Buenas palabras, buenas acciones.

En lo que se trata del aprendizaje, una servidora intenta sacar el máximo partido de cada situación. Mi educación religiosa no es una excepción. Los años de catequesis han dejado poso en mí, si no doctrinal, sí al menos cultural. Estos días ando recordando la famosa parábola de los dos hijos, recogida en el Evangelio de Mateo (21, 28-32).

«Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.” Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: “Voy, Señor”, y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?»
- «El primero» - le dicen.
Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.»

 Lo que recuerdo es el primer párrafo. ¿Qué vale más? ¿Las buenas palabras o las buenas acciones? Supongo que así, en principio, lo que nos sale es responder que las buenas acciones. Pero, amigos, las palabras son poderosas. Las palabras y las apariencias. 

Con frecuencia se aprecia más a quien, con buenas palabras nos dice lo que queremos oír, a quien pone buena cara ante nosotros aunque nos esté haciendo un flaco favor. Y, sin embargo, a quien es duro con nosotros, a quien nos reprende o nos pone mala cara, aunque lo haga por nuestro bien, a quien reniega, aunque luego haga lo que le hemos pedido, a ese lo tenemos en menos estima. 

Decía Maquiavelo que pocos ven lo que somos, pero todos lo que aparentamos. Y también se dice que la mujer del César debe ser honrada y, además, parecerlo. 

Y visto lo visto una acaba por pensar que lo importante es parecerlo. Lo de serlo, ya tal.


Comentarios

  1. Lo de serlo "ya tal"... pero a la larga, hay que serlo o se te acaba el chollo. Las acciones de cada cual lo retratan y valen mas que mil millones de palabras.

    Y me cojo al relamido "se pisa antes a un mentiroso que a un cojo".... puede que antes no, pero se le pilla, tarde o temprano se le pilla. El cojo por lento no corre, pero el mentiroso llega un punto en que su lengua corre mas que él. Y cuando tiene un tropezón se la muerde... y muere emponzoñado.

    Bueno :) ya paro. Gran post, como siempre, Vida!


    Te amo, Beibi! <3

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    1. "se pisa" no, quería decir "se pilla"

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    2. No sé, no sé. Hay algunos que hacen de esto modo de vida... jaja

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  2. Respuestas
    1. No, nada en concreto esta vez. Son cosas que recuerdas, cosas que ves, nada grave. Pero me ha dado por pensar en eso.

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  3. Curiosa reflexión...
    Y estoy de acuerdo con Jack.

    Sigo creyendo en la importancia de la palabra. Las palabras dicen mucho, pero los hechos también... Y me ha venido a la mente el post de Ro de esta mañana.

    Un besote

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  4. Pffff... Del dicho al hecho...

    Por seguir con los refranes.

    Ánimoooo

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    1. Ni lo mismo es predicar que dar trigo. Por seguir. Jajajaja

      ¡Besos!

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    2. A las 3 apagué anoche la luz por culpa de Cyrano... Ay.

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    3. JAJAJAJAJA, eso es una buena señal. No para tus ojeras, pero bueno xDD

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