Miedos.

Todavía estoy desquitándome de la lista de cosas  que quería hacer cuando tuviese un sueldo. Y un poco, también, de una lista de cosas que nunca escribí, pero que no paraba de repasar en mi cabeza: "cosas que hacer cuando tenga la plaza". La cosa va lenta, pero segura.

Una de las cosas que estaba en ambas listas era aprender a bailar danza oriental. Danza del vientre, vaya. Hace unas semanas, como de casualidad, acabé descubriendo que una conocida imparte clases y le dije que me mantuviese informada. Tal parece que en unos días voy a ir a mi primera clase de prueba. A ver qué tal. Si me gusta, seguramente me apunte.

Y ahí está la cosa. Si me gusta. Si me gusta incluye otras cosas: si me siento bien, si no me da vergüenza, si no me veo ridícula o grotesca. Esas cosas. Y en ese sentido, no las tengo todas conmigo.

Tengo miedo de volver a dejar de hacer cosas por miedo, por vergüenza, por complejos. Si soy sincera, ya lo estoy haciendo. Y no quiero entrar en ese juego, en esa espiral. Otra vez no.

Así que aquí ando, cruzando los dedos por que me guste, por que me sienta bien, y porque el ritmo de este curso me permita aprender algo nuevo, que me apetece mucho.

Deseadme suerte.

Comentarios

  1. O sea, que te tiene que gustar por narices.

    Bien...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tiene por qué, a lo mejor no me gusta porque no es lo mío, pero no creo que sea así... Yo todo lo que sea bailar... :P

      Eliminar
  2. Pues fuera miedos y complejos!!!
    La danza del vientre te va a gustar, seguro.
    Disfruta y a mover el esqueleto...;)
    Besos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López