Orgullosa de ellxs. Orgullosa de mi trabajo.

Hay días en que me siento orgullosa en el trabajo. No es demasiado común, no creáis. Sí es común que me sienta divertida, alegre, sorprendida, satisfecha... O, por el contrario, abatida, triste, impotente... Pero orgullosa, orgullosa... No, no es común. Pero hace unos días me sentí tan orgullosa que casi creí que iba a reventar. 

La cosa empezó con mis pequeñujos de valores. Tengo en esa clase a unos veinte alumnos (si asisten todos, lo que no suele ser normal) y, salvo alguna excepción y según se dice, cuento con lo mejorcito de cada casa. No es infrecuente ver que alguno de estos alumnos está expulsado. De hecho, algunos ya se van para un mes completo. Fue en este grupo donde puse mi primer parte de amonestación y, después de ese, ha venido alguno más. Pero, poco a poco y no sin problemas, he conseguido que nos llevemos bien. Hace ya tiempo que no tengo que tomar ese tipo de medidas con ellos, lo cual es todo un logro. 

Pues bien, parte del currículo de la asignatura son los primeros auxilios. En mi centro hay un ciclo formativo que trata esos temas. Hablé con mi compañera y le dije si le parecería bien hacer una especie de "colaboración" y que sus alumnas explicasen a mis alumnos pequeños lo más importante sobre primeros auxilios y demás. Mi compi, que es muy curranta y entusiasta, accedió, y dijo que llevaría muñecos y todo lo que hiciese falta. Y sus alumnas, hay que reconocerlo, se lo curraron preparando presentaciones de Powerpoint y poniéndose delante de ellos, que no es fácil.

Pues bien, la charla fue sobre ruedas. Yo tenía algo de miedo, porque me los conozco, y no las tenía todas conmigo de que fuesen a comportarse bien con gente desconocida, pero apenas empezó sentí que todo iba a ir bien. Estaban atentos no, atentísimos, muy formales, respondiendo a todas las preguntas, ofreciéndose voluntarios a todo... Y yo, detrás de ellos, controlando el panorama con una sonrisa que no me cabía en la cara. 

Cuando acabó la charla, las alumnas y mi compañera se acercaron y me dijeron: "Qué nenes tan bonicos". Y yo pensé: "Madre, si vosotras supieseis..." 

Ni qué decir tiene que en la siguiente clase les felicité por su comportamiento muy efusivamente. Y, ¿a que no sabéis qué me dijo uno de ellos?

-Maestra, felicítalas a ellas también, que lo hicieron muy bien.

¡¡¡Yo me los como!!!



Pero no acabó ahí la cosa. Ese día tenía UNA MADRE. Y ante eso una no sabe cómo reaccionar, porque no sabe qué va a encontrarse. 

Saludé a la madre, la llevé al despacho que tengo para atención a padres y le dije cómo iba su hija. Tengo pendiente un retrato a tiza de esta alumna, pero así, en líneas generales, le dije que era una chica con mucha cabeza, no para memorizar, quizá, pero sí para pensar. Le comenté que siempre tenía alguna aportación interesante que se alejaba de lo que solía responder todo el mundo. Y que creía que ella estaba acomplejada, que era más inteligente de lo que ella misma creía. Y es verdad, es lo que pienso.

La madre se emocionó. No llegó a llorar ni nada por el estilo, pero se le empañaron los ojos. 

"Quería darte las gracias", me dijo, "por lo bien que haces sentir a mi hija. Eres su profesora favorita, está encantada contigo. Bueno, todos los de su clase lo están".

Vale, eso es mucho generalizar, pero yo sé que M. está encantada conmigo, y yo con ella. Pero ¿hasta ese punto? ¿Tan importante era que la madre se emocionaba al contármelo? Pues se ve que sí, porque las pequeñas felicitaciones que le dirijo de vez en cuando (merecidas totalmente) la han animado muchísimo, según me dijo su madre.

Y entonces, a pesar de que no es común, me sentí orgullosa de mi trabajo. A lo mejor no soy la mejor enseñante del mundo, a lo mejor mis alumnos no sacan las mejores notas, pero algo estoy haciendo bien si esa chica que se creía tonta ahora está tan motivada. 

Se me pasó pronto, todo sea dicho, pero recordé esa emoción cuando M., en la siguiente clase, me dijo a voz en grito y delante de todos sus compañeros:

-¡Maestra! ¡Mi madre se fue tan contenta que me hizo macarrones para comer! 

Los macarrones son su comida favorita, así que yo, a modo de despedida, le dije a la madre que, hombre, por favor, hiciese el favor de hacerle macarrones a M., que se los había ganado. Ambas nos reímos y me dijo que sí, que se iba directa a hacérselos. 

-Yo también me fui contenta, ¿sabes? -le respondí.

Ella levantó el pulgar y me guiñó el ojo. 


Ay, queridxs... Se puede ser tan estúpidamente feliz con tan poco... :)

Comentarios

  1. Que anécdota tan bonita :)

    Aunque es muy fácil enamorarse de ti <3

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. No sé por qué, pero especialmente cuando hablas de los nanos me tocas la fibra. Me emociona cómo eres con ellos, cómo son ellos contigo incluso aunque sean los que al resto de profes los llevan locos, y lo que se deja ver tras ello. Cuando un trabajo te apasiona se nota, ellos lo notan, y pese a las circunstancias ("reputación" + edad) tratan de dar la mejor versión de ellos mismos para con quien se lo merece. En fin, eso, que me encanta cuando hablas de tus nanos.

    Besos, Bettie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí también me gusta mucho hablar de ellos. Deformación de profe, supongo xD

      Eliminar
  3. Yo SIEMPRE lo he dicho: eres una gran profe. Grandísima.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  4. Es que eres genial. U a veces hay días así, de orgullo. No son muchos, no te voy a engañar, pero hay días en que parece que algo has hecho bien. Hoy día alumnos me han felicitado diciendo: felicidades, mamá. Ellos y yo sabemos que me he portado como una segunda medre con ellos. U se me saltaban las lágrimas...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, no son muchos. Pero hay pequeños detalles. Y jo, emocionan.

      Tú sí que eres genial, Ro :)

      Eliminar
    2. Lo peor es contestarte a toda prisa con el móvil y ver que no he dado una... en fin.

      Besos.

      Eliminar
  5. Pues hasta yo me siento orgullosa...:)
    Es genial, Bettie. Se ve que lo estás haciendo bien. Créetelo

    ResponderEliminar
  6. Con tan poco?? Lo que haces es mucho, muchísimo. La escuela (entiéndase insti o cualquier otro centro educativo) debería ser eso, lo que tú pretendes. Además de formar a personas formarlas como personas, con valores. Y la confianza en unx mismx es un pilar básico.

    Gran trabajo Bettie!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Geralt. En el blog es que queda muy bien. Luego tampoco es tan impresionante XD

      Eliminar
  7. Bettie, ¡¡que haces muchísimo!! Pones toda la carne en el asador y eso se nota. Lo notan ellos y lo notan en sus casas ¡seguro!

    Me encanta leerte tan contenta y, sobre todo, mucho más segura de ti misma en cuanto a la enseñanza.

    Enhorabuena, guapetona, ENHORABUENA en mayúsculas :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López