Libro: La Carne, de Rosa Montero.


Lo mío con este libro fue amor a primera vista: en cuanto leí en Instagram un párrafo (culpa de Julia), me enamoré. Por si acaso no había tenido suficiente, Julia me pasó un fragmento más por privado en Twitter y decidí que tenía que comprármelo. Vamos, dicho y hecho: lo encargué la semana pasada, lo recogí el martes de esta semana y anoche lo acabé. Hacía tiempo que no leía con tanta ansia. Vamos a por la reseña.

¿De qué va el libro? 

Soledad es una sexagenaria que contrata un gigoló para dar celos a un antiguo amante. La relación que iba a consistir, únicamente, en un intercambio comercial, se complica cuando se ven envueltos en un atraco. Pero bueno, en realidad todo esto no importa demasiado, y a continuación os cuento por qué. 

Hablando del libro...

A ver, no es que el hilo argumental dé igual, es que a mí me ha dado absolutamente igual. Podría haber sido una historia completamente diferente, me habría dado lo mismo. Se supone que la novela es un thriller, pero vamos, que si la compráis por la intriga y la emoción, os vais a llevar un chasco, porque como historia, como narración, me parece bastante meh. Vamos, ni meh. Si quitamos todo lo bueno que tiene el libro y dejamos la narración de la intriga, a mí me deja fría. Vamos, que no. 

Peeeeeero, y el pero es importante, La carne no es solo un thriller, y para mí, no es principalmente un thriller. ¿Qué diría yo que es? Un ensayo novelado o algo así. ¿Qué vale la pena de este libro? Los pensamientos de Soledad. Sus pensamientos y el análisis que hace de sus recuerdos. Eso sí es oro. O, al menos, a mí me lo ha parecido. Tengo el libro lleno de pegatinitas y marcadores, pero no en relación a la trama, nunca en relación a la trama, sino siempre marcando algún pensamiento de Soledad. 



No he leído demasiado de Rosa Montero, pero lo cierto es que en lo que he leído, cuando se pone a reflexionar te arrastra con ella y es maravilloso. Hay un montón de fragmentos que me han gustado y, aunque pueda parecer raro, he entendido mucho a Soledad y me he sentido muy identificada con ella en algunos momentos. En otros no tanto, o nada, pero no ha dejado de parecerme muy interesante lo que pensaba. 

Y, como guinda, las reflexiones sobre "escritores malditos" que hace la protagonista. Geniales, curiosas. Dan ganas de seguir investigando y averiguando cosas sobre ellos. 

En resumen, ¿lo recomiendo? Pues depende. Como thriller o novela al uso, no. Pero como pretexto para darle un par de vueltas al coco sobre el amor, el sexo, la locura, eso de envejecer, las obsesiones, la literatura o el hecho de ser uno de los malditos, pues sí. También es cierto, no lo niego, que a lo mejor ha llegado a mi vida en el momento correcto. No lo sé. 

Y ya está.  Para lo mucho que he disfrutado la lectura, como que tengo poco que decir, ¿no?

Os dejo un trocito...

Entonces, ¿en eso consistía querer de veras a un hombre? ¿En una condena a la locura, como Dolores, en un tenaz ejercicio de autodestrucción, como Lejárraga?

En resumen, este libro... 


Ahora continuaré con la lectura de Frankenstein, que lo dejé en pausa. Ya os iré contando :)

¿Alguien ha leído La carne? ¿Qué os ha parecido?

Comentarios

  1. Me alegra que te haya gustado tanto. No hay nada más decepcionante que coger un libro con ganas y te defraude.
    A veces no es lo que uno escribe sino cómo lo escribe...
    ¡Madre mía! me marea ver todas esas marcas en el libro. Si juntas todas las frases que has anotado, se hace otro libro...jeje.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. JAJAJA, pues casi. Es que me gustó mucho, mucho, mucho.

      Eliminar
  2. De Rosa Montero leí algunos libros hace ya años, y me lo pasé muy bien con algunos (mi favorito: Historia del Rey Transparente, aunque a saber si lo releyera ahora). A ver si vuelvo a algún título tuyo...
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López