Retratos a tiza (VII): Diversxs.

Mi profesión es complicada, porque se lidia con sensibilidades muy distintas y, ya se sabe, los adolescentes no tienen filtro (generalmente). Pero, además, mis asignaturas suelen prestarse a pisar callos con más frecuencia que otras. Educación para la Ciudadanía y Valores éticos son materias que, pese a contar con una hora lectiva semanal, tocan temas peliagudos y que requieren mucha más profundidad que la que ese tiempo prestado nos permite.

Los temas peliagudos salen. Bien porque la materia los requiere, bien porque el alumnado, haciendo relaciones de ideas, va de una cosa a otra y acaba llegando a ellos. Y ojo: con temas peliagudos me refiero a violencia de género y maltrato, inmigración, igualdad de oportunidades, discriminación, homofobia... Nada del otro mundo, a mi modo de ver. Pero cada niño viene de un contexto y bueno... Hay cosas que por muy de justicia que sean, no entran en sus cabezas. El año pasado tuve unas cuantas clases llenas de amargura porque mis chicos y chicas no entendían que NO ESTÁ BIEN que tu novio controle cómo te vistes. Tal cual.

Así que esa certeza sí la tengo: van a salir temas difíciles. Lo que no sé es cuál va a ser el escenario, la reacción. En el mejor de los casos se requiere un poco de mano izquierda y capacidad de sosegar los ánimos. En el peor, un lanzallamas y una caja de tranquilizantes para después. Este año, gracias a todos los dioses, estoy teniendo mucho de lo primero y nada -de momento- de lo segundo. Y es que tengo niños curiosos, abiertos, respetuosos. Y, además, tengo niños y niñas valientes.





Ella ya tiene 16 años. Está repitiendo cuarto y apenas hablaba. Le gusta dibujar, pero las palabras no son lo suyo. Recuerdo cómo celebré la primera vez que intervino en clase. Bajó la mirada ante tanto entusiasmo y, estoy segura, pensó que estaba algo loca (lo cual no tiene por qué ser un error). El otro día hablábamos de discriminación y de cómo es nuestra responsabilidad visibilizar la diversidad.

-Por eso yo, cuando os pongo un ejemplo, suelo deciros: "Porque si te echas novio, o novia...", ¿os habéis dado cuenta?

Un chico me dijo que eso no era necesario, que una persona gay no se iba a ofender porque entendía que si yo ponía un ejemplo heterosexual no era por discriminación, sino porque era lo normal. Entonces ella levantó la mano.

-No es así. Yo soy bisexual y...

Lo dijo, así, con toda la naturalidad y creo que con el volumen más alto que le he escuchado. "Soy bisexual". El tiempo se paró. Para ellos no, para mí. Se me paró el corazoncito. Recé internamente que nadie dijese una barbaridad. No pasó. Ella continuó hablando.

-...cuando no lo tenía claro no entendía que eso podía ocurrir, creía que la única manera de ser correcta era ser heterosexual o gay, pero que me gustasen los dos sexos no me parecía una opción, creía que tenía que aclararme, decidirme. Lo pasé mal. Por eso hay que hablar de estas cosas en clase.

Pues nada, mientras se pueda, hablaremos.





Él -utilizo este pronombre porque, de momento, es el que él utiliza- es particular, especial en muchos sentidos. Me di cuenta el primer día y lo he ido confirmando poco a poco. Mientras hablábamos de casos de discriminación que habíamos visto o sufrido. él dijo que se había sentido discriminado por varias razones y, una de ellas, fue la de no ser una persona fácilmente clasificable en cuanto al género.

-Soy un chico con muchos rasgos femeninos y eso hay gente a la que le molesta.

Entonces uno de sus compañeros, que es muy curioso y muy inocente, le preguntó sin malicia:

-Pero tú, ¿qué te sientes?

Me apresuré a ponerme en posición de ataque para parar un posible conflicto. Creo que el alumno que preguntó lo detectó, porque añadió inmediatamente:

-Que lo pregunto por curiosidad, nada más.

Mi otro alumno contestó con una serenidad pasmosa y una educación apabullante:

-Pues, la verdad, no te puedo responder. Si tuviésemos más tiempo a lo mejor podría intentar explicártelo, pero es que hasta para mí es muy difícil. No puedo darte una respuesta corta.

Me quedé esperando la repregunta, porque este alumno es de los que no se conforma con cualquier respuesta (y bravo por él), pero no la hubo. Se encogió de hombros y dijo:

-Ah. Vale. Gracias por responderme.

Y se dio la vuelta, sin más. No hubo bajas ni heridos.


De verdad que este curso me están pasando algunas cosas que no me creo...


Comentarios

  1. Los adolescentes son un pozo de sorpresas.
    Me alegra que podáis hablar más y mejor de lo que hubieses esperado.
    Va a ser un buen curso, ya verás.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Es genial. Cada vez avanzamos un pasito. Para ellos es un mundo porque es su vida. Pero son valientes, cada día más, cada día se atreven más a pensar que no tienen por qué ser iguales a los demás. Cada día se conocen mejor...

    Me has emocionado. Yo he tenido esa sensación en muchas ocasiones y primero te pones a la defensiva, a la espera de lo que pueda pasar, pero normalmente te sorprenden para bien. Y luego cuando lo piensas, madre mía, es un avance brutal para muchos.

    Besos, mi profe preciosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, lo de normalmente te sorprenden para bien... Depende XD Pero este curso está siendo así, en general, y estoy bastante contenta.

      Gracias Ro :) Besos de vuelta ^_^

      Eliminar
  3. Esto me recuerda lo equivocado que es siempre el discurso viejuno de "esta juventud de hoy en día". Porque lo cierto es que creo que generación tras generación se van dando nuevos pasos hacia adelante.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Poco a poco, aunque por otra parte también se dan pasos atrás. No sé.

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López