Un mundo en el que aún se escriben cartas.

Me pasa a menudo: amigos y conocidos me dicen que me ponga el whatsapp y cosas así. También me ocurre a menudo, cuando digo que estoy escribiendo una carta, o que voy a Correos a mandarla, que la gente se sorprende. Como si fuese algo de otro mundo. Como si yo fuese un bicho raro por no tener smartphone y seguir escribiendo a mano, mandando cartas. 

No sé, a lo mejor es que soy una antigua, pero para mí no tiene punto de comparación un mensaje de whatsapp -o muchos- con una carta, aunque sea breve, una tarjeta o una postal. Desde luego, me hace sentir mucho más especial recibir una carta de lo que me lo haría sentir un whatsapp, estoy segura. Detrás de una carta hay muchas cosas: una persona piensa en ti, y se ha tomado la molestia de reservar un tanto de su tiempo para sentarse a escribirte, contarte cosas y preguntarte por tu vida. Dentro de este proceso encontramos infinidad de grados, desde la naturalidad desenfadada de una nota escrita en una hoja de libreta con un bolígrafo Bic hasta la carta escrita con pluma, con tintas de distintos colores, con citas célebres, ... Pero todas, todas tienen valor y todas comparten la misma esencia. Detrás de un whatsapp o un privado de Facebook puede también haber un recuerdo, un sentimiento o nostalgia, pero puede pasar que el autor, simplemente, estuviese aburrido y se tropezase con tu contacto en su smartphone. No sé si me explico. A veces me pregunto si esa gente que me mira raro cuando digo que escribo cartas, cuando insinúo que no es lo mismo una carta que un mensaje en una pantallita, ha recibido alguna carta manuscrita en su vida, si ha sentido algo parecido a lo que yo siento cuando las recibo. Y a veces hasta me pongo triste.

Yo no soy una gran escritora de cartas. Mis cartas no son nada de otro mundo, y probablemente están más cerca de la nota escrita rápido y con un boli bic que de una carta cuidada, si no fuese porque tengo una tendencia enfermiza a alargarme. Sin embargo cuando escribo una carta me dedico a pensar cada palabra y cada expresión, a recordar anécdotas o historias, a aconsejar sinceramente si se me pide consejo y, a veces, a desnudar mi alma y mis temores. 

Sí, parece que por carta cuesta menos decir las cosas, ¿verdad? Al menos a mí me pasa. Yo he sido muy de cartas de amor y desamor. Madre mía, las ñoñadas que tiene que haber pululando por ahí de mi puño y letra. Y las que escribí y no llegué a enviar. Recuerdo con ternura aquella carta en la que puse muchos, muchos meses de amor en la sombra, muchos, muchos, de la incertidumbre de haber estado pendiente de un "perro del hortelano". Recuerdo con orgullo que reuní en valor suficiente para ponerla en el abrigo de su destinatario, en un bolsillo. No os riáis, que eso para mí era mucho. Y recuerdo como, semanas después, él me contestó que mis palabras eran preciosas. Eso sí, en un sms...

La cuestión es que, mientras escribo una carta, pongo en ella mucho de mí para que la persona que la recibe se sienta especial al leerla. Y no creáis, también hay un poco de miedo escénico, sobre todo cuando envío la primera carta a un destinatario particular. ¿Entenderá mi letra? ¿Se aburrirá? ¿Creerá que soy muy pesada? ¿Se dará cuenta de que para mí esto es muy, muy importante? Porque hay cosas que se hacen porque hay que hacerlas, y pueden hacerse con desgana. Para mí escribir cartas no es una de esas cosas.  Ni recibirlas y leerlas. Ya sabéis que tengo mi ritual: encontrar un momento de paz y silencio, ponerme cómoda, abrir la carta despacio, recorrer cada una de las palabras con calma y dejarme llevar por ellas. Y a veces, releer.

A lo mejor pensáis que soy demasiado intensa con esto. Seguramente. Estoy releyendo párrafo a párrafo y me da un poco de vergüenza, pero es que no puedo cambiar nada, porque es la verdad. Lo que pasa es que no soy la única. Me consta que no lo soy. 

Adoro todas y cada unas de las cartas que me manda la gente que me aprecia. Todas y cada una. Cuando estoy triste leo las tarjetas que he recibido, o miro los dibujos que me han enviado. Y leo, una y mil veces, las cartas, que guardo como un tesoro. Pero este post, que llevo rumiando desde hace varios días, ha sido escrito hoy porque precisamente hoy he recibido una carta. Bueno, era más bien un paquetito, pero traía su carta correspondiente. Y se ha notado que su autora, si no tiene una concepción tan intensa de lo que supone escribir y recibir cartas como la mía, se acerca. Lo he notado en los colores, en el celo, en mi nombre escrito con un bolígrafo de purpurina y seguido de un corazón, en el trozo de papel de regalo con el que subrayaba el "Querida Bettie" (cómo adoro esas dos palabras). Y lo he notado en el esfuerzo que había tras la carta: he podido percibir las ganas de alguien de darme las gracias por cosas que yo creía que no recordaba y que no habían significado tanto para ella y la pelea por encontrar las palabras adecuadas para hacerlo. Y he sentido oleadas de cariño cuando me explicaba el por qué del detalle que ha hecho especialmente para mí. Se me ha escapado una lágrima de emoción que se ha juntado con una carcajada cuando he leído, en la posdata, que me daba permiso para abrir el regalo. 

Y bueno, el regalo ya es... una de las cosas más bonitas que he tenido entre mis manos. Todo en él me recuerda a mí y, sin embargo, en cada detalle la veo a ella, y percibo la paciencia, la sonrisa mientras colocaba cada detallito en su sitio y el nerviosismo mientras lo envolvía, pensando si habría acertado, si me gustaría tanto como ella esperaba.  No me resisto a mostrarlo:

No se aprecia bien en la foto.  Es una maletita hecha de cartón -como una caja de cerillas-, llena de libritos, con mi inicial, con perlitas, algunas hojas de papel manuscrito, ¡y todo en un tamaño minúsculo! No perdáis tampoco el detalle de las fotos vintage de la maleta. ¡Ains! ¿Cómo habrá metido todo eso ahí mi amiga por correspondencia?

Pero el detalle, aunque maravilloso -no puedo dejar de mirarlo-, no es lo más importante. Es lo que hay detrás, algo que ya había sentido mientras sostenía el folio de papel verde entre mis manos temblorosas, en parte por la emoción y en parte por los nervios (que he tenido una mañana movidita), y que me había tranquilizado, porque era como recibir una caricia: el cariño de una persona que, a pesar de todo, me ha dado la importancia suficiente como para dedicarme parte de su tiempo. 

Tiempo, sí. Vale más que el dinero últimamente. En estos días en los que todo se hace y se dice con prisas, que te dediquen tiempo es algo que conmueve.  Pero no todo está perdido: doy gracias por vivir en un mundo en el que aún se escriben cartas...


Hoy estoy... sensible
Y estoy escuchando...Tierra de nadie - Barón Rojo

Comentarios

  1. Las cartas tienen "un algo" especial. Hay una intimidad en ese papel, que por mucho que se parezca al sms o al "wasá" en cuanto a ser mensajes escritos, no le llega ni a la suela de los zapatos. Quizás es la velocidad, o la ausencia de ella. Esa liturgia que te decía el otro día y que tu también señalas, ese lugar, donde te sientas a escribir, te tomas tu tiempo y te vacías el corazón y recuerdas. Y esa hora, u hora y media, o dos horas que estas escribiendo y releyendo y recordando, es como si estuvieras... charlando, corazón con corazón, con la persona a la que va dirigida...

    Que se yo... igual somos unos antiguos, pero ¿sabes qué? A mí me encanta. Y no pienso dejar de escribirte nunca, nunca, nunca.


    Te amo, Cachito <3

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    1. ¡¡Si vivíamos juntos y nos dejábamos notas!! xDDD

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    2. Perdón que meta las narices, pero cuando yo vivía con mi novio también nos dejábamos notitas, antes de irme a trabajar le dejaba post its en plan "Te quiero!" o "Desayuna!" porque nunca desayuna jajaja
      Ustedes me dan mucha ternurita *o*

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    3. Ternurita a tope *o* jajajaja, nosotros también hacíamos eso. A veces, como Jack trabajaba de noches, me dejaba notitas para cuando me levantaba. Y yo antes de dormir también, las dejaba en el suelo, a la entrada, para que las viese cuando entrara XDDD

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    4. Aww sí que son tiernos jajaja
      Recuerdo que una vez fui a comprar temprano, y mi novio aun dormia, así que le dejé una nota encima de la mesa. Cuando volví, me lo encontré delante de la mesa con la nota pegada en la frente, qué payaso jajaja

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    5. JAJAJAJAJAJAJ, qué majo, por favor <3

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  2. ¡Qué vivan las cartas! ♥
    Es una artista! me encanta la maleta, es muy cuca *____*
    A mí me pasó lo mismo cuando en clase dije lo de las cartas xD
    Justamente ahora hace un tiempo que no escribo, debo coger boli y papel ^^

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    1. ¿A que es una pasaaadaaa? :O

      Después de un rato mirándola pensé en ti: "Seguro que Lansy montaría escenarios rarunos super guays en cajitas" XD

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  3. Si eres una antigua, encantada, ya somos más.
    Un saludo

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  4. Precisamente en ésta época de emilios, esemeses y what'supps una carta o un paquete postal emociona mucho...las facturas nunca...Besotes!

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  5. Estoy segura de que a tu amiga por correspondencia se le salió alguna que otra lagrimilla leyendo este post... y que tienes razón en lo de que sentía nerviosismo pensando si te gustaría o no, y que estará tranquila y feliz de saber que te gustó tanto... :p

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    1. <3 <3 <3 <3

      Espero que sean lagrimillas de emoción y felicidad, como las mías :)

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    2. Segurisísima que sí! Y cuando digo lagrimilla, me refiero a que tuvo que ir a sonarse y todo, toda emocionada jajajaja

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    3. Llorar sin mocos ni hipidos no es llorar. Tiene que haber almenos una de las dos cosas acompañando a las lágrimas. xDDDD

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    4. Yo siempre lloro con mocos, aunque sean un par de lágrimas, siempre salen los jodíos jajaja

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    5. Eso es llorar en condiciones XD

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  6. Coñe ¡nos vamos a juntar todos los que escribimos cartas aquí! :D

    Es precioso todo ese detalle que han puesto en esta carta, Bettie, me alegro enormemente de que haya sido para ti. ¡Te lo mereces! :)

    Un beso enoooooooooooooooooorme.

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    1. ¡Bieeen! <3 Gracias.

      Tú también te mereces cartas preciosas. <3 Lo que pasa ees que es difícil estar a tu altura!!!!!!!

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  7. ¡Qué cosa más cuquisísisisisisima de maletitaaaaa! Yo adolescente me carteaba con amigas y era genial... pero ahora reconozco que me he pasado a cosas más rápidas. Y sí, ahora que estoy con un "dumbphone" (porque de smart tiene nada), me he dado cuenta de que soy adicta al whatsapp, neccesito estar comunicada... ¡y encima tengo una amiga a puntito de parir y me voy a enterar tarde!

    Un besote y sigue escribiendo, cartas y entradas, así.

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    1. Pues te animo a que recuperes esa costumbre, nunca es tarde. Y una cosa no quita la otra :)

      Y si, la maleta es cuquísima. No puedo dejar de mirarla.

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    2. Yo como Carlota. Con dumbphone con lo que me gustaba a mí escribir cartas.

      Un saludo

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    3. Te digo lo mismo que a ella, ¡nunca es tarde!

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  8. Ohh, que nostalgia, durante años me escribi cartas con mis amigas, las tengo todas guardadas, y siempre volvía a casa con la ilusión de si una u otra me habría escrito. Recuerdo los sobres echos con papel de revista y los folios de colores, ahora siempre añado una pequeña nota cuando doy un regalo, no es lo mismo.
    Seguro que tus amigos están encantados con tus cartas.
    Besitos

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    1. Qué chulo, por favor...¿por qué dejamos de hacer esas cosas? :)

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  9. hace muchísimo tiempo que no envío ni recibo una carta, pero recuerdo la emoción al escribirlas y recibirlas, supe tener un amigo viviendo en Estados Unidos y solía enviarme cinco o seis folios escritos y cuando veía al cartero suspiraba por adelantado previendo el contenido de la misiva.
    Qué maravilla de obsequio y qué bien se debe sentir la personita que la envió al recibir este "homenaje".
    Es una costumbre que debería poner en práctica nuevamente.
    Recuerdo el año pasado la emoción que tenía cuando un amigo me escribió un sms: "Te envié algo por el correo, andá a buscarlo", mi felicidad era absoluta, aunque terminó defraudándome un poco, me envió un libro pero ni siquiera una notita de cariño.
    Me puse nostálgica, besitos

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    1. Pues el regalo sin la nota pierde bastante... En la caligrafía de otra persona podemos sentirle cerca, casi adivinar lo que sentía cuando escribió las palabras... Ay, soy una nostálgica sensiblera...jajaja

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  10. Ay... Que bonito. Yo juraría que no he escrito nunca una carta, se me da fatal escribir y expresarme, pero jo, como me gustaría recibirlas.
    Un beso preciosa!!

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  11. Ay que maletita tan linda *.*

    si es que te mereces esas cosas tan tiernas porque eres un sol. A mí me ha encantado recibir tus cartas, me llenan de alegría el día :)

    Te debo una carta, no creas que me he olvidado :-P

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  12. Joer qué bonito, qué cosa más cuca. Yo no soy de escribir cartas. Lo era, pero hace mucho que ya no y me da nostalgia y me planteo si debo o no debo empezar de nuevo xDDD Decisiones súper importantes, ya ves jajaja
    El Runo y yo también nos dejamos notas, somos así de moñas. No somos moñas para casi nada, pero para eso sí, que es sagrado. Ahora, además, nos dejamos notas comos si fuésemos la gata. Estoy empezando a pensar que estamos un poco p'allá!
    El wasap es muy socorrido, la verdad, pero no creo que eclipse aún a esas notitas y cartas escritas a mano.

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    1. Juas... De p'allá nada. Y si lo estáis, genial, porque a vosotros y a nosotros nos encerrarán en el mismo manicomio :D

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  13. Esta canción lo explica perfectamente:
    A veces escribo cartas para no sentirme atado,
    para no aferrarme a remilgos que yo quisiera abolidos
    de mi vida. De mi vida.
    Y pinto de colores los sobres. En el remite soy un enigma.
    Espero siempre una respuesta para sentrime querido
    como los niños chicos. Como los niños chicos.
    Mensajes que llegaran, papeles envolviendo una piedra.
    Mensajes de cariño que rompìeran el cristal de mi cuarto.
    Quién pudiese ingerir un fármaco precioso...,
    Convertir en realidad todos esos sueños.
    Cartas que me dijesen cosas bonitas
    como que vendrás a maullarme de contraseña en la madrugada
    bajo mi ventana. Bajo mi ventana.
    Que corriéramos campo a través, a la luz de los fulgores del alba.
    Chispas blancas sobre el rojo violento. Y que hiciésemos cabañas
    en los árboles. En los árboles.
    Mensajes que llegaran, papeles envolviendo una piedra.
    Mensajes de cariño que rompieran el cristal de mi cuarto.
    Quién pudiese ingerir un fármaco precioso...
    Convertir en realidad todos esos sueños.
    http://www.youtube.com/watch?v=Tdd_yVaY0wQ

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  14. Pero no creo que sean cosas reñidas... cada tipo de mensaje, de nota, de carta... todas tienen lugar y cabida y en mi caso las uso de modo distinto. Si necesito un contacto rápido y eficiente uso el móvil y si por el contrario busco acercamiento, complicidad... una carta es perfecta.
    En cualquier caso, es importante darle el toque de valor personal. Que quien reciba esas cuatro letras sea capaz de saber quien las escribe sin mirar el remitente

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    1. Desde luego. No mandas una carta para quedar con un amigo en el mismo día y esas cosas, cada medio tiene su utilidad. Lo que me da pena es que se abandonen los tradicionales del todo por otros más inmediatos.

      Amén a eso del toque personal. Toda la razón.

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