Léeme.


"Léeme", te digo,
y tú recitas, sin mirarme,
tus poemas.

Verso a verso
atraviesas la bruma.

Verso a verso
llegas a mis puertas.

Verso a verso
las golpeas.

Yo te abro,
tú aún no me ves,
mas con cada palabra
me arrancas una prenda.

Nombras al mar
y cae mi velo.

Nombras la sombra
y se apaga mi vela.

Nombras al amor
y me desnudas.

"Mírame", te digo,
"a ti y a la poesía entregada.
¿No quieres verme, acaso?"

Entonces alzas la mirada,
los ojos fijos en mí, extrañado:
"¿Qué crees que hacía,
mujer?"

"¿Desnudarme?", pregunto.

"No, amada:
te leía."

***

Al releer viejos poemas me doy cuenta de que a veces vivir es solo una excusa para escribir. Prefiero pensar eso a creer que soy una embustera. 

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