Reto (VIII): Mañana.
Vamos con otro relatillo. Espero que no os estéis cansando demasiado, porque la verdad es que, entre que no tengo demasiado tiempo, y no se me ocurre qué escribir... Recurro a vuestros retos por escribir algo aquí, que si no por aquí pasarían plantas rodadoras del Oeste, :P.
Hoy he elegido la canción de Fran. Bueno, más bien me ha elegido ella. He puesto las que faltaban, y cuando ha sonado esa he visto la escena. No creo que sea capaz de describirla como yo la he visto, como si fuera una película. Pero voy a intentarlo.
Espero que te guste, Fran.
***
Música para leer.
Aprovecha que no hay nadie en casa para mirarse al espejo. Se cuela en el cuarto de sus padres y abre el armario. Contempla a ese extraño que tanto se parece a él. Se pone de lado y el reflejo lo imita. Tuerce la boca en una mueca de disgusto. No acaba de verse. Esa chaqueta de béisbol le hace parecer un niño pijo de película americana. Intenta arreglarlo. Se sube las mangas. Vuelve a bajarlas. Se desabotona la chaqueta. Se saca la camiseta del pantalón. Se quita ambas, chaqueta y camiseta. Busca una camiseta de Iron Maiden y vuelve a ponerse la chaqueta encima. Nada, que no hay manera. Se quita de nuevo la chaqueta y la esconde bajo la cama. De camino hacia la puerta de la calle coge su chupa de cuero sintético del perchero, la lanza al vuelo y se la enfunda mientras cae. Antes de salir se cuelga su mochila de un solo hombro, intentando no engancharse con ninguno de los imperdibles que la adornan, y se mete las manos en los bolsillos. Sacude la cabeza como si hubiese fracasado.
Se ha levantado una hora antes para maquillarse. Ahora se mira en el pequeño espejo de su cuarto de perfil, de frente y de perfil de nuevo. Niega frente a su reflejo, pero lo intenta. Se pone las gafas y vuelve a mirarse. Sondea la imagen que aparece ante ella pero parece no encontrar lo que busca. Finalmente agarra un paquete de toallitas húmedas y, tras quitarse las gafas y depositarlas con sumo cuidado sobre el escritorio, gasta una tras otra en borrarse el maquillaje de los párpados. La sombra negra se resiste a desaparecer del todo y al final acaba con la piel irritada y los ojos rojos. A pesar del esfuerzo ha quedado una fina línea oscura entre sus pestañas. Entorna los párpados para verse de nuevo y decide que no merece la pena insistir más. Espera que nadie en casa hable de esa fina línea. Igual de fina que el dique que contiene su llanto. Para sentirse mejor se promete que mañana volverá a intentarlo con una sombra un poco más clara. O quizás empezará por algo más sencillo, como el pintalabios. Respira hondo y fuerza la sonrisa. Se coloca la diadema para apartarse el pelo de la cara y vuelve a ponerse las gafas. Antes de salir de casa besa a su madre en la mejilla y le da las gracias por el almuerzo que ha puesto en su mochila de corazones. Nada más pisar la calle se muerde el labio y se dice que aquello no es una derrota. Pero el hecho es que ha dejado de sonreír.
Él está apoyado en una de las columnas que flanquean la puerta del instituto. Sujeta un cigarrillo apagado entre los labios y se esfuerza en poner gesto de tipo duro, como Clint Eastwood. No lo sabe, pero está poniendo caras raras. Deja de intentarlo cuando ve que ella se acerca, con su mochila de corazones, como cada mañana. Baja la vista. "No la mires", se dice.
Ha sido capaz de distinguir su silueta oscura desde las rejas del instituto. Incluso ha podido darse cuenta de que entrecerraba los ojos e intentaba torcer la boca para aparentar dureza. ¡Vaya! Acaba de encontrar su sonrisa de nuevo. Acelera el paso. No quiere estar a su lado más tiempo del necesario o la gravedad la arrastraría hacia él. Pero el universo es un niño caprichoso y bromista y, al llegar a su altura, ella pisa el cordón de una de sus zapatillas de tenis blancas y tropieza. No le queda más remedio que agacharse y atárselo con cuidado. Antes de levantarse se dice con firmeza que no mirará hacia la izquierda. Se lo repite tres veces. Pero se desobedece y sus ojos se encuentran.
Él la mira, aunque no ha sido capaz de venir con la chaqueta que creía que le gustaría. Ella lo observa con sus ojos enrojecidos por no atreverse a llevar el maquillaje que creía que llamaría su atención. Durante cuatro segundos detienen el mundo y después, sin decir nada, se prometen volver a intentarlo mañana.
Me ha encantado. Mucho :)
ResponderEliminarY me gusta poner música a los relatos... o relatos a la música (sé que ése es el orden pero hacen tan buena simbiosis que ya no los separo)
Bsitoss
Me alegro, Angie :) Mucho ^^
EliminarComo ya te dije, me he visto reflejado en el chaval JAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarQue chaval no ha intentado hacerse el Clint Eastwood alguna vez? XD
Eh? Cómo? venga... no os escondais ahora, cabrones!!! XS
;) Te amo, cosita! <3
Jajajaj, qué loco estás :P
EliminarQué tierno, Bettie. Es como esos amores juveniles e inocentes, a lo peliculero. Tierno, tierno, tierno.
ResponderEliminar¡Como los bollicaos! <3 Jajaja
EliminarGracias, Euterpe :)
Lo que más me ha gustado es el momento del vídeo en el que aparece la Estrella Galicia... ¡la mejor cerveza del mundo!... jajaja (me acabo de tomar un par de ellas... XD )
ResponderEliminarAparte de eso, el relato me ha encantado; me estaba imaginando la película...
Besotes de fin de semana
Jajajajaja. Nunca he probado la Estrella Galicia. Muy mal, Bettie.
EliminarMe alegro, Rosa. Eos significa que no me ha salido del todo mal :D
Pues sí... Muy mal, Bettie... tienes que probar la Estrella Galicia (si te gusta la cerveza, claro)
EliminarComo decía Enrique Iglesias en aquella canción: - es una experiencia casi religiosa... Jajajajaja
No soy súper fan de la cerveza, pero una cervecita güena de vez en cuando... Osea, que sí, que tengo ganas de probarla. Y ahora me quedo con más ganas. :) En cuanto pueda, me tomo una a tu salud ^^
EliminarDe leer relatos así no se cansa nadie ;)
ResponderEliminarComo han dicho por ahí, más tierno que el pan bimbo. Me parece que has reflejado algún momento adolescente (y no tan adolescente) de más de un@.
Con la pregunta de Jack me acojo al derecho de no declarar XD
Jajajajajajjaja, ¡qué genial eres! xDDD
EliminarPues sí, supongo que esto nos ha pasado un poco a todos. Y a lo mejor el otro también estaba pensando lo mismo, quién sabe.
Buff... que dos tímidos se conozcan y estén el uno por el otro es una frustración enorme XD Sobre todo para el lector. Pero a la vez, eso es lo que le da ternura al asunto.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Jajaja, no es tanto que sean tímidos en este caso, sino que son muy diferentes. O a lo mejor sí son tímidos: uno puede ser muy popular y muy extrovertido, y a la hora de decir las cosas desde el corazón, no ser capaz.
Eliminar¡Un beso! :D
Muy chulo Bettie, el próximo libro que escribas de romántica juvenil ;P
ResponderEliminarJajajajaja, no sé yo si sería capaz. Me gustaría escribir Eleanor y Park, pero ya está escrito xD :P
EliminarWo! me ha encantado ♥ Esto da para más :P
ResponderEliminarAhora que lo dices, a ver si me leo Eleanor & Park pronto que tengo mucha curiosidad.
Eleanor y Park es UNA MARAVILLA.
Eliminar¡Qué bonito, niña! Me ha gustado mucho. Pero MUCHO :)
ResponderEliminarY me ha hecho gracia lo diferente que es tu relato del que yo escribiría inspirándome en esta canción, cuya historia sería mucho más oscura.
Perdona que haya tardado tanto en dejarte un comentario, pero he estado ocupado poniendo guapo a El Buscalibros", entre otras cosas. Y, aunque creo que ya has terminado con el reto de los relatos musicales, te traigo otra canción (que no sé si conocerás, pero que deberías conocer :P), por si algún día te animas a escribir un relato inspirado en ella :)
Aquí la tienes: https://www.youtube.com/watch?v=IrVRLZsKM3k
No la conocía. Estoy escuchándola mientras te comento :)
EliminarBueno, pues si encuentras tiempo y te animas, me gustaría leer tu interpretación de Wolverines :)
¡Besos!