Zapatitos de charol.

No sé por qué hace unos días me sorprendí pensando en una de mis frustraciones infantiles. Creo que esas frustraciones infantiles nos marcan mucho como personas -llamadme seguidora de Freud si queréis, que hoy os lo permito.  

Yo tengo un buen saco de frustraciones infantiles. Pero las de hoy tienen que ver con mis pies. O con lo que se pone en los pies, más bien.

Todo niño en mi época tenía que tener al menos unos zapatos para los días "de comer bien". Zapatos que servían para bodas, bautizos, comuniones, para ir los domingos a misa y para cualquier acto formal que se terciase. 

Pues bien, durante toda mi vida infantil recuerdo un mismo modelo de zapato. Negro, de piel, con la punta redondeada y hebilla. Tal que así:

He de reconocer que mis padres se gastaban bastante dinero en los zapatos. En la ropa, por ejemplo, eran menos exigentes. De hecho, durante muchos de mis años infantiles se me inculcó la buena costumbre de usar ropa "heredada". Pero con el calzado no se la jugaban. Casi siempre acudíamos a la misma zapatería, en un pueblo vecino, y allí compraban zapatos "de los buenos", para que no se nos deformasen los pies (tengo grabada a fuego esas palabras dichas por mi padre mil veces). Casi me muero de amor hace unas semanas, al descubrir que la zapatería sigue abierta.  En ocasiones, sin embargo, si visitábamos la city, mis padres miraban en una zapatería que a mí me encantaba, porque tenía un cochecito de estos que funcionan con monedas en la puerta. Nunca pedía dinero para ponerlo en marcha, pero me gustaba sentarme en él con mi hermano hasta que nos sacaban para probarnos zapatos. 

Bueno, que desvarío. Mis padres compraban zapatos buenos, y eso se paga. Así que teníamos que aguantar los zapatos hasta que se nos quedasen pequeños, por lo que mi madre tenía que calcular todas las variables zapatiles para conseguir la máxima durabilidad. Supongo que las calculó una vez, y por eso estuve durante años y años gastando el mismo modelo de zapato, con pocas variaciones. 

Pero un día tuve una conversación importante con mi madre, de esas que te dejan huella. Y no es que eso haya sido muy común. Y fue a razón de unos zapatos. 

Tocaba renovarlos, así que fuimos a la zapatería de siempre, a la del pueblo de al lado. Esta zapatería no es que tuviese muchísima variedad, lo cual facilitaba bastante las cosas para los padres, evitando que los niños se encaprichasen de algo que ellos no querían comprar. Pero un día, no recuerdo qué edad tenía, mientras miraba los zapatos expuestos unos llamaron mi atención. 

Allí estaban, brillantes y maravillosos, unos zapatitos de charol negro.


- Quiero esos -dije a mi madre.

Ella torció el gesto mientras señalaba otro modelo a la dueña de la zapatería y pedía mi número.

- Mama, que yo quiero esos. 

- Esos no puede ser. 

- ¿Por qué no? A mí me gustan esos.

- Pues porque son de charol, y se rompen enseguida: se arañan, se estropean. En dos días parecerá que llevas unos zapatos viejos, y los zapatos tienen que durarte mucho, porque no podemos comprarte unos cada día, que son muy caros.

Vamos, que una de las variables zapatiles para conseguir la máxima durabilidad fallaba.

- A mí me da igual, yo me los pondría aunque estuviesen feos. 

- Ya, pero entonces parecería que no tenemos dinero para comprarte otros zapatos.

- Pero tú me has dicho que no tenemos...

Mi madre se quedó muda un instante, aplastada por mi lógica infantil. Entonces la dueña de la zapatería dejó los zapatos que mi madre había pedido sobre el mostrador. Los cogió, y mientras me los probaba, me dijo:

- ¿Es que quieres parecer una nena pobre?

En aquel momento no supe qué decir. Para mí los pobres eran los que no tenían zapatos, los negritos de África. Pero a lo mejor había más maneras de ser pobre. Y lo importante, lo verdaderamente importante, era no parecerlo. 

Así que, por enésima vez, salimos de la tienda con unos zapatos negros, de piel, con punta redondeada y hebilla. 



Hoy estoy... nostálgica
Y estoy escuchando... Tie your mother down - Queen

Comentarios

  1. Ea... son las cosas de tu madre y de mucha gente mas...

    Los de charol se hubieran estropeado antes, si, y los otros duraban en mejores condiciones mas tiempo... pero el "poso" ese de guardar las (falsas) apariencias... como si ser pobres fuera la lepra o algo peor...

    En fin...


    De peque eras un amor "pequenito"... ahora eres mi AMORZOTE XD


    Te amo, Cachito <3

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    1. No, si lo entiendo. Tenían que ser zapatos buenos, funcionales y duraderos. Lo comprendo. Probablemente yo haré lo mismo cuando tenga hijos. :)

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  2. A mí mi madre me compraba los que me gustaban (la mayoría de las veces rojos, muy rojos). De todas maneras, tu madre elegía muy bien los zapatos. Eran cómodos, duraban y eran muy cucos.

    Te he dado un premio en mi blog. Puedes pasarte si quieres :)

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  3. Si lo piensas, tiene lógica, al menos para ellos. Ahora lo miramos y no lo entendemos del todo, pero en su vida tiene toda la lógica del mundo.
    Los zapatos de charol eran preciosos aunque ahora lo pienso y no me los pondría, pero de pequeña... ¡Ay!
    En las variables zapatiles de mi casa había una que tenía más poder que las otras: que fueran muy BARATOS. Pero mucho, mucho. Y que durasen, claro. Así que al final siempre teníamos zapatos feos. Y ropa fea y antigua, que era heredada, pero me hacía ilusión ponerme ropa de otra gente (el que no se consuela es porque no quiere xD).

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    1. Jajajaj, pues nosotros no. Yo tuve problemas en los pies y las piernas siendo muy peque y desde entonces mis padres nos compraban zapatos buenos. Pero claro, pocos xDDD

      Lo de la ropa heredada era el pan nuestro de cada día xD

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  4. Pues una de mis frustraciones es que mi madre sí me compraba zapatos de charol, y eran plasticosos y se estropeaban pronto, pero hacían un daño... A mí no me compraron playeras, más que pare hacer gimnasia, hasta bien mayor, y me costó un montón de discusiones...

    BEsos.

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    1. Jajajajaja. Yo sí, en cuanto empecé a hacer gimnasia en el cole, llevaba deportivas casi a diario. :P

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  5. Hola! acabo de descubrir tu blog, enhorabuena, me encanta. Soy la autora de La Guerra de las Napolitanas y Polos Opuestos, y hace poco me inicié en blogger. Quería comentar que he decidido crear el blog http://emgomez.blogspot.com.es/ para estar más en contacto con las lectoras, y admitir así sugerencias y opiniones. Si os apetece pasaros, hay café para todas!

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  6. Yo con los zapatos y las zapatillas tenía un problema si eran blancos. Mi madre cuando empezaban a estropearse se emperraba en volver a dejarlos blancos a base de usar Kanfort de ese blanco. Quedaban tan blancos que ODIABA ponérmelos...

    Yo los de charol los sufrí como ro, duraban un suspiro y hacía daño porque eran muy tiesos...

    Mi otro trauma era que yo quería unas zapatillas de deporte negras y hasta bien grande no pude tenerlas, porque sólo había "de chico" y na... Ahí vestida toda de negro con los tenis blancos de Kanfort ¬¬

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJA.

      Mi mayor gesto de rebeldía fueron unas deportivas AZUL ELÉCTRICO. Toda molona yo, que iba con ellas. Con 13 años sería, más o menos XD

      Sois mi terapia. Ahora ya no quiero zapatos de charol, que seguro que hacen mucho daño xD

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  7. Mi gran trauma es que los Reyes nunca me trajeron el Diseña la moda, y creo que lo pedí como cinco años seguidos... Ainsss.

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    1. ¡Joooooooooooo! Con lo chulo que era... era uno de mis juguetes favoritos.....

      Mecachis.

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  8. Yo sufrí los zapatos de charol, tiesos... Y los castellanos duros que hacían "bujeros" en los talones, y las cangrejeras por las que se colaban los deditos...
    Una vez me encapriché de unas botas rojas y negras de charol (y mi madre también, porque me las compró). No las recuerdo bien, pero debían de parecerde a las de los lagartos de V :-P
    Ay, los 80...

    Besotes

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    1. JAJAJAJAJ, jo. Qué buenos des-traumadores sois. xDDD

      La verdad es que los zapatos que yo llevaba eran un poco aburridos, siempre lo mismo, pero cómodos lo eran un rato. Me encantaría volver a tener unos zapatos tan cómodos xD

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  9. Yo de tan pequeña no recuerdo tener problemas con los zapatos. El problema fue cuando empecé a crecer... y DEBÍA seguir llevando ese tipo de zapatos cada día porque llevaba plantillas a causa de los pies planos.
    Me planté a los 12 años, se metieron tanto conmigo por llevar zapatos ortopédicos, que renegué para siempre.
    No me volví a poner algo así hasta por lo menos los 25...
    Muy bueno. Bsitoss

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    1. Yo también llevé plantillas una época. Y aparatos en las piernas, a lo Forrest Gump :S xDD

      Yo creo que los llevé hasta los 14 estos zapatos xDDD

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  10. el mundo madre en la infancia...jejejejeje...quién más y quién menos (valee hay gente que no, que siempre tuvo lo que quiso...¡que suerte! o qué desgracia....!!) Yo también tengo las mías, no creas. Sí tuve zapatos de charol y me gustaban la verdad...Me enternece mucho que a pesar de los años que nos llevamos, tú también sufrieras el síndrome ropa de los domingos (mis zapatos de charol eran de domingos, claro) y me encanta que Ro llame playeras, como yo, a las deportivas, debe ser cosa de Castilla/León...
    Me has hecho recordar la zapatería de mi pueblo, la principal, a la que yo iba más. Me has hecho acordarme de que antes ir a comprarte unos zapatos era todo un acontecimiento. Me has hecho ponerme muyyy nostálgica.

    ¡¡Ayyy Bettie!! que mal final de los 30 y 40as vas a tener si con 20 y pocos ya eres así de nostálgica...(te digo esto porque a partir de los 37 la nostalgia de la infancia es brutal, al menos en mí lo está siendo).
    Mil besos de charol.

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    1. Jajajaja, tengo un carácter nostálgico. Es mi maldición xDD Aunque de esto me acordé por el tema de la pobreza infantil y demás...

      Me gusta que, a pesar de los años, estemos tan cercanas en algunas cosas :D jaja Ir a comprar zapatos era acontecimiento total xD

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  11. Yo tb llevé aparatos en las piernas! eso si q no se me olvida! pero mi peor trauma es que no tengo recuerdos apenas, no conozco a nadie más que le pase, es inexplicable, tengo 4 recuerdos contados de pequeña.
    Yo lo que si que recuerdo, pero ya tendría 10 años o así, es que quería un Ken para la Barbie, el coche, el armario... y no me lo compraban, sólo más Barbies. El Cinexin lo pedí mucho y tampoco me lo trajeron. No sé si me dejo algo...
    Bsos

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    1. Yo nunca de nunca tuve una Barbie... xD

      Ains, yo me acuerdo de muchas cosas... pero otro trauma es que no tengo casi fotos XD

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  12. Yo no tenía ni voz ni voto ni con zapatos ni con ropa ni con ná de ná, en mi casa imperaba el porque lo mando yo en cuanto a gustos. Y esto hasta bien gordica, que ya estaba en el instituto la vez que le pedí por favor a mi madre que no quería ponerme un jersey color mostaza y tuve que seguir con él p.c. (por cojones)

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    1. Jajajajajajaja. Yo en la adolescencia rompí con eso pero a las bravas. He sido muy buena , pero ahí tuve un despertar... .madre ´mia xD

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  13. (que tarde leo esto xD)
    Pues yo no me acuerdo mucho, pero creo que sí tenía unos de charol, aunque solo para ocasiones especiales. Ahora recuerdo mejor y sí, estaban casi nuevos del poco uso que les daba jajaja
    En algunas fotos de bien pequeña ya llevaba zapatillas. Me vestían con vestidos y tal en las ocasiones puntuales, pero sino iba bien cómoda xD
    Recuerdo con 11/12 años que mi madre me compró unas zapatillas Nike de 10.000 pesetas. Fíjate lo que era para entonces ese precio. Yo no las quería porque eran muy caras y al final las tenía que comprar la mujer ¬¬ Total que luego me creció el pie y no las aproveché demasiado xD las usaba igual, con todo el pie preto jajajaja
    De ahí ya me vino la vena de las gangas, porque recuerdo comprar zapatillas converse (pero no el modelo all star) y unas adidas a muy buen precio xDDDD

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    1. que por cierto, esas Nike fueron las primeras zapatillas de marca que llevé. Todas las demás eran de mercadillo xD creo que ahí ya empezamos con las apariencias...

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    2. Yo deportivas no llevé hasta que no empecé a hacer gimnasia en el cole. Y durante años, solo para eso xD

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