Profesores brillantes. (#DíaMundialDelDocente)

Hoy es el Día Mundial del Docente. El año pasado también os escribí un post, sobre la primera vez que me emocioné en clase. Un año más tarde me temo que me va a quedar un post menos emocional. Supongo que es normal cuando una está enterrada en burocracia y pruebas iniciales hasta las cejas. Es más, este año me va a quedar un post algo pesimista, lo veo. 

La cosa es que, en fechas como estas, todos recordamos a profesores brillantes, excelentes, maravillosos y estupendos. Se habla de esos profesores que han cambiado la vida a escritores, artistas, filósofos, políticos... Se habla de esos profesores que, finalmente, nos hicieron entender las matemáticas y, sin los cuales, ahora no seríamos físicos o ingenieros. O de la primera maestra que nos recomendó un libro que sí nos gustó leer, el que nos convirtió en letraheridos sin remedio. Se habla de esos profesores que marcan. Y se pide, directa o indirectamente, que los demás estemos a la altura. 

Yo decidí ser profesora por amor a la enseñanza y por amor a la filosofía. Quería ser una profesora de esas con las que, aunque no te encante la materia, por lo menos la medio entiendes y no te aburres. Incluso sacas algo de provecho. Creía -y creo- que la filosofía se merece profesores así. Y, sin embargo, hoy no tengo claro que pueda llegar a acercarme a ese ideal. 

Sí, soy una persona con mucha pasión por lo suyo. En serio. Deberíais verme cuando entro a una clase, siempre entusiasmada, siempre intentando hacer que sientan que no están perdiendo el tiempo (porque significa que yo tampoco lo estoy perdiendo), siempre dispuesta a que vean que aquello que dijeron los filósofos tiene sentido hoy todavía. Os lo digo en serio, aunque suene tópico: cuando entro a una clase, me transformo, se me olvida cualquier problema que tenga. Lo noté desde el primer momento. 

Y aún así...

Aún así no creo que llegue, no a mi ideal, sino a acercarme siquiera. A lo mejor tiene que ver con que este curso me siento una profesora terrible, no sé. Quizá sea que estoy teniendo muchísimas dificultades. O quizá sea la rabia de ver el saber que tanto amo rebajado a "lo que no es Religión". No lo sé. 

Pero también puede ser, no lo descarto, que no esté a la altura de mis propias exigencias ni de lo que la filosofía y mis alumnos (algunos) se merecen. 

Pero, de todas maneras, supongo que no todos podemos llegar a ser profesores brillantes... 


En fin. Voy a seguir amargándome con las pruebas iniciales. 

¡Hasta la próxima! 

Comentarios

  1. Si me lo permites me gustaría decirte que creo que es una cuestión de perspectiva, a ver si me sé explicar. Entiendo perfectamente lo que dices, porque tengo esa sensación igual que tú. No obstante, creo que ser profesora en la madurez me está dando un punto de vista diferente a cómo me lo hubiese tomado siendo más joven. A ver, me encantaría ser la profe ideal, la que deje huella, la adorada, la esperada...Pero si no lo soy, dando y poniendo todo el entusiasmo que pueda, no pasa nada. De todos modos, lo que creo que no se puede pretender, y esto es lo importante, es ser la profesora más especial del mundo nada más empezar a trabajar. Tendrás que darte muchas "hostias" antes, errar mucho, aprender más, tener alumnos que sean conejillos de indias, probar con ellos, probarte tú, buscarte como docente, encontrarte, perderte...en fin, que a conducir se aprende conduciendo y a enseñar enseñando. Me gustaría decirte que serás una gran profesora, ¡oye! no es que lo sepa a ciencia cierta pero si tu entusiasmo se mantiene como hasta ahora, seguro que sí lo serás, que alguien acabará contagiado por tí. Pero date tiempo, sobre todo ¡date curso! que acabas de empezar y la burocracia quita mucho tiempo y energía. Yo, que estoy mayor ya, no renuncio a ser una buena profesora, creo que eso se consigue a base de constancia, autoevaluación y aprendizaje continuo por mi parte, pero no me quita el sueño. No dejo que me lo quite. Siempre me acuerdo del primer día que llegue de becaria a la radio, justo ese día, 1 de julio del 97, habían liberado a Ortega Lara y yo hice mis prácticas en Burgos, de allí era el hombre con lo que el centro de operaciones de la emisora ese día fue Burgos. El jaleo que había en la emisora era tremendo, vamos que no nos hicieron caso, ni nos vieron, a los 6 becarios que empezábamos ese día y nos tuvimos que limitar a ver cómo trabajaban los profesionales. Yo estuve a punto de no volver. Cuando la cosa se calmó lo primero que hice fue advertir al director de la emisora que yo JAMÁS iba a llegar a hacer eso que había visto el primer día, al menos que no sería capaz de hacerlo en los 3 meses de las prácticas. Puedes imaginarte cómo acabó la historia, ¿no? Incluso me quedé de encargada, llaves de la radio para mí solita, durante el puente del 15 agosto, por si pasaba algo. Claro que pude y lo hice tan bien como había visto trabajar antes. Así que creo que lo único que te falta, que no es baladí, es experiencia laboral. Confianza en tí. Conocerte profesionalmente. Dentro de una década me cuentas, verás de que manera ha cambiado tu percepción.

    Por cierto FELIZ DÍA PRECIOSA. No llores por no poder disfrutar del principio, porque la burocracia no te dejará ver tu talento. (Más o menos ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He escrito un post...(upss) Espero al menos haberte animado.

      Eliminar
    2. Me ha encantado, Perri.

      Besos a las dos.

      Eliminar
    3. Eres bonita, del derecho, del revés y de todas las maneras.

      Gracias, Perri. :)

      Eliminar
    4. Gracias profes. Ambas sois mi mejor inspiración. Besazos.

      Eliminar
    5. Perri, qué grandes verdades las que has dicho :)

      Eliminar
    6. Perri, qué grandes verdades las que has dicho :)

      Eliminar
  2. No sé si serás brillante (o lo que tú consideres brillante...). Todo depende de la perspectiva con la que se mire. Pero sí sé que eres y serás una gran profe.
    ¡Feliz día del docente!
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Lo que te iba a decir, ya de te lo ha dicho Perri, y muy bien dicho. Sólo añadiré un ingrediente más para ser un buen profesor: sentido del humor.

    No, no se trata de entrar a clase contando chistes (aunque alguna vez nos hará falta, sí); me refiero a saber reírnos de todas las adversidades que se nos vienen encima (o que nos echan encima) cada día, comenzando por esas programaciones y esas unidades didácticas que tantas horas nos roban y que quedan fuera de combate nada más pisar el aula. Reírnos de las estrategias de algunos alumnos para boicotear la clase. Reírnos de las madres que nos quieren enseñar a tratar con adolescentes hormonalmente desbocados en grupos de 35. Reírnos de los compañeros afuncionariados que se burlan porque todavía buscamos formas atractivas de explicar la materia. Reírnos de la administración que mete en las aulas más alumnos de los que físicamente caben. Reírnos de los que se quejan de «lo bien que vivís los maestros».

    Sí, necesitamos mucho sentido del humor para sobrevivir a todo eso.

    Bueno, follar mucho también ayuda, aunque eso nunca te lo explican los de prevención de riesgos laborales. Pues, hale, ya estás avisada. Y no pierdas los ánimos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con lo de follar mucho me has matado, chico. Es que no tengo tiempo ni pa eso xD

      Intento reírme, pero sí es cierto que ando algo falta de humor últimamente. Voy a tener que hacer algo al respecto :)

      Eliminar
  4. Filosofía es una asignatura que nunca me gustó, esto posiblemente no te guste pero para mí era algo así como "hora de aburrirse" (bueno, varias asignaturas eran así). Yo es que era y soy más de ciencias naturales.

    No sé si he tenido profesores brillantes, pero algunos estuvieron bien. Creo que más que profesores necesitamos ser autodidactas; no veo con muy buenos ojos el sistema educativo, incluyendo profesorado (sin ánimo de ofender).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No a todos nos gusta todo, es normal.

      En cuanto al sistema... La meta debería ser que la gente saliese de él dispuesta a seguir aprendiendo por su cuenta... Peeeeero...

      xD

      Eliminar
  5. He sido profesora de español para extranjeros en una ONG. Vale, no es comparable pero para el ejemplo creo que sirve. Lo primero que me dijo la secretaria general fue: "No van a aprender prácticamente ninguno. No van a avanzar. Pero tienes que intentarlo. Es nuestro deber."

    Y a veces, sí que aprenden. Que no te baje el ánimo, Roma no se hizo imperio en un día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Por qué no es comparable? Claro que lo es. Es un reto también :)

      ¡Besos!

      Eliminar
  6. Ànimo! Mi marido està terminando su doctorado en filosofía del derecho y tiene que oir cada chorrada... Y la filosofía es vida. Un beso fuerte!!

    ResponderEliminar
  7. Bettie, tú no vas a ser buena profesora, tú vas a ser mejor!!

    ResponderEliminar
  8. Bettie, tú no vas a ser buena profesora, tú vas a ser mejor!!

    ResponderEliminar
  9. Por lo que vas contando en el blog, me pareces una profesora estupenda!!
    Seguro que ese desánimo que tienes es por culpa de la burocracia de la que hablas al principio. Ya verás como con un poquito de tiempo, lo ves todo mucho mejor ;)
    Un beso, guapa :)

    ResponderEliminar
  10. Yo sé que eres una gran profe. ¿El problema? Creo que es la situación estructural. Cómo está montado todo, que no ayuda ni a profesores ni a alumnos que quieren tirar para adelante. Dices: "Quizá sea que estoy teniendo muchísimas dificultades. O quizá sea la rabia de ver el saber que tanto amo rebajado a "lo que no es Religión".
    Y yo creo que es eso.
    También estoy muy de acuerdo con Perri M. ¿Ser el mejor profe? ¿O un profe sobresaliente? A ver, que lo que voy a decir ahora no va en consonancia con lo que se vende estos días... pero no creo que sea positivo ponerse siempre metas tan altas. Y lo sé. Suena horrible, suena a tirar la toalla, a ser conformista. Y no. Tampoco es eso. Yo opino que hay que querer ser un gran profesor, pero si no conseguimos ser perfectos, pues qué cojones, somos humanos. Yo este verano tuve ese pensamiento, de que no pasaba nada si no era el mejor. Y probablemente no fui el mejor, pero me consta que quedaron contentos conmigos. Porque quitarte presión es liberarte, y estar liberado ayuda a hacerlo bien.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un poco todo. También que está siendo todo un reto...

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López