Reto (II): Baile de máscaras.

Vamos con la segunda entrega del reto de escritura. Hoy le toca el turno a Jack, que me propuso como inspiración la canción "Take a Bow", de Muse, y una máscara veneciana. En esta ocasión he decidido tomar ambas propuestas, porque así me ha salido. Espero que quede algo aceptable, por lo menos :)

Allá vamos.

La música para leer es esta:


***

 Baile de máscaras.


Una noche más, otra fiesta privada. Podría parecer que es una más, una entre tantas. Cada gesto, calculado. Cada pose, ensayada. Cada sonrisa, fingida. 

Mira a su alrededor y las observa: nunca nadie subido en unos zapatos de tacón se sintió tan pequeño como esas mujeres. Nunca. Pero ella no, ella es diferente. Ella está dispuesta a abrirse camino hasta lo más alto, cueste lo que cueste. 

Localiza su objetivo. Aparta su antifaz y guiña un ojo. Le muestra la lengua. Vuelve a cubrirse. El hombre se acerca, como esperaba, convencido de ha sido él quien la ha elegido. 

Se pega a ella y susurra a su oído. Escucha su voz entrecortada. "Director de un banco de inversión", cree oír. Quiere impresionarla pero ella, aunque es capaz de fingir asombro con gran maestría, no es fácil de sorprender. Por sus curvas han pasado otros distintos, pero iguales a él: ministros, jefes de Estado, empresarios, incluso algún rey. Sonríe recordando que la cara de esos hombres no ha dejado de salir en las noticias desde que se acostaron con ella. Es muy buena en su trabajo. Mejor de lo que cualquiera de las ninfas que pululan por allí llegará a ser nunca. 

El señor director de un banco de inversión está agarrando su trasero y se inclina sobre sus pechos. Solo tiene que echarle el lazo. Distraída, como si hablase con el aire, susurra una obscenidad. Surte efecto: el hombre, fingiendo ser un caballero, le ofrece su brazo y la acompaña a la salida. Ella, que puede ver más allá de sus modales impostados, sabe que el viaje será duro. 

Le abre la puerta del Rolls Royce y ella se sonroja voluntariamente, como si fuese la primera vez que monta en uno de esos añadidos fálicos. Una vez dentro él se abalanza sobre ella, la besa, o más bien, la lame. Amasa su cuerpo como si quisiese darle otra forma. Ella se defiende.

-Guarda algo para el hotel. Quieres saber qué puedo hacer en una cama -dice, sugerente.

Él obedece y aguarda. Quiere saberlo. Y ella está dispuesta a enseñárselo.

A la entrada del hotel ella agarra su bolso con nerviosismo, como si tuviese miedo de que la echaran fuera, aunque sabe de sobra que las idas y venidas de prostitutas en esos lujosos hoteles son la norma y que nadie habla de ello. Incluso manipulan las cámaras de seguridad: un hombre poderoso fue acusado de violar a una muchacha del servicio y esas imágenes supusieron su condena. Desde entonces reproducen un vídeo en el circuito cerrado, no graban. Esa era la única manera de volver a ganarse la confianza de sus clientes. Y ella lo sabe. La dulce anticipación le hace sonreír con sinceridad por primera vez en la noche. 

Entra en la suite y parece cohibida. El gran hombre interpreta esa señal como una invitación para hablar de sí mismo, para mostrar su poderío y su grandeza. No falla. Ella piensa que en diez segundos estará abriendo su caja fuerte y mostrándole joyas, dinero y a saber qué más. Quizá incluso trapos sucios de otros magnates. Eso era lo que más le gustaba de su trabajo: ver cómo se descubrían ante ella, cómo se mostraban en toda su ruindad. Al fin y al cabo, ¿quién iba a desconfiar de una pobre prostituta? Desde luego no esos hombres que creen poder aplastar el mundo entero con un puño.

Él abre la caja fuerte y ella gime. Varios lingotes de oro refulgen desde el interior. Lo besa casi hasta dejarlo sin aire y lo conduce a la cama. Mientras tanto, deja caer su vestido. Él se desploma sobre el lecho y ella, en ropa interior, le pregunta con su voz más sensual.

-¿Me pongo encima, o debajo?

"Encima", responde él. Sin sorpresas: ellos solo quieren estar encima cuando no supone ningún trabajo. Se sienta a horcajadas sobre él. 

"Déjame ver tu cara", ordena él. Todavía cree que es quien maneja el juego. Ella accede. Quiere que la reconozca, quiere que entienda qué había bajo la máscara. Sin embargo él no presta demasiada atención: ella ha comenzado a desabrochar su sujetador, atrayendo la mirada de aquel hombre a la promesa de sus pechos desnudos. Cuando vuelve a mirar a sus ojos es demasiado tarde. Si hubiese prestado atención, si hubiese sabido mirar bajo el antifaz, si no se hubiese dejado llevar por las apariencias,...

Desenrolla cuidadosamente el sujetador, su favorito, del cuello de aquel director de un banco de inversión, ex director de un banco de inversión, para ser más precisos. Toma todo lo que hay en la caja fuerte, pero deja la máscara. No la necesita. No hay disfraz más efectivo que el menosprecio de los otros.

***

Aaaale. Espero que os guste, especialmente al "inspirador" :P

Y gracias por leer y comentar :) ¡Besos!

Comentarios

  1. Muy bueno, me mantuvo en vilo hasta el final y mira que se contaba que algo había, jeje

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  2. Toma ya, que se fastidie!!

    Me ha encantado Bettie, como siempre!

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  3. Me ha gustado lo de "uno de esos añadidos fálicos" XD

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  4. Respuestas
    1. Gracias, profe. Cuando me comentas cosas bonitas se me enamora el alma, se me enamora...XDD

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  5. ¿Estás en modo femme fatale o me lo parece a mí? *_* Tus relatos siempre dan un giro genial al final :3

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    1. Nah, no siempre, ya me gustaría. Y no es que esté en modo femme fatale, pero es que matar gente en la vida real se ve feo, entonces... jajaja :P

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  6. Escribes muy bien! Felicitaciones :D

    Saludos!

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  7. Genial, como siempre... No me esperaba menos de ti... ;)

    Deseando leer el siguiente relato...

    Muac

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    1. Prontito estará aquí ya :) Me alegro de que te esté gustando. ^^

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  8. Muy chulo Bettie, me imaginaba un final "de sorpresa", pero no de tanta. :)

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  9. Me encanta. Me lo imagino como en las películas y aw.

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    1. Sí, cielo. El asesinato con lencería fina es tan tierno... jajajajaja :*

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  10. Pues me gusta esta femme fatale justiciera :P Vamos, creo que la puedo llamar justiciera, ya que selecciona a "poderosos intocables" y sólo a ellos (o eso quiero ver yo). Aunque se me está ocurriendo... ¿Te imaginas un crossover con Bruce Wayne? ¿Vería algo distinto en él? Maldita mente friki la mía... has hecho que aflore con tu relato. Y eso es el bien.
    ¡Un abrazo!

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    1. Lo has pillado perfectamente. Pero no creo que se cruzase con Bruce Wayne, creo que no es del tipo que fecuenta fiestas a lo Berlusconi, jajaja. Si me dijeras Tony Stark, ya... jajajaja

      Pero me alegro de que tu mente te haya sugerido ese crossover XD :P

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