Queridos docentes (#NoALaLOMCE)


Al principio de La princesa prometida, el libro, hay una especie de prólogo. En él, William Goldman habla de cómo una maestra suya no sabía qué hacer con él, pero comentaba que ella nunca perdió la esperanza, que siempre tuvo esperanza. Su maestra le decía...

—Eres de los que tardan en florecer, eso es todo. Winston Churchill tardó en florecer, y tú también.
Él no entendía muy bien de qué iba eso de florecer tarde, pero le agradeció a su maestra esa paciencia. Y también agradeció que, después de apasionarse por los libros de aventuras, ella le recomendase uno detrás de otro y los comentase con él. 

No sé cuánto hay de ficción y cuanto de verdad en ese prólogo, pero me hizo pensar en que todo el mundo, o casi todo el mundo, recuerda con cariño a algún maestro o profesor. Algunos, incluso, admiramos a alguno de los profesores que hemos tenido, o a más de uno. Incluso podemos llegar a entender cómo Platón reverenciaba a su maestro Sócrates, cómo nunca perdonó a Atenas el crimen cometido contra el mejor hombre de su tiempo. 

Los docentes son importantes. Nos dejan huella. Aprendemos de ellos mucho más que fracciones, declinaciones o análisis sintácticos y morfológicos. Descubrimos en ellos una manera de estar en el mundo distinta a la de nuestros padres y parientes. Encontramos en ellos otro adulto de referencia. Y cuando crecemos bebemos de ellos, de sus maneras, de sus bromas, de sus anécdotas. Y, por supuesto, también nos enseñan contenidos. Pero la educación es mucho más que eso. 

Hagamos un ejercicio. Pensad en ese maestro o profesor que os marcó. ¿Lo tenéis? Acordaos de esas anécdotas, de los momentos especiales, de aquello que os enseñó y de cómo os lo enseñó.  Ahora pensad en cómo habría sido esa clase, ese curso, sin él o ella. En qué os faltaría si no hubiese estado ahí. No sé a vosotros, pero a mí se me ponen los pelos de punta. Ahora pensad en qué ocurriría si todos los maestros y profesores desapareciesen por arte de magia, ¡puf! Sería toda una catástrofe, ¿verdad?

Los maestros y profesores deberían ser las personas más valoradas de una sociedad. Y lo son, o eso reflejan las encuestas del CIS de tanto en tanto. Pero también deberían ser de las más respetadas. Y eso no es así, por desgracia.

Así, por más que se promulguen leyes de autoridad del profesorado -que no digo que esté mal- el mensaje no va a calar si los propios políticos, que se llenan la boca con esas leyes, no dejan de desacreditarlos. Y lo mismo ocurre con parte de la ciudadanía. No paran de decir, unos y otros, que son unos vagos, que no trabajan, que están puestos a dedo, que no tienen conocimientos, que no saben, y por eso enseñan. Mantienen que la gente que está en la docencia está ahí porque quiere cobrar a fin de mes, porque no había otro trabajo para ellos.

El profesor es el rompeolas entre el malestar de la ciudadanía y las autoridades educativas. Se lleva todos los palos. Recibe las quejas de las familias y el descrédito de las instituciones. Y a fuerza de tirar de ambos lados, la cuerda se rompe, por fuerte que sea. Y los profesores y maestros son personas, ni más ni menos. También pueden romperse. Pero nos quejamos de que los profesores están quemados, desmotivados, desilusionados. ¿Cómo estaríais vosotros en su situación?

Tenemos que cuidar a nuestros docentes. Son las personas en las manos de las que dejas a tus hijos y son, además, los profesionales de la educación. Cuando protestan en defensa de la educación, deberíamos escucharles porque algo deben de saber del tema. Antes de criticarles porque lo único que quieren es más beneficios laborales, deberíamos pensar bien qué están pidiendo. Y si no, cuando vayamos a quejarnos al profesor de matemáticas porque la clase de música, que se ve obligado a impartir, es un desastre, a lo mejor deberíamos dirigir nuestras quejas a instancias superiores. O cuando no se cubran las bajas. O cuando no puedan educar a los alumnos libremente porque su trabajo depende de que cedan a las exigencias de otros.

Quiero, desde aquí, romper una lanza por los docentes, maltratados, vilipendiados e injuriados. He conocido docentes que han renunciado a su almuerzo para dárselo a un alumno que se había olvidado el suyo. He conocido docentes que han elaborado materiales, libros de texto propios, para que las familias ahorrasen dinero. He tratado con docentes que no han tenido tiempo para tomarse un café en un recreo durante semanas, porque empleaban ese tiempo en atender a sus alumnos. Sé de maestros interinos que no pueden desconectar de su trabajo, que cuando se ponen a estudiar para intentar conseguir esa ansiada plaza en el cuerpo de maestros, no consiguen concentrarse, pues piensan en sus niños, en las actividades que les gustaría hacer. Entre los docentes, como en todas las profesiones, hay de todo. Pero todavía no he conocido a nadie que no recuerde con cariño a ningún maestro o profesor. Tan malos no serán. 

Yo quiero que los docentes sigan siendo independientes. Quiero que puedan innovar en las aulas. Quiero que no puedan ser marginados por sus opiniones políticas o de otra índole. Quiero que puedan trabajar seguros, dedicarse a pensar en cómo enseñar cosas a sus alumnos y no en cuánto les van a bajar el sueldo, en que, teniendo fiebre, deberían haberse quedado en casa, o en si el año siguiente estarán ahí. Quiero que sigan educando niños y jóvenes. Y quiero que sigan dejando en ellos huellas maravillosas, como las que mis profesores y maestros dejaron en mí. Yo, al igual que Platón no perdonó las injusticias cometidas contra Sócrates, su maestro, no perdono las injusticias que se están cometiendo contra nuestros maestros, los maestros de todos.  Por eso les apoyo en su rechazo a la LOMCE.

Solo una cosa más que añadir: Queridos docentes, gracias. 



Comentarios

  1. Pues si, yo también me sumo al rechazo a la mierda esta de ley...

    A ver cuando les entra en la mollera a los inútiles que nos gobiernan que la ley de educación no hay que cambiarla cada vez que cambia el gobierno, que debe estar por encima de ideologías y credos religiosos y que, sobretodo, debe ser redactada por PROFESIONALES de la EDUCACIÓN y no por curas, demagogos, chupatintas y tuerce-botas que no saben hacer la O con un canuto.

    Os la estáis ganando... CERDOS.

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    1. Te veo calentito xD :P ¿No tienes ningún recuerdo para algún profe que te marcara? Por aportar algo positivo y tal xD

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    2. Jack, estoy de acuerdo contigo totalmente. Es un despropósito que cada vez que llega uno, le dé por "dejar su huella".

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  2. Hola Bettie,
    es la primera vez que leo tu blog (vengo desde el de Anita), pero el título del post me llamaba a gritos. Soy hija de maestros ya jubilados y aún hoy cuando se encuentran en la calle a ex alumnos, alguno incluso con hijos mayorcitos, les saludan con mucho cariño. Así que mis padres, creo, han marcado positivamente a alguien. Y yo también tuve maestros y profesores que me marcaron y sin los cuales, seguro, hoy no sería quien soy. Gracias por tu entrada,

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    1. Qué bonito es eso. Yo me encontré con uno de mis alumnos de prácticas un par de meses después de acabarlas. Él estaba haciendo la selectividad. Y me emocioné y todo. Y hace poco, una de las alumnas me encontró por Facebook, y lo mismo. No quiero imaginar esos maestros que, como tus padres, ven a sus niños y niñas hechos hombres y mujeres, y que les recuerdan y les quieren. Es maravilloso. Eso no ocurre con todo el mundo, pero con los maestros pasa bastante. Por algo será :)

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  3. hay más de un profesor del que guardo muy buenos recuerdos, tanto en una época muy infantil como de más mayorcita. Me parece tremendo este baile de leyes de educación y una pena que en los últimos años la figura del maestro se haya visto rebajada y menos digna de respeto de lo que era cuando yo estudiaba. Creo que son una parte importantísima en la educación de los niños y que deberían estar mejor considerados.

    Besos

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    1. Pues sí, este baile de leyes educativas es super dañino. Sobre todo en la parte en que se defienden las reformas CONTRA la opinión de los profesionales de la educación. :(

      Gracias por pasarte, Jara.

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  4. Ains... Yo tengo muchos recuerdos, buenos y no tan buenos. Como tú bien dices, hay de todo ¡como en todas las profesiones! E incluyo a los políticos también ¿eh?

    Yo recuerdo que tuve una profesora de Historia del Arte que me prestó toda su colección de videos de documentales de arte (todavía era en VHS :D) porque le pregunté después de una de las primeras clases dónde podía conseguir más información como el video que acabábamos de ver... Creo que la pobre mujer alucinaba de alguien que quisiera "más material". No sé si seguirá dando clase...

    También recuerdo a un profesor de Filosofía. Sí, Bettie, de Filosofía :) Era un tío increíble. Explicaba todo que casi no hacía falta estudiar, lo relacionaba de atrás hacia adelante en el tiempo, con unos y con otros, con la historia, con la literatura, con la sociedad de la época... Entendías... Enseñaba con pasión... En lo personal era un capullo XD

    Y una profesora de Literatura en COU, la mujer siempre olía fatal ¡pero qué clases daba! Con ella hicimos tantos comentarios de texto, por grupos presentamos los libros que entraban en la Selectividad de entonces, lo exponíamos... También comparaba con otras épocas, comentaba de dónde habían "bebido" los escritores que estudiábamos, por qué escribían lo que escribían, nos hablaba de sus vidas y de sus situaciones y cómo podíamos verlo entre las líneas de sus textos...

    Otra profesora que tuve en el colegio, de Lengua y Literatura, nos mandó como tarea durante todo el curso tener un "Cuaderno Literario". En él lo único que había que hacer era escribir... Cuentos, cartas, relatos cortos, poemas... Podías ilustrarlos si querías, hacerlos a tu manera y cada trimestre se lo dábamos y ella nos los devolvía con comentarios y corregida la ortografía y la gramática... Siempre recordaré mi cuaderno azul... ¡Aún lo tengo!

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    1. Como en todas partes, buenos, mejores, malos...¡De todo! Pero mira qué experiencias más bonitas :) Lo del cuaderno literario me ha dejado fascinada, oye, ¡qué idea tan buena y bonita! :)

      Intento compensar, ¿sabes? Porque tendemos a destacar las malas experiencias, pero ...¿y las buenas? Y tú, por tu trabajo, lo sabes también :P

      Muá! Gracias por compartir tus buenos recuerdos :D

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    2. Eso del cuaderno literario suena muuuy bien!! :D

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  5. El primer profe del que me he acordado fue en el colegio, cuando suspendí matemáticas y mi profe hizo llamar a mi madre para decirle que yo era "una niña de ciencias", que necesitaba matemáticas con más chicha, porque en el cole me aburría como una ostra.

    Gracias a esa reunión....¡ayyy si Don Joaquín no hubiese llamado a mi madre!! Desde entonces tuve un profe extraescolar que me daba clases de mates chulas, adaptadas a mi interés que me hicieron progresar muchísimo.

    Y cuando llegué al instituto, TODOS mis profes de matemáticas a lo largo de los años se esforzaron en que no fallara en tonterías porque no les prestaba atención. TODOS me ayudaron, me daban más ejercicios, me mantenían atenta...Que esfuerzo ímprobo por parte de estos docentes: mis clases eran de 35 alumnos.

    Y mi profe de lengua del bachiller...y el de biología de la E.S.O....y muchos de la facultad también.

    ¡Que vivan los profes, profas, docentes y docentas!

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    1. Esque Anna necesita material del bueno para trabajar, ¿a que sí? jajaja :)

      ¡Vivan vivan!

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  6. Los profesores son vagos, los actores no pagan impuestos, el cine español es malo y por eso la gente no va a verlo, los médicos y las enfermeras y por ende todos los funcionarios son del PSOE ¿qué más? ¿qué más porquería tienen 4 impresentables como los penosos y patéticos Wert, Montoro y Mato? Hay acaso peores representantes de la cultura, del saber estar y de la inteligencia que ellos y unos cuantos políticos más?
    En la profesión docente, como en botica: hay de todo. Eso sí, en política GANAN POR GOLEADA los GILIPOLLAS.
    No tengo nada que añadir estoy muy harta de estos señores.

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  7. Que puede haber malos profesores... vale, pero desde mi experiencia a lo largo de toda mi vida académica los buenos han sido el 99%.

    Distinto es en política, que los malos son ese mismo 99%

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