No eternity.
Se conocieron a la puerta de la sala Babylon. El concierto había terminado y ella lidiaba con el silencio apoyada en la pared al lado de la puerta sorbiendo de un cubalitro de kalimotxo. Él, en cambio, disfrutaba del ritmo de sus gestos. Ella vio que la miraba y le sonrió.
-¿Quieres? -dijo, levantando el cubalitro.
-Preferiría beber de tus labios -respondió él, sorprendiéndose al escucharse.
La sonrisa de ella se amplió y él pudo percibir un destello en sus ojos: tenía la mirada de una niña que se dispusiese a cometer una travesura deliciosa. Lo tomó de la mano y lo arrastró hasta un rincón oscuro. Se entregaron el uno al otro allí, de pie, apresurada e intensamente.
Él acertó a pedirle el teléfono mientras se abrochaban los pantalones.
-No tengo móvil -respondió ella-, pero puedo darte mi Messenger, si quieres.
"Mucho mejor", pensó él, intuyendo noches de charlas hasta la madrugada. Apuntó su email en un sms, lo guardó en borradores y volvió a besarla. Ella le sonrió de nuevo y se marchó, subiendo las escaleras a la carrera y perdiéndose en la oscuridad de la noche conquense. La observó alejarse. Pensó que se parecía a Cenicienta, si Cenicienta hubiese sido heavy, y sonrió al caer en la cuenta de que ella no iba a perder el zapato: llevaba las botas muy bien atadas. Para pisar fuerte.
Al día siguiente él se conectó al Messenger y se dedicó a esperarla mientras escuchaba música que, hasta aquel momento, había calificado de "moñas". Sonaba "Poison", de Alice Cooper cuando apareció el cartel azul: "*DarkAngel* acaba de iniciar sesión".
Hablaron, sí. Ambos descubrieron que el otro era algo más que un desahogo de una noche cuando vieron que la luz del sol comenzaba a entrar por la ventana.
No pasó mucho tiempo hasta que su cita a través del monitor se convirtió en un hábito. Se contaban sus planes, sus problemas, sus sueños y sus miedos, pero no solían hablar de lo que sentían. Un día él rompió la regla no escrita y le dijo que la quería.
Ella escribió un mensaje y lo borró varias veces mientras él esperaba sin respirar.
-Deberíamos hacer algo al respecto, ¿verdad?
Decidieron quedar. Ella no vivía en la ciudad y tendría que planificar el viaje. Entretanto siguieron hablando e intercambiando emails. Él leía una y otra vez los que ella le escribía: misivas apasionadas, entregadas, poéticas. Suspiraba y, cuando exhalaba el último soplo de aire, sentía que algo andaba mal. Que aquello era demasiado perfecto para ser cierto. Pero prefería no prestar atención.
Llegó el día de la cita. Él aparcó el coche frente a la estación de autobuses porque había llegado con el tiempo justo. Cuando entró, el autobús que ella había tomado ya estaba allí. La buscó con la mirada entre el gentío pero no la vio. No tardó mucho en darse cuenta de que aquel no era el autobús que ella había tomado, sino el que debería haber tomado.
Cuando volvió al coche encontró una multa de la Policía Municipal en el salpicadero. La arrugó con furia y la tiró allí mismo. Condujo a toda velocidad de vuelta a casa y se conectó al Messenger. Cuando ella apareció, un par de horas más tarde, él no esperó un instante para hablar.
I will unlock my door and pass the cemetery gates ha dicho:
No has venido.
*DarkAngel* Sin with me ha dicho:
No has venido.
*DarkAngel* Sin with me ha dicho:
No.
I will unlock my door and pass the cemetery gates ha dicho:
Nunca te fíes de una poeta.
*DarkAngel* ha dicho:
Ni de un animal herido.
*DarkAngel* se ha desconectado.
Nunca volvieron a saber el uno del otro. Ella aún pasa noches en vela imaginando qué podría haber pasado si hubiese acudido a la cita, si no se hubiese dejado llevar por el miedo, si no hubiese prestado tanta atención a su pasado. Él sigue odiándose por no haber sabido lamer sus heridas.
Mi pequeño homenaje (cutre) a la sala Babylon, que cerró sus puertas la semana pasada.
No conozco la sala, pero sí esa sensación de pérdida de pasado y referentes que impulsan estas historias.
ResponderEliminarMe gustó
Gracias, Pilar.
EliminarNo sé como te apañas, pero me encantan todos tu relatos :)
ResponderEliminarUn beso, guapa :)
Muchas gracias, Julia. Será que los miras con buenos ojos.
EliminarOh, qué nostalgia con lo del Messenger y el tener que apuntar las cosas en los borradores de un sms. En muchas ocasiones pecamos todos de cobardes, o quizá de demasiado prudentes si queremos adornarlo un poco, y luego van pasando los días y nos preguntamos qué habría pasado si… Pero en fin, así de complicados somos en ocasiones los seres humanos. Besos.
ResponderEliminarEstá bien ambientado, ¿eh? xDDD
EliminarAh, esos "y si" que se quedan para siempre...
¡Besos!
Si no fuésemos tan cobardes, a veces...
ResponderEliminarBonito relato, Bettie
Un besote
Gracias Rosa.
EliminarMessenger, qué recuerdos, y cuántas cosas has hecho.
ResponderEliminar¿Yo? xDD
EliminarYo debo de ser rara, porque lo mío siempre son "y si no..."
ResponderEliminarJajajaja, sí, desde luego eres especial...
EliminarQué complicados son los sentimientos :(
ResponderEliminarUn abrazo!
Pues sí. Aunque a veces quizás nos los hacemos más complicados de lo que son.
EliminarIba a responder algo parecido... Los sentimientos no, las personas, que tendemos a complicarlo todo y a amargarnos la vida aún cuando la vida se empeña en darnos una oportunidad.
EliminarBuen relato ;)
Tú eres de los míos, entonces XD
EliminarNada de cutre! A mí me ha gustado mucho el relato. Será ficción pero es perfectamente creíble, estudios magia :)
ResponderEliminarBesitoo
Gracias Angie :)
EliminarQué genial, me ha encantado leerlo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ali.
EliminarPor un momento pensaba que estaba basado en hechos reales tuyos xD Con ese final se me ha quitado la idea pero igual no es así xDDDD
ResponderEliminarYo sigo guardando cosas en el móvil en las notas jajaja pero porque ya sabes que no uso el smartphone de principal xD
Aunque el otro día dije: Ei, que tengo una libreta XDDD
Me ha gustado aunque acabe así de triste ♥
Está basado en hechos reales en parte, y en otra parte no xDDD
Eliminar¡Besotes guapa!