Mis niños.

Este año vuelvo a ser tutora, pero en lugar de tener una tutoría de adolescentes mayorzotes de 2º de Bachillerato (cosa que disfruté a muerte), me ha tocado una tutoría de adolescentes que, si no tienen el pavo, están a punto de cazarlo. En fin, ahí estoy, con 31 almas de entre 13 (casi 14) y 15 años, a los cuales tengo que aconsejar, guiar, conseguir que se lleven bien, que no tengan problemas académicos, de comportamiento, que se sientan bien consigo mismos, reforzar su autoestima y un millón de cosas más. Comprenderéis el vértigo. Con los mayores me resultaba más fácil o, al menos, me sentía más confiada.

Esta semana he tenido mi primera sesión de tutoría con alumnos. Por suerte, en mi centro, el equipo de orientación se implica bastante y nos están dando muchos recursos para que, en estos días, los alumnos se conozcan y vayan estrechando lazos. Quizá es eso lo que más me preocupa: que no se lleven bien. Un grupo de alumnos mal avenido es una fuente inagotable de problemas y, además, influye en el estado de ánimo de los chavales, en sus ganas de ir al instituto, en su actitud cuando están allí...

Pero creo que mis niños son buenos, tienen buen fondo. Son graciosos. Algunos de ellos no parecen niños de su edad (sobre todo si los comparo con los que tenía el año pasado): tienen todavía bastante de la inocencia de la infancia y relativamente poco (o nada) de esa actitud de enemistad ante casi todo que tienen algunos adolescentes de entrada. 

Y creo que son buenos, además de por el presentimiento que tengo, porque hoy han pasado cosas bonitas. Por ejemplo: en la actividad tenían que decir algo de lo que se sintiesen orgullosos. Una alumna ha dicho que no se sentía orgullosa de nada que hubiese hecho. Rápidamente los compañeros han empezado a revolucionarse.

-¡Rápido, chicos! ¡Intervención de emergencia! ¡Necesito tres voluntarios que le digan algo bonito!

Han levantado la mano siete, diez, no sé. La chica se moría de vergüenza, pero sonreía. Cuando ya iba a seguir, ha levantado la mano el "malote" del grupo. Repetidor, un poco de vuelta de todo. Le doy la palabra:

-Tienes que hacer el favor de valorarte un poco más, ¿eh?

Me he quedado sin palabras. Solo he podido sonreír.

Además, hoy he descubierto que tengo sentados en el mismo pupitre (por elección de ellos) a un forofo de la caza y a un animalista. Cuando lo hemos comentado, al hablar de las aficiones de cada uno, se han sonreído y se han dado palmadas en la espalda, afirmando que eso no les impedía ser buenos amigos.

Por último, parte de la actividad era hacerme preguntas a mí, cosas que les interesasen. Una alumna me ha preguntado si estaba donde quería estar. No deja de ser una pregunta curiosa para una niña de 14 años, ¿verdad?

Le he respondido que sí sabiendo que era verdad.




PD: Intuyo que voy a volver a hablar con alegría de mi trabajo y no sabéis cuantísimo me apetece y lo feliz que me hace.

Comentarios

  1. Pues no sabes la alegría que nos das (hablo por todos, porque estoy segura de que todos tus lectores coincidimos).
    Me encanta que te encanten tus niños y que vuelvas a sentirte feliz con tu trabajo. Y te veo la sonrisa puesta mientras hablas de ello y sonrío yo también.
    Tendrás que instaurar una sesión de tutoría semanal por aquí también, jeje...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, lo escribía con una sonrisa puesta. Ya os iré informando. Espero que esta ilusión dure. Sé que todos los cursos tienen sus altibajos. Pero a ver si este vuelve a ser un curso de más altos que bajos :)

      Eliminar
  2. Ojalá más entradas así :) ¡Espero que te den mucho material!
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Muy bien. Ahí te quiero yo, con ganas, y animada. Me encantan tus chicos, así de primeras. Los míos son más descreídos y menos inocentes. Pero estoy contenta, de momento.

    BEsos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A ver, esperemos a ver qué pasa. Ojalá todo vaya bien :)

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López