Amor de padre (en forma de galletas).

Ya os he dicho alguna que otra vez que en mi casa el tema de decirnos cuánto nos queremos, como que no. Aquí somos más de gestos que de palabras. Y yo, aunque con otras personas suelo ser muy expresiva, en casa estoy dentro de la dinámica establecida, así que intento demostrar con actos lo que quiero a mi familia. Quizá por eso, porque lo intento mucho y muy fuerte, también veo esos pequeños gestos con claridad y los valoro con intensidad. 

Aunque ya no soy ninguna niña, tiendo a ponerme encima la presión de que mis padres se sientan orgullosos. Sí, puede parecer una estupidez, pero así es. Y  me ocurre especialmente con mi padre, a quien quiero y admiro más de lo que podría llegar a expresar. Así que cuando él hace uno de estos gestos de cariño y orgullo yo... Pues tengo que sonreír mucho y aguantarme las lágrimas, porque es que me emociono, no lo puedo evitar.

Ayer martes fue mi primer día de clases "largo". El lunes entro tarde al instituto (tengo un horario para enmarcar, y no lo digo yo: varios compañeros me han recomendado que lo haga, porque no volveré a tener uno así de bueno -sic.-), así que el primer día que madrugo de verdad es el martes. Salía yo ya de casa con el bolso en la mano, la mochila colgada, las llaves del coche en la otra mano y la cabeza ya en el instituto. Cuando abrí la puerta me encontré a mi padre, que iba a poner la llave para abrir desde fuera. Venía de por el pan. 

-¿Ya te vas? -me preguntó.

-Sí -respondí-, prefiero llegar con algo de tiempo que justa. 

-Toma -dijo, ofreciéndome una bolsa-, te he comprado unas galletas de esas que dijiste ayer. Las he visto así morenas y he pensado que eran las que decías. A ver si te gustan. Llevan chocolate y avellana, creo. 

Efectivamente, el día anterior yo había hablado de la impresión que me causaron unas galletas que vi en la panadería. Morenas, como dice mi padre, con trocitos de chocolate y frutos secos (efectivamente, eran avellanas). Dije que estuve tentada de comprar una para probarla, porque tenían una pinta buenísima. Y mi padre tiene una memoria...Y un corazón...

Cogí las galletas y me las llevé. Pensé que serían un buen almuerzo con un capuccino de máquina (todos los compañeros dicen que el café de la máquina está malo, pero a mí me sabe a gloria xD). 

-También te he cogido un bollo de mosto -añadió mi padre-. Para desayunar, si quieres. 

Sonreí, le di las gracias, y me monté en el coche. Cuando llegué al instituto todavía no se me había pasado la ilusión tonta y tuve que tuitearlo (me estoy volviendo moderna por encima de mis posibilidades). 


Las galletas me supieron a gloria. Sí, estaban buenas, mortalmente buenas. Además de tener los trocitos de chocolate y de avellana, por dentro, cuando las mordías, tenían chocolate semi-fundido (orgasmo galletil, vaya). Pero no fue solo por eso. Fue por el gesto. Ese gesto que decía, además de todo lo que mi padre dijo: "Hija, que tengas un buen día de trabajo. Estoy orgulloso de ti."  ¿Cómo no me iban a estar buenas? ¡Me habrían sabido a gloria aunque hubiesen sido integrales sin azúcar!



Edito y añado: el bollo de mosto, que está de muerte mortal, me dará para 3 desayunos/meriendas. Lo he estrenado esta mañana y como buena proto-moderna, he subido foto en Instagram xD

Una foto publicada por bettie (@cuadernoderetales) el

Comentarios

  1. Que grande es Jomer! XD Es un post, super-bonito, Amor :_)

    Tenemos que querer a ese hombre, porque es que es... es LA LECHE de bueno!!! <3


    Te amo, Osita! ;)

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    1. Bueno, bueno, bueno. Más que los bollos de mosto y las galletas juntas :)

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  2. Ese es un amor muy dulce ;) Ojo con las calorías.

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    1. Acaba una por pensar, Pilar, que de algo hay que morir. :P jaja

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    2. Yo quiero probar los bollos de mosto pero YA. Y es que esos detalles son tan aaarfh .. Mas que las palabras, fíjate...

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    3. Yo quiero probar los bollos de mosto pero YA. Y es que esos detalles son tan aaarfh .. Mas que las palabras, fíjate...

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    4. Está riquíiiisimo. ¿Por allí no se hacen?

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  3. A mí el bollo de mosto no me llama nada... no puedo con tanto azúcar... Pero la taza de búho mola!!!... ;)

    Me ha encantado el detalle de tu padre. Me ha recordado al mío. Muchas mañanas viene a mi tienda y me trae un café y un pincho... :)

    A veces gestos que parecen insignificantes dicen más que muchas palabras...

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  4. Tampoco he probado nunca bollos de mosto, y además me he perdido la foto de instagram...

    En mi casa sí somos de te quiero, más mi madre que mi padre, que es parco en palabras pero no en gestos. Aún con más de cuarenta años me abraza cuando voy a verle constantemente y le gusta, como cuando era niña, dormir un rato sentado en el sofá con su brazo alrededor de mi cuello.

    Besos.

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    1. Aquí ahora es la época, con la vendimia. Están dulces, pero tampoco en exceso. Y son súuuper esponjosos. Tienen un ligero sabor a mosto, pero tampoco exagerado. Están riquérrimos :D

      Ay, qué escena. Me encanta, profe. Me encanta. <3 Al final no importa la edad. Seguimos siendo las niñas de nuestros padres. Y que así sea por muuuuuuuuchos años.

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  5. Nunca había oído hablar de los bollos de mosto hasta que vi tu foto en IG, pero de amor del bueno como el de tu padre, sí, afortunadamente. Esos gestos dicen más que todas las palabras del mundo.
    Besinos

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    1. Pues sí. Aunque las palabras tampoco están de más, pero cada uno es como es, supongo :P

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  6. Seré una persona primitiva, pero siempre he pensado que una gran manera de demostrar afecto es cocinando para alguien. O también comprándole una cosa rica de comer :P
    ¡Un abrazo!

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    1. De primitivo nada. Cocinar para alguien es un gran gesto de cariño ;)

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  7. Ahora me apetecen unas galletas. ;_;

    Para no estarlo, ¡todos estamos orgullosos de ti! :)

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  8. Qué sería de la vida sin esos pequeños detalles que pueden cambiarte totalmente el día?? Me molan mucho.
    Besotes!

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  9. Que majo es tu padre ♥♥♥
    Estos detalles alegran el día y la semana :)
    Yo también soy más de detalles que de palabras xD

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    1. Es que hay cosas que es muy difícil decir "del todo" :D

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