida eran ella y su niña. Ambas habían sido víctimas de violencia de género. Vi a una mujer menuda, pero fuerte, con las ideas muy claras en todo, especialmente en lo que a la educación de su hija se refería. Me contó parte de su calvario y me explicó algunas de las dificultades que había tenido su hija. Entonces dibujé en mi mente a esa niña risueña y despistada y me di cuenta, otra vez, de que las personas que nos rodean cargan con monstruos que no podemos ni imaginar.

Intento hacer bien mi trabajo. Intento ayudar a mis niños y, también, a sus familias. Intento estar a la altura.

Es mucha responsabilidad.

Ser profesor también era esto.

Comentarios

  1. Todos los trabajos tienen su parte dulce y su parte amarga.
    Y sí, es una responsabilidad, pero claro que estarás a la altura.

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  2. También, también es eso, Bettie. Y a veces no sabe uno dónde está la línea. Ayer hablaba con un par de compañeras y siempre coincidimos en lo mismo: demasiado bien están los chicos para lo que tienen a sus espaldas. Notas algo raro en un chaval, luego conoces su problemática, o simplemente conoces a sus padres, y piensas que ese chico es un héroe por estar tan bien con todo y a pesar de todo.

    Besos.

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    1. La verdad es que sí. Y bueno, este año estoy en un centro con otro contexto totalmente diferente. Pero aún así: todos cargamos con monstruos...

      Abrazos fuertes.

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  3. Sí, ser profe también es eso, y sobre todo una profe tan buena como tú. Los chicos tienen mucha suerte contigo.
    ¡Un abrazo!

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  4. A mi hijo le repito una y otra vez que sus maestras le acompañarán toda la vida, que las quiera como a nosotros. Pero a su maestra le digo: cuídate, concilia con los tuyos, descansa por las tardes, lee y visita museos, queda con amigos y sé feliz... es el mejor regalo que le puedes hacer a mi hijo porque él detecta que eres feliz y se lo contagias. Creo que nuestra labor no es la del trabajador social ni la del psicólogo. A mí una monja lista me dijo una vez que yo no era psicólogo, y años después lo entendí. Dar clases con ilusión, con pasión. Estar atentos y comunicar a tutores y orientadores cualquier sospecha. Hablar con compañeros sobre algo que nos inquieta. Profe, esto lo haces magníficamente (una vez ya te dije que querría tenerte como profe de mi hijo). Cuídate y sé feliz!

    Santi

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    1. Intento hacerlo lo mejor que puedo. Tanto mi trabajo como lo de ser feliz. No sé qué se me da mejor, la verdad. Creo que el trabajo xD

      Gracias por tus amables palabras :)

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