El mar. La mar.

Soy de secano, nacida entre llanuras ocres y viñedos. Y sin embargo el mar me hipnotiza, me calma, me emociona. Nunca le he encontrado la explicación. Además es una relación extraña: no me gusta ir a la playa en verano, no me gusta ir a pasar el día, no me gusta ir a bañarme. Solo a pasear, a ver el mar. Y, a ser posible, cuando la playa esté desierta. Puede que tenga que ver con la primera vez que vi el mar.

De pequeña tenía problemas en las piernas y los pies, así que un señor médico les recomendó a mis padres que caminase descalza por la arena de la playa. Difícil, como os digo, por aquí. Si les hubiese recomendado que pisase uva...  Pero no, había que caminar por la playa, descalza. Así que un fin de semana, por mi cumpleaños, me llevaron a ver a mis tíos y primos a Valencia y, antes de venirnos para el pueblo, me llevaron a la playa del Saler. 


Yo debía de tener unos 5 o 6 años y nunca había visto el mar. Así que mi primer encuentro con el mar fue un frío domingo de enero, un día ventoso. El mar estaba agitado. Bravo, dirían. Yo preferí pensar que estaba emocionado por conocerme, contento. Y, por supuesto, no había nadie más.

Mis padres me quitaron los zapatitos y los leotardos. "¿No va a tener frío?", preguntó mi madre. "Si va a ser un rato, mujer... Además no se va a mojar ni los pies", respondió mi tía. Así que mi madre me cogió de la mano y me puso a pasear por la arena húmeda, arriba y abajo, mientras mi padre -que no comparte mi amor por el mar, ni por el agua, en general- vigilaba desde una distancia prudencial, junto a mis tíos. 

Yo no podía perder de vista las olas, el agua, esa inmensidad. Estaba hipnotizada. Y solo así se explica que, de un tirón, me soltase de la mano de mi madre y echase a correr mar adentro. 

Hubo gritos y carreras, y cortes de respiración, cuando una ola me sentó con su fuerza. Cuando me sacaron del mar yo estaba empapada, claro, y, aunque los nervios de todos los adultos a mi alrededor me asustaban, estaba feliz. No recuerdo la sensación de frío que seguramente tuve que sentir. Solo la felicidad, el agua, la fuerza de la ola, el olor a sal. 



La idea era volver a casa desde la playa, pero no pudo ser. Había que secarme. Y aún así me cogí una pulmonía tremenda -o eso dicen, yo no me acuerdo.

Hace unos días volví al mar. A ese mismo Mar Mediterráneo con el que me encontré hace ya 20 años por vez primera. Esta vez estaba más tranquilo. En silencio le hice un cumplido: "Qué hermoso estás". Y se repitió la historia. Tenía que coger olas, porque el mar me hipnotiza, porque necesito sentirlo, y acabé mojándome. Al menos esta vez conseguí mantener el equilibrio.



Después me senté en las rocas de un espigón y contemplé, otra vez, la inmensidad del mar. Me distraje, es cierto, viendo los gatos marinos: gatos que entraban y salían de los huecos que había entre las rocas y que parecían moverse como pez en el agua.

Cuando me marché estaba cansada, pero muy tranquila. Como si hubiese estado descargando muchas cosas que llevaba conmigo para que las olas se las llevasen.


El mar, de Rafael Alberti

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!



Hoy estoy... echando de menos
Y estoy escuchando... Malos despertares - Marea

Comentarios

  1. Precioso el post, cariño.


    Yo también te echo de menos.


    Te amo <3

    ResponderEliminar
  2. Es precioso el post. Y te entiendo, algo tendrá el mar cuando tod@s l@s que son coster@s (o isleñ@s) lo echan de menos cuando se van (como Alberti)
    Bsitoss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ymuchos de los que no lo somos, también. Algo tendrá, sí.

      Eliminar
  3. Hay alguien a quien no le guste/emocione o transmita algo especial el mar? Como dice Angora lo que lohan nacido junto al mar lo necesitan y los que no, siempre que lo vemos, suspiramos. A mi tb me gusta especialmente como a ti, para pasear. La playa de verano solo me gusta si esta vacía....aunque reconozco que estoy aprendiendo a sacarle un gusto a un buen chiringuito (no por megaguay y coolhappy, sino por las tapas y las cervezas )
    Bonito post fe vuelta. Viva Tiger ¡¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Escribo desde el móvil.... perdón por las palabrejas

      Eliminar
    2. Mi padre, por ejemplo, no se emociona con el mar. Y bueno, conozco a más gente a la que le pasa. Pero... No sé, no a todos nos emociona lo mismo. A lo mejor es que lo del mar es un poco cliché, pero yo lo digo como lo siento XD

      Eliminar
  4. A mi también me hipnotiza, y eso que he vivido toda mi vida junto al mar. Mi casa está a dos o tres kilómetros de la playa, y me pasa como a ti. No me gusta ir a pasar el día en la playa, me agobio con la gente y tanto calor, tanto que muchas veces me da fatiga. Además no puedo estar mucho rato sin gafas que me mareo, y obviamente no voy a coger sol con las gafas puestas... me gusta ir tarde, cuando hay poca gente, pasear por la arena y mojarme los pies. Y si me meto en el agua peligro, porque puedo pasarme hasta una hora remojándome. Cuando entro ya no quiero salir, por mucha agua que haya tragado por las olas o mucha hambre que me de (bañarme en el mar me da hambre, no se si solo me pasa a mi o es normal xD)

    Por cierto, esto me hizo recordar a una pelicula que vi de niña, "Canción de mar", una peli danesa que vi mil veces, tanto que se estropeó el vhs donde la tenía grabada.
    Dura solo 25 minutos, asi que si tienes un ratito no dudes verla, por desgracia no hay manera de encontrarla en español, solo la encuentro en danés con subtitulos en inglés, así que ya sabes, si no la has visto, espero que te guste tanto como a mi, es muy especial :)

    http://www.youtube.com/watch?v=zhfDc60s9xs

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Por qué tengo la sensación de que ya te he hablado de esta peli antes? xDDD

      Eliminar
    2. No lo habías hecho, no que yo recuerde...

      A mí el agua en general me da hambre: el mar, la piscina. Y yo también soy muy de estar en el agua, pero en el mar me resulta incómodo luego: la arena, el salitre, etc. Y sobre todo, la gente. Pero me encanta el mar de noche, y pasear. Yo iba a la playa por la tarde, en verano, a partir de las 6, cuando la gente empieza a recoger y la brisa es más fresca. Ains... :")

      Eliminar
  5. Te gustaría venir aquí... Visitar las playas de arena agradable y mar bravo o cariñoso... Pero no las turísticas, sino las calas... Las escondidas, aquellas que tienen algo especial y que se guardan para que no todo el mundo lo sepa...

    Yo hoy estoy: griposa... Pero contenta ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es lo que tienen las islas, que siempre quedan rincones. Jack me lo dice, que me encantaría ir a Fuerteventura. No a la zona turística, sino donde vivía él, donde las playas son solitarias y desconocidas.

      Y lo haré. Además, uno de los propósitos de mi vida es pasear por una playa de arena gris. :P

      Eliminar
    2. Fuerteventura por suerte está llena de playas en las que perderte, a veces he estado todo el día en playas de arena rubia completamente desiertas, hasta en bolas te puedes quedar que no te ve nadie... xDD

      Eliminar
    3. Sería mi paraíso entonces XD

      Eliminar
  6. hermosa entrada, sin nada que agregar. Aplausos para Alberti y Marea, besos.

    ResponderEliminar
  7. Me siento perdida cuando estoy lejos de la mar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También conozco gente así. Se "mustia" si no tiene el mar cerca. Yo no tengo más remedio que orientarme como pueda jaja.

      Eliminar
  8. Yo no digo nada, pero vivo a 10 minutos andando de la playa y otra cosa que no digo... busca "arrecife de las sirenas" en google, lo tengo algo más lejos pero nada que no solucione el coche

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López