Sueños.

Soy una persona bastante diligente, ¿sabéis? Esta misma mañana he enviado a Geralt su relato y me he dispuesto a escribir a Jack el suyo. Me ha dicho que no lo quería manuscrito ni por email. Que prefería que lo publicase aquí para que lo leyese todo el mundo.

- Que es muy ñoño...- le he advertido.

- No importa. Yo soy ñoño. Es mi relato. Ponlo. 

Pues vale. Yo lo pongo. Aviso: es ñoño. Pero es un relato que sé que a él le va a gustar, que le va a emocionar, y que hasta le va a dar un poco de esperanza, que falta le hace. Bueno, nos hace falta a todos. 


***

Sueños.

Le despertó un calor sofocante. "Puto agosto", pensó. Odiaba el verano, la sensación húmeda y agobiante. Pero, de entre los meses de verano, el que más detestaba era agosto. La imagen de la ciudad vacía le resultaba agradable pero las tiendas cerradas le recordaban otros tiempos que, aunque quería, no podía olvidar.

"¿Qué estaba soñando?", se dijo. No podía recordarlo, pero tenía la sensación de que era agradable. Seguramente era otra vez el sueño que todo el mundo consideraba insulso: una familia, un trabajo, niños pequeños,... Una vida normal y rutinaria, sí. Eso era lo que soñaba. 

Se levantó aturdido y con la sensación de no haber dormido suficiente.

- Trabajar de noche en verano es una putada - murmuró -, no hay quien duerma de día. 

Se frotó los ojos, pero no consiguió abrirlos. No importaba, conocía su casa, podía recorrerla con los ojos cerrados. Salió del solitario dormitorio, pasó por la solitaria cocina y entró en el solitario cuarto de baño. Así era su vida, solitaria. Por eso no importaba que, de vez en cuando, el sueño le venciera mientras estaba sentado en el inodoro: nadie iba a necesitar entrar al baño. Probablemente fuese la ligera brisa que entraba por la ventana del cuarto de baño la culpable esta vez. El caso es que allí mismo cayó rendido.

Le despertó una voz cantarina que provenía de la escalera. La voz entonaba una melodía que parecía inventada:

- ¡A callar! ¡A callar! ¡No despertéis a papá! ¡Shhhhhhhhhhh!

Entonces un coro de niños, dos o tres, respondieron repitiendo la canción. 

- ¡A callar! ¡A callar! ¡No despertéis a papá! ¡Shhhhhhhhhhh!

"Estúpidos y felices vecinos", pensó. Les envidiaba. Las voces callaron, se oyeron algunas risitas infantiles. Él apoyó la cabeza en el lavabo, hundiéndose en la autocompasión. Acto seguido se refrescó la cara y se dispuso a intentar volver a dormirse. 

Tenía la mano en el pomo de la puerta del baño cuando oyó que alguien intentaba entrar en su casa. Parecía que estaban forzando la cerradura, pues se oían pequeños golpes. El ladrón no era muy diestro... Salió y pensó en qué podría utilizar para golpearle, pero antes de que le diese tiempo de decidirse dos niños se engancharon a sus piernas:

- ¡Papiiiii! ¡Estás despierto!

En su cara quedaba más que claro que estaba sorprendido. Entonces una mujer se acercó, le besó en la mejilla y le susurró:

- Cuando estás recién despertado eres muy gracioso. 

Sonrió: lo recordaba todo. Era feliz porque tenía mil razones para serlo.  Devolvió el beso a su mujer y puso las manos en las cabezas de sus dos hijos. 

- Papi, papi, a la cama. Vamos a contarte un cuento hasta que te duermas. 

- Aixa, Juan, no. Papá tiene que dormir, que ha estado trabajando hasta tarde. Ayudadme a colocar la compra -dijo, mientras descargaba las bolsas.

Pero él no quería dormir más. ¿Para qué, si podía vivir su sueño? 

- Déjalos, cariño. Si van a contarme un cuento... ¿a que sí? Aixa - dijo dirigiéndose a la pequeña -, trae el ventilador, que en mi cuarto hace mucho calor. 

Por supuesto no pegó ojo. Escuchó a Aixa leer torpemente un cuento mientras el pequeño Juan, que aún no sabía leer, ponía el sonido ambiental a la historia.  Cuando los pequeños se durmieron en sus brazos, pensó en cuánto tiempo más tardaría en acostumbrarse a que el sueño empezase al abrir los ojos. 


***


Espero que al premiado en cuestión le guste. Y espero que a Geralt le guste también su relato cuando lo reciba, no tiene nada que ver con este. ¡Ay, qué nervios!

Os doy de nuevo las gracias a todos por participar y a los que no participaron, por leer y seguir ahí. 

Voy a lamentarme un poquito por ahí de que ya casi no queda domingo... :P


Hoy estoy... satisfecha
Y estoy escuchando... Who wants to live forever - Queen

Comentarios

  1. WAS! Menudos lagrimones! :_)

    Solo me sale decirte un GRACIAS enormerrimo, amor mío. Es precioso! :_)

    Te amo! <3

    :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo lo sabía. No digas que no te avisé. jajaja

      <3

      (se me había olvidao el corazón en el relato, perdónperdón XD)

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Jó. xD

      Gracias.

      Es ñoñez pura. Pero bueno, a veces... xD

      ;)

      Eliminar
  3. Me ha gustado, aunque no sepa a qué cuestiones personales se refiere, se intuye que son muy bonitas y no me parecen ñoñas.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  4. Pues a mi también me ha gustado y tampoco me ha parecido ñoño. Enhorabuena por el relato y al ganador ;)

    No obstante, la parte que más me ha gustado del relato es esa que pone "Esta misma mañana he enviado a Geralt su relato..." jajaja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja. Sigo nerviosa, que-lo-se-pas. Porque no me muerdo las uñas, si no, y a habría llegado a los codos xD

      Eliminar
  5. Pues no me parece ñoño, mira que a mi no me gustan las cosas ñoñas!! Jajajaja la verdad es que me ha encantado, aunque por un momento pensé que nos habías mentido y era un cuento de miedo, porque eso de escuchar voces y sentir que fuerzan la puerta.... uuuuhhh pero no, era bonito, muy bonito, y yo también odio Agosto xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tú siempre pensando que yo escribo cuentos de miedo, ¡qué obsesión! XDDD

      Eliminar
    2. Nada, ni con terapia literaria, ¿no? jajajaja

      Eliminar
  6. Qué dulzura, qué hermoso sueño!, saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López