Visita a Urgencias.

Hace unos cuantos días tuve que hacer una visita a Urgencias. No, no me pasó nada. Iba con mi padre. No, a él tampoco le pasaba nada grave, pero fue a las urgencias del pueblo y lo mandaron al hospital. Y allá que nos fuimos mi padre, Jack (que estaba por aquí) y una servidora.

Mi visita esta vez no tuvo nada que ver con lo que sale en las películas. Otras veces sí hemos visto accidentes de tráfico, agresiones con arma blanca,... Pero esta vez no. Aunque vi a algún policía por allí buscando a alguien, pero no me enteré bien. Puede que tuviese algo que ver que fuimos por la mañana. 

Cuando llegamos allí había varias personas. Una chica con un ataque de ciática. Un señor con un problema del corazón. Una chica que tenía una infección en la boca y tenía unos dolores horribles. Y se le notaba en la cara. Y un señor con dolores fuertes de estómago. Poco después fueron llegando unas personas y marchándose otras. Lo típico. 

Las que no se movieron de allí fueron las enfermeras y las auxiliares. Bueno sí, sí se movieron. Pero nosotros salimos de urgencias casi a las tres de la tarde y las dejamos allí todavía. Había tres enfermeras, tres. Y conté dos auxiliares, pero no estoy segura. No pararon un momento. Había una en concreto que, pensé, se ganaba bien el sueldo. Iba, venía, dirigía, respondía preguntas,... Y batallaba. Batallaba con los acompañantes -la manía de la gente de meterse allí como si aquello fuese una cafetería...- y tenía que aguantar que se riesen de ella o que la pusiesen de vuelta y media por intentar que se respetasen las normas. A pesar de no tener un minuto siquiera para tomar aire, pasaba con frecuencia por el lugar donde esperábamos para preguntarnos cómo íbamos. Intentaba consolar a la muchacha con la infección en la boca -que estaba sufriendo terriblemente- e incluso se aprendió la fecha del aniversario del señor con problemas de corazón. Intentaba reconfortar a personas -estas dos, en concreto- que llevaban muchas horas esperando una habitación para ingresar y que estaban allí, en un sillón, aguantando como podían. 

No perdió la calma ni la amabilidad ni la sonrisa. Ni un ápice de energía. Me despedí de ella mientras caminaba a toda velocidad a un box a hacer alguna prueba. Mientras salíamos del hospital me pregunté cuantos de sus pacientes se acordarían de ella después de salir de allí. Cuántos se darían cuenta de que era una heroína. 

También me pregunté cuánto tardarían la muchacha de la infección y el señor mayor con un problema de corazón en tener habitación y en ser ingresados.  Cuánto pasaría hasta que se sintiesen mejor.

Y, por supuesto, también me pregunté cuánto aguantaría la sonrisa y la amabilidad de ciertos responsables políticos si tuviesen que recibir las quejas de los enfermos afectados por su gestión. Porque las enfermeras las sostenían estoicamente a pesar de estar pagando los platos que ellas no habían roto...

Comentarios

  1. Y ese es el día a día de la sanidad pública española... e imagino que ni mucho menos uno de los peores (días).

    Yo también he pensado en aquel día bastante desde entonces, sobretodo en la chica de la infección en la boca (aunque yo no llegué a verla). XS

    Y mientras tanto la Cospedal sacando pecho de lo "bien" que lo están dejando todo...

    Que largo se me va a hacer el año, copón.



    Te amo, Peque <3

    ResponderEliminar
  2. Hace poco me toco ir a mi también, con mi chico que le dio un jamacuquillo...(pero tampoco fue nada) y también tuve una reflexión muy parecida a la tuya. Es cierto, que hay verdaderos héroes, sobre todo por la paciencia que tienen. Mi hermana es enfermera, en atención primaria, centro de salud para entendernos, y todas las navidades muchos de sus pacientes le colman de regalos. No le faltan bombones, perfumes, detalles de pacientes que se acuerdan de ella, que reconocen su trabajo, que lo valoran...Yo todas las navidades al ver los regalillos me enternezco, porque solo de pensar en que hay personas que han dedicado un ratillo de su vida a buscar un regalo para ella me resulta muy emotivo. Así que espero que esas enfermeras, auxiliares de urgencias también se lleven bombones a casa de vez en cuando.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues me pone bastante contenta que la gente valore así a tu hermana. Me da razones para creer que no es la única que recibe bombones. :) Sí, es muy emotivo ^^

      Eliminar
  3. No quuiero decir nada por si, pero hace un montón que no voy a urgencias con ninguno de los peques ni yo, y la verdad es que siempre el trato ha sido estupendo por parte de los profesionales. Siempre.

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. La última vez que fui a urgencias hace 5 años acompañando a mi compañera de piso por una inflamación en el apéndice. Siempre me acordaré de un médico joven, que al enterarse que yo estaba desde las 11 de la noche en la sala de espera, me llamó y me hizo volver a mi casa a las 4 de la mañana a que descansase y que volviese al día siguiente bien desayunada. Son detalles que hacen grandes a los profesionales, porque una cosa es preocuparse por un paciente y otra también por su acompañante :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fíjate <3 La médica que atendió a mi padre, cuando le dio el alta, resulta que yo no estaba, porque había salido a hablar por teléfono un momento. Así que cuando volví, salió para volvérmelo a explicar todo y que me quedase tranquila :)

      Eliminar
  5. Ay Bettie... Yo soy afortunada por tener una médico y una enfermera que son de las que reciben bombones, entre ellos los nuestros...

    También tengo amigas enfermeras, de las que arrancan carretas y carretones, y alguna que se ha ido a trabajar a Reino Unido, harta de la precariedad y de lo poco que se valora el trabajo que hacen...

    Menos mal que algunas siguen al pie del cañón, para cuando nos hace falta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué pena, de verdad. A mí se me revolvían las tripas escuchando a algunos acompañantes criticarlas, uf.

      Eliminar
  6. Yo también pienso en ello muchas veces... ¡Menos mal que tenemos héroes y heroínas así! porque la cosa ya está mal, pero si no fuese por ellos estaría más jodida... (perdón por el taco)
    Hace unos años tuve que estar unos días ingresada en un hospital, por circunstancias que no vienen al caso, pero que era uno de los peores momentos de mi vida. Quitando una enfermera bastante gilipollas que me miró la fiebre en urgencias, que iba de sobrada y me habló bastante mal (esa mujer sí que no se merecía ese puesto de trabajo...) desde el minuto uno que entré en el hospital me sentí muy arropada por todo el personal sanitario, tanto enfermeras, como auxiliares, médicos y hasta personal de limpieza... Mi doctora fue mi médico, mi psicólogo, mi amiga... El día que me dieron el alta bajé a la planta en la que ella estaba; le llevé una caja de bombones y le agradecí lo maravillosamente bien que se había portado conmigo... Ella me abrazó, con mucho cariño, y rompió a llorar... No la olvidaré nunca y nunca podré agradecerle realmente el bien que me hizo su modo de trabajar y de tratarme... Ella misma me decía que era su trabajo y sólo faltaba que aún encima de lo que estábamos sufriendo, el personal nos tratase mal...
    Se merecen un homenaje, toda esa gente que hace su trabajo, por ingrato que sea, intentando que los problemas de los demás sean lo más llevaderos posible. Yo les doy las gracias. Gracias, gracias, gracias y mil veces gracias...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bonito, Rosa :) Me alegro. Porque en esos momentos de fragilidad se agradecen mucho als buenas palabras, los buenos gestos, el trato humano :)

      Eliminar
  7. Hay grandes profesionales a los que se está exigiendo mucho y ahí siguen. También hay nulidades que no merecen mas aprecio.... Es complicado todo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En todas las profesiones, así es. Pero como la tendencia es a darse cuenta de los que nos tratan mal, pues yo hablo también de los que se comportan mejor que bien. :) Al César lo que es del César yeso :P

      Eliminar
  8. Siempre nos quejamos de los que no cumple en su trabajo, de aquel funcionario (siempre los funcionarios como cabeza de turco) que nos atendió mal o de aquel camarero que no era demasiado simpático. Pero en cambio cuando lo hacen bien nadie se acuerda de aplaudirles. Aunque afortunadamente hay gente que sí, como demuestras en esta entrada :)
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Parece ser que sí. Eso es bueno ^^

      (A mí me enseñaron que es de bien nacidos ser agradecido xD)

      Eliminar
  9. Algunas personas dese luego ya tienen su parcelita en el cielo. Da mucha rabia ver cómo l@s que deciden ciertas cosas (por ejemplo recortes en sanidad, pudiendo recortar seguramente de otros sitios) no tienen ninguna consecuencia (porque tienen seguros privados) y l@s profesionales a quienes afectan siguen trabajando con la misma profesionalidad y dedicación, teniendo encima que aguantar a gente furiosa por la situación.
    Y también me alegra comprobar que sí hay gente que se lo agradece (como he visto por los comentarios)
    Bsitoss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí. Yo me alegro de que tengan su reconocimiento, de verdad.

      Recordemos estas cosicas al votaaar xd

      Eliminar
  10. Y yo que sigo sin entender, cómo todavía no miramos por la salud, siendo lo más importante que tenemos en la vida... La sociedad no evoluciona!
    Me ha encantado tu post.
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí. Siempre pedimos salud, pero hay que hacer algo más que pedir salud a principio de año :P

      Eliminar
  11. Yo estoy tan arrepentida de no haber llenado de bombones al personal que me atendió en el parto y postparto... estaba tan pocha que cai tiempo después en que tenía que haberles agradecido su atención de alguna forma

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca es tarde, mujer. Seguro que su nombre está en algún papelito ^^

      Eliminar
  12. Yo creo que el plan es cargarse la sanidad pública. La gente se quejará por esperas y demás, y así será más fácil privatizar todo, porque sino no lo entiendo. Anda que no hay por donde recortar, que tienen que hacerlo en algo esencial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que crees bien. Aquí en Castilla-La Mancha, cuando tienes que operarte de ciertas cosas -bastantes-, te llaman y te dicen: puede elegir entre estos hospitales. Si tienes suerte, uno es público y el resto privados que, además, están en otras comunidades la mayor parte de las veces. Y la gente se va a los privados, ¡tan contenta! Porque así espera menos.

      Pues nada, de aquí a un tiempo podrán decir: es que no es rentable, porque la gente no se opera en los hospitales públicos, ¡externalicemos los servicios de cirugía! Y ale. :D

      Eliminar
  13. Después de leer todos los comentarios, quiero aprovechar para hacer una reflexión sobre lo que comentas pero desde otro punto de vista. Creo que hay profesionales como la copa de un pino, y otros que mejor no nombrar. Pero tambien es muy importante nuestro papel como pacientes/clientes en esa ecuación, vamos, los que estamos al otro lado. Yo estoy harta de decir siempre que tengo suerte con el trato que recibo en cuestiones que a priori podrían no ser agradables. Cuestiones burocráticas, hospitales, bancos, inem... Pero es que yo intento siempre empezar ese trato de la mejor manera posible, con educación y amabilidad, valorando a la persona que tengo delante y dejando la soberbia en algún lugar tan apartado que nunca la encuentro. Y excepto tres contadas ocasiones, mi experiencia siempre es positiva. Así que no creo que sólo sea una cuestión de suerte. He visto y oído muchas veces comentarios y actitudes que dejaban mucho que desear en cuanto al trato hacia el profesional. Eso tiene que ser agotador y puede que incluso a veces pague quién no debe, cosa que no es justificable, pero sí entendible. Así que a lo mejor no es cuestión de quejarse del trato recibido, sino también del trato que damos. Además si os fijáis, mucha de la gente que se "queja" de este tipo de experiencias negativas no suele ser como una cuestión aislada, tienen este tipo de experiencias muchas veces, así que en lugar de criticar al de enfrente deberían también hacer una autocrítica, porque quizá ahí reside el problema ¿no?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo. ¡Gracias por añadir este enfoque! Es cierto que yo intento ir con toda mi educación a hacer las cosas, y eso no me ha quitado de malas experiencias -que creo que molestan más, porque si tú vas con toda tu amabilidad, te fastidia mucho que te traten como a un trapo. Pero es cierto que una buena actitud por tu parte predispone a que los demás tengan buena actitud hacia ti. No es una regla exacta, pero sí ayuda.

      De hecho en esta misma visita, ya digo, la enfermera de la que hablo tenía que batallar con pacientes que pasaban de las normas. "Solo un acompañante por paciente". Pues nada, la gente allí, como si estuviese de fiesta, hablando en voz alta, en corrillos... Pues claro, ella tenía que ponerse seria, y los acompañantes la ponían de vuelta y media. Pero es que ella solo está haciendo su trabajo, y se lo estáis poniendo muy difícil.

      Un besote. :)

      Eliminar
  14. Es cierto lo que dice Caroline, la gente también se pasa a veces como paciente/cliente.
    Me ha encantado leer la historia de la enfermera, de verdad ♥ me he emocionado y todo *__*
    Es de agradecer cuando te encuentras con personas así. Yo me cabreo mucho cuando hay gente desagradable que trata a los demás fatal (en cualquiera de los dos bandos).
    Otra vez te has cambiado el fondo jaja este fondo de árbol me gusta más que el otro del pajarito, no queda cortado :) además le pegan mucho los colores a tu blog ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hasta que se me pase y lo cambie otra vez, yo voy así xDDDD Gracias ^^

      Sí, es cierto, queremos que nos traten bien, pero a veces nosotros -hablo generalizando- no vamos con la mejor disposición.

      Muá, darling. Es un gusto tenerte de vuelta ^^

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López