El arroz, parte 2.

Hace casi tres años escribí un post en este blog para recordar una fecha especial: el primer día que me dijeron que se me iba a pasar el arroz. Pues bien, hoy, casi tres años después, vengo aquí a hablar, no de lo mismo, pero sí de algo parecido: de mis ganas, posibilidades y expectativas de ser madre. 

No soy una persona excesivamente lanzada hacia los niños, creo. No me encantan. No corro hacia ellos como una loca. Eso no quita, sin embargo, que tenga muchas ganas de ser madre. Bueno, a lo mejor muchas no es la palabra adecuada, pero sí entra en mis planes, sí me gustaría. Hubo una época de mi vida en la que no quería tener hijos, pero pasó rápidamente. Ahora sí quiero. 

Cuando rompí mi última relación, algunas personas se permitieron meter el dedo en la llaga, señalándome que ahora sí que tenía difícil lo de tener hijos. A estas personas les contesté, además sin despeinarme ni pensarlo siquiera, que, por suerte, una mujer con dinero no necesita a un hombre para ser madre. Lo pensaba de verdad. Incluso me había marcado un plazo. Y, tengo que ser sincera, pensaba que esa era la opción más factible: no confiaba en entablar una relación lo suficientemente firme como para decidirme a tener hijos con nadie en el periodo de tiempo que me había marcado. Así que sí, me había propuesto, seriamente, ser madre soltera. 

No es que yo fuese una incauta, sabía que algo así debía de ser complicadísimo, pero confiaba en poder hacerlo. Creía que merecería la pena y que, a pesar de todas las dificultades, iba a poder hacerlo bien. Hoy... Ya no lo tengo tan claro. 

Bueno, sí, lo tengo claro. Hoy creo que sería imposible para mí ser madre soltera y estar medio cerca de sentirme satisfecha con mi desempeño como madre. Pero tampoco creo que lo hiciese bien con compañía. En los últimos tiempos he trabado relaciones más o menos estrechas con madres trabajadoras y veo cómo van por la vida, y yo me siento incapaz de conjugar mi vida laboral ahora mismo con el cuidado de un niño.  Y sí, quizá este año está siendo especialmente intenso, pero no creo que las cosas vayan a cambiar tanto como para que mi opinión cambie. Y, por supuesto, dejar de trabajar no es una opción. 

Así que, de un tiempo a esta parte, pienso mucho en la maternidad y lo hago, sobre todo, para irme haciendo a la idea de que no va a poder ser. Sí, ya sé, aún me queda tiempo, en un par de años las cosas pueden cambiar una barbaridad, etcétera, etcétera. Pero no sé si tanto. 

Supongo que esto me convierte en otra de esas mujeres "egoístas" que ponen por delante su interés personal, que renuncian a tener hijos para tener una vida "cómoda". Eso también me hace gracia. El hecho de que no querer tener hijos no sea una opción válida, como si la procreación fuese un deber inexcusable. Pues no, no lo es. Tenemos derecho a elegir qué hacemos con nuestra vida, simplemente. Pero, sobre todo, tenemos derecho a escoger en una sociedad en la que, en muchos sentidos, la maternidad (la faceta "privada", familiar) y la vida pública (el trabajo, entre otras cuestiones) parecen ser incompatibles en muchos casos. Y si tenemos derecho a elegir, nadie puede culparnos por tomar una decisión o la contraria.

Así que, sí, mucho tienen que cambiar las cosas para que me decida a realizar ese ideal de ser madre que he tenido de un tiempo a esta parte (y dudo que vayan a cambiar tanto). Pero si tengo que elegir, prefiero elegirme. Prefiero avanzar, disfrutar de todo aquello que he conseguido con mi esfuerzo, intentar ser feliz de otra manera (aunque probablemente yo sí note siempre que me quedó algo por hacer). Prefiero eso que mirar un día a una criatura con resentimiento y culparla, injustamente, de lo que no pude hacer, de lo que no pudo ser. O sentir que lo hice todo mal: ser madre, ser mujer, ser trabajadora, ser persona. 

Supongo que habrá quien crea que soy inmadura, infantil, floja o a saber. Puede. Sé que otras mujeres pueden. Yo no sé si puedo llevarlo todo adelante, pero lo dudo. Y se trata de algo lo bastante importante como para no hacerlo con dudas. 

Acabo ya, sin más. Solo quiero decir que admiro profundamente a todas las madres, pero a aquellas que trabajan y crían y cuidan y educan, más aún. No me explico de dónde sacan el tiempo, ni las fuerzas. 

Comentarios

  1. Se trata de un asunto delicado porque atañe sobre todo a la decisión personal y a las vicisitudes de cada uno. Obviamente, no soy mujer ni he sentido la presión social o los comentarios relacionados con la maternidad (pasar el arroz, etc.), por lo que no puedo hablar de ello. Pero sí puedo hablar de ese deseo de tener hijos y de las circunstancias que surgen en torno a esta cuestión.

    La realidad es que a diferencia de ti, Bettie, siempre he querido ser padre. Sí, claro, el proceso para nosotros se supone que es más sencillo y menos doloroso, pero no deja de ser complejo, sobre todo porque no quiero ser un modelo de padre de antaño, ¡todo lo contrario! Y la crianza o la educación de un hijo no ha sido nunca tarea fácil, aunque la mayoría sobrevivan a ello. Por una parte, tengo pareja desde hace ya cinco años, estamos bien y compartimos ese deseo, pero las circunstancias ahora no son las adecuadas, algo que también sabemos. Llegados a este punto, la pregunta es... ¿cuándo?

    Porque para empezar, necesitamos un trabajo, una estabilidad, una independencia con la que ahora no contamos del todo. Y después, cuando contemos con el trabajo, hay que saber compaginar ambas realidades, algo que no creo que sea sencillo. ¡Ya solo afrontar una de las dos es una tarea complicada! Y a su vez, saber que cuanto más tiempo dejes pasar, pues pueden surgir complicaciones por edad y por falta de fuerzas. Es decir, estamos en ese punto en que sabemos que quizás podría ser la edad adecuada, pero que nuestras circunstancias no nos lo permiten. Y si somos consecuentes, no podemos arriesgarnos a malvivir, ni nosotros ni nuestro futuro hijo o hija.

    Sin embargo, encuentro también a mi alrededor ejemplos de personas, sobre todo mujeres, que llegadas a cierta edad, sobre todo superado los treinta y tantos, con una estabilidad económica y profesional, optan por esa maternidad en solitario. Dicho de otra forma, cada vez esa decisión se retrasa más y parece que se está convirtiendo en algo normal para cierto sector de la población (generalmente formado universitariamente, digo por mi experiencia cercana).

    En este sentido, quizás hoy, en este momento, en este año de cierto estrés, la cuestión te resulte muy complicada (en realidad, creo que siempre lo será) y tengas el deseo pero no las circunstancias, pero el futuro es insondable y los límites que nos marcamos pueden variar de imprevisto. No quiero simplemente animarte con una esperanza fútil, pero sí compartir en parte tu preocupación desde mi humilde y también distinta posición. Y sobre todo decirte que no te castigues, que no te agobies con lo que consideras que la sociedad te puede decir, porque esa misma sociedad no suele ser consecuente con sus exigencias y vive siempre a base de excepciones.

    Un abrazo,
    Luis J.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras. La verdad es que estoy un poco agobiada, porque no me veía planteándome estas cosas, es como si no fuese a crecer, y vaya, ahora sí me las planteo y... En fin. Ya veremos. Dejaremos pasar el tiempo.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Ni madura, ni infantil, ni floja... sencillamente coherente.
    Es un tema complicado. Y te lo dice una mamá sin vocación de madre. Nunca lo tuve claro, no lo deseaba con ansia... simplemente un día decidí que sí, que quería ser madre. Y no sé si fue una decisión valiente, o egoísta o alocada (sólo sé que, a día de hoy, no me arrepiento).
    ODIO a muerte esa frase de "se te va a pasar el arroz". Dan ganas de contestarles que "mi útero no es una olla exprés".
    Cada persona es un mundo y cada uno dueño de sí mismo, así que deber ser libre de escoger una cosa u otra.
    Sí, es cierto que a veces es muy complicado. Y eso de "ahora no es el momento" también puede ser frustrante. Recuerdo a un amigo que me dijo, cuando me planteé por primera vez que quería ser madre pero pensaba que no era el momento: "si te paras a pensarlo realmente nunca será el momento". Y creo que tenía razón.
    Cierto que sería una locura que alguien se plantease traer una criatura al mundo sin tener un techo y alimento para darle. Pero también es cierto que si esperamos a que todo a nuestro alrededor sea perfecto, nunca llegará el momento adecuado, porque nunca será todo perfecto.
    Y que si uno no quiere ser padre o madre, tampoco pasa absolutamente nada. Si uno no siente esa necesidad, ¿por qué va a hacerlo?¿porque se lo imponga una estúpida sociedad? Nooooo
    Tienes tiempo, Bettie (unos años más sí) y no sabes aún lo que te deparará la vida. Y sabes, por experiencia propia, que en un solo año la vida puede dar un giro de 180 grados.
    Hoy hablas de un post que escribiste hace casi tres años; quizá dentro de tres años escribas un post maternal... ¡Quién sabe lo que puede pasar!
    Cuando sea el momento de decidir de verdad si sí o si no, lo sabrás. Y entonces actuarás en consecuencia.
    Pero no te agobies aún, porfa...

    P.D.: no quiero influir, ni inclinar la balanza hacia un lado ni hacia el otro, pero quiero decirte que estoy segura de que serías una madre genial

    P.D.2: Entre Luis J. y yo te hemos hecho otro post completo...jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja, yo no creo que fuese tan buena madre. Pero en fin, apuraré esos años, y a ver qué pasa. En cualquier caso, me voy haciendo al a idea, por lo que pueda pasar...

      ¡BEsos!

      Eliminar
  3. es muy dificil cuando en el trabajo de una, hay dos embarazadas y una mujer que se casa la semana que viene. Tener que poner cara de "Que bueno!" apesta!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues si no te apetece, no pongas la cara, que tampoco es obligatorio jaja (Aunque te mirarían mal, seguro, eso sí)

      Eliminar
  4. ¡Ay, Bettie! Qué bien dices las cosas.
    Estamos en tiempos en los que, por primera vez en la historia, la mujer puede decidir si quiere ser madre o no. Admitámoslo, es tabú, cada vez menos, pero lo es. De ahí lo del "arroz" (por cierto, prepárate para eso y más porque los comentarios insidiosos crecen exponencialmente con cada año que pase).
    Si algún día eres madre, serás una madre fantástica y si no, seguirás siendo una mujer fantástica. Que no se te olvide.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé yo si fantástica, pero bueno, se hará lo que se pueda. Como mujer, como madre, y en general.

      Gracias.

      ¡Besos!

      Eliminar
  5. Es cosa tuya y de nadie más, pero solo quiero hacerte una observación. Las que tenemos hijos no somos superwomen. Nos planteamos cada día si lo estamos haciendo bien y a veces sabemos que no lo estamos haciendo como nos gustaría, y no llegamos a todo. Si dedicas tiempo a tus hijos, le dedicas menos a la pareja, a la casa, a salir, a escuchar música... yo qué sé. No me gusta esa gente que me vende que llega a todo porque no es verdad. No se puede, salvo con dinero y ayuda externa. Si te apetece ser madre, de la manera que sea, llegarás a lo importante, de eso estáte segura. Como muchas, y no son especiales.

    Si te enseño fotos ahora mismo de mi casa fliparías mucho con los montones de ropa y camas sin hacer, pero estoy revisando blogs y teniendo momentos de tranquilidad. Justo ahora voy a recoger la cocina, que ayer no pisé por ella y, oye, no se ha caído el mundo, pero sí estuve en un concierto de mi peque y sí estuve dándole achuchones antes de dormir.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo te admiro muchísimo, Ro. Pienso en ti un montón, en cómo fue posible que trabajases, con tu niño tan pequeño. En cómo es posible que saques tiempo para todo lo importante. Ojalá fuese como tú, eres mi ídola. Aunque no seas perfecta.

      :*

      Eliminar
  6. Yo no doy madre. Y no es por egoísmo. Es por sentido común.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por sentido común, por preferencia, por las circunstancias, por lo que sea. Cada uno tiene sus circunstancias, y deben ser respetadas. Punto final.

      Besos, preciosa.

      Eliminar
  7. Has dicho tú tantas cosas y te han dicho tantas otras que escribir yo ya sería repetirme!!
    Pero brevemente, hay algo que me da mucha rabia y la diré aunque sea una gran obviedad: no habría tantos quebraderos de cabeza si no fuera por esta mierda de situación laboral que tenemos en este país. Obvio, sí. Pero tenía que decirlo. Que muchas veces, los que más justifican esta situación social son los que más juzgan después, y te dicen que se te pasa el arroz.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. PUes sí. Están justificando el trabajo esclavo y luego dicen que por qué no tenemos hijos. Ahá.

      Eliminar
  8. He leído esta y la entrada del arroz parte 1 y no he querido dejar de comentar.
    La primera vez que me hablaron de lo cerca que estaba de que mi paella se quedara un poco chucurría creo que estaba en el entorno de los 25. Los comentarios provenían en su mayoría de personas de otra generación, en las que lo habitual a esa edad era tener uno o dos hijos ya. Entonces no me resultaba molesto, ingenua yo: como tú, ser madre siempre ha formado parte de mis planes de vida, a excepción de una época en la que mi mundo se destruyó tal y como lo conocía y no tenía demasiada confianza en mí misma, no me gustaba lo que reflejaba el espejo y pensaba que sería una madre inadecuada. Por aquel entonces pensaba que cuando quisiera, podría, y soñaba con mi familia numerosa.
    En mi caso sí tengo pareja estable y una cierta estabilidad económica. Nos casamos (no porque relacionemos el matrimonio con la descendencia, pero las presiones aumentaron entonces) cuando yo tenía 26 años. Esperamos unos años más a cerrar unos proyectos profesionales y a mis 29 quisimos dar el salto. No había sido más feliz en mi vida.
    Han pasado 3 años. No hay atisbo de hijos. Lo tenemos muy difícil. Y duele, duele mucho por los motivos que sean empezar a pensar que quizá no van a llegar, que no depende del deseo, ni de la actitud, ni de la aptitud, que simplemente la naturaleza a veces decide por uno silenciosamente, sin que lo sepamos. Y no, nadie nos ha advertido que en el mundo moderno se puede decidir cuando NO tener hijos y el sí está también a merced de la suerte. Es un choque bastante fuerte. Yo ya he renunciado a mi familia de tres.
    En este tiempo he pensado mucho en las personas que no tienen pareja, que rompen una larga relación y me imagino cómo se sentirán. Supongo que es una sensación parecida a la que yo puedo sentir por estar fuera de la corriente "mayoritaria" de la sociedad. Y uno puede llegar a creerse muy solo.
    Que me extiendo, si yo solo quería mandarte un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me llega el abrazo, y me llega muy fuerte y muy cálido.

      Gracias. Y bueno, no pierdas la esperanza. A lo mejor a tres no llegas, pero quién sabe... :)

      Mil besos.

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López