Con el día tonto.

Hacía tiempo que no tenía un día de estos. Tengo un día casi desficioso, pero no. Tampoco es que esté negativa, ni triste. Al menos no lo estaba al principio del día. Lo que me pasa es otra cosa. ¿Sabéis esos días en los que tenéis la sensación de que todo os va a ir mal y acertáis? Pues uno de esos tengo yo hoy.

Porque, sea inducido o no -seguramente haya algo de profecía autocumplida-, hay días en los que todo está patas arriba. Si trabajas, pierdes los papeles que necesitas. Si estudias, eres incapaz de concentarte. Si intentas practicar inglés, no pillas una. Si estás resolviendo ecuaciones, no despejas la x ni aunque te vaya la vida en ello. Si ves vídeos, la conexión a Internet se va y vuelve a su antojo. Y suma y sigue.



Consecuencia de esto es que, aunque tú hayas empezado el día relativamente bien, acabas de mala leche, o triste, o cagándote en todo el mundo desquiciada de los nervios. Y eso te mete en una espiral: mal día, cabreo, el mal día sigue y empeora, más cabreo, el empeoramiento se agrava, y así ad infinitum.


No sé a los demás, pero a mí, en esta situación, me va bien no estar con nadie más que conmigo, y eso solo porque no puedo abandonar mi cuerpo. No me apetece hablar, ni estar con gente. De hecho, Jack me ha llamado y he tenido que colgarle porque por forzarme a hablar con él me estaba poniendo histérica, nerviosa y de muy mal humor. Y acabaría soltándole un improperio sin tener culpa de nada. Por suerte, él lo entiende. Cuando colapso y me obceco lo mejor es darme espacio, cuanto más mejor.

¿Problema? En esta familia en la que he tenido la suerte de nacer, nuestra educación emocional es nula, incluyendo el respeto a las emociones ajenas. No voy a relatar casos concretos y más graves que el que me ocupa porque no es cuestión de dejar a la sangre de mi sangre en mal lugar. En peor, al menos.

Cuando estoy mal se me nota. Soy bastante buena actriz para algunas cosas y en según qué situaciones, pero en mi casa no tengo fuerzas para actuar. Aunque, por unas cosas y por otras estoy desarrollando también la habilidad de mostar mis emociones solo de puertas para adentro de mi cuarto, y preferiblemente de doce de la noche en adelante, hasta las 8 de la mañana, más o menos. (¡Qué triste!) Pero hoy se me notaba. No estoy habladora, he intentado estar sola todo el tiempo que he podido, a las preguntas he respondido con monosílabos, etc. No sé, supongo que mi familia debería pillar la indirecta.

Podríais decir que culpa mía, por no pedir intimidad y paz. Error. En esta casa el derecho a la intimidad no existe, las puertas no se cierran, y eso de posponer, adelantar, hacer o deshacer cosas porque el cuerpo nos lo pide como que no está muy aceptado. Como ya he dicho, en educación emocional estamos bajo mínimos. Por cierto, nótese que me incluyo.

Y yo ahora debería estar dándome una cura de tranquilidad, es decir, en la ducha, con la música alta, cantando, bailando, llorando o lo que me diese la gana, porque la ducha parece ser el único reducto de intimidad en esta casa. Pero no. Estoy aquí, sin hacer nada, porque no me apetece, y sin poder irme a la ducha porque tiene que venir una persona a traer algo, y, aunque no se sabe si va a venir hoy o no, pues eso, tengo que montar guardia, ya que me he quedado sola en la casa. Que sí, que estoy sola al fin, pero ni aún así puedo estar haciendo lo que me apetecería. Qué estupendo. 

No sabéis las ganas que tengo de que llegue la hora de meterme en la cama a leer. No os hacéis una ligera idea. 

Últimamente parece que todos mis post/pensamientos pueden resumirse en una canción. 



¡Ah, por cierto!



Comentarios

  1. Ay, Bettie. Las familias, ese microcosmos. Es difícil que se entiendan según qué cosas, qué sentimientos, que se quite de los ojos de los demás la perspectiva de sus propios problemas. En fin, ánimo, guapa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no lo habría dicho mejor. "Que se quite de los ojos de los demás la perspectiva de sus propios problemas". Qué bien dicho, de verdad.

      Eliminar
  2. ayyy un día así lo tenemos todos, y si, lo mejor es estar solo y no tener que forzar nada...
    espero que llegue la noche, encuentres tu ratito de intimidad y calma y hagas las paces con el mundo :)
    seguro que mañana es un día mejor!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ESo espero :) Ains, ya queda poco para que acabe este día u.u

      Eliminar
  3. No puedo animarte, se me ha puesto el día tonto a mí también a media tarde :(

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, mejor medio día que uno entero, míralo así :) MUAAA!

      Eliminar
  4. Yo, sin embargo, con el día tonto no me soporto: empiezo a rumiar pensamientos repetitivos a la par que negativos (em pose neguitós, se diría en una buena síntesis de lengua vernácula) y acabo por confundir mis propias convicciones con las de cualquier pedorro televisivo de media tarde... asíN que una de dos: o me doy a la bebida para evadirme de mí mismo o me pongo a ver una buena película, y acabo haciendo lo segundo porque mi hígado ya no está para chupitos y porque no hay nada como el cine para resetear los estados de ánimo (aunque nunca hay que ponerse una peli de risa, sino una triste, porque la tristeza a tristeza muere). Ay, que me gusta tu blog!

    santi

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo lo de la bebida no, pero lo de las pelis... me habría venido bien. Eso sí, soy tan ODIOSAMENTE RESPONSABLE, que no puedo disfrutarla si tengo algo que hacer. Consecuencia: ni rindo nada, porque todo me sale mal, ni me relajo, porque me lo impido a mí misma.

      Pero sí, si no tengo nada que hacer, peli triste, pero de las tristes tristes. Y sienta de bien... XDD

      Me alegro que te gusten mis locuras y desvaríos :P jaja

      Eliminar
  5. De esos días que no te soportas ni a ti misma....es una cosa oye...

    ResponderEliminar
  6. Hola preciosa!! te acabo de descubrir y me ha hecho mucha gracia la foto del muñequito dandose ostias.... es que te comprendo tanto porque ultimamente no se que me pasa que me pasa mucho, y ese día que arda trolla jolines pero lo paso mal ehhh porque no me apetece nada ni ver a nadie , solo cama y leer como a ti,,, pero bueno mujeres jijijijij espero que el resto del día sea mucho mejor y el fin de semana que te lo pases genial un besazo te sigo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Glorieta. Sí, yo también estoy en plan "Que arda Troya" cuando me pongo así xDDD Pero bueno, por suerte, hoy amanecí bastante mejor. Esos días pasan, y menos mal. ¡Mua!

      Eliminar
  7. Lo que más me gusta de la casa de mis padres es que mi habitación está en un piso aparte. Es un coñazo para ir al baño, pero al menos tengo esa intimidad. Antes era todo tal y como lo cuentas.
    Tu Jack es un cielo. Lo sé porque el Runo es igual en ese tema, me deja el espacio y el tiempo que necesite hasta que vuelvo a convertirme en persona normal y dejo de ser un ogro.
    (No escucho la canción porque a Rosana le tengo tirria :S)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mi casa también, las habitaciones están en el 2º piso y la vida se hace abajo. ¿Qué significa esto? ¿Que me molestan menos? No, que tengo que subir y bajar muchas escaleras XDDD ¡Mua!

      Eliminar
  8. La canción te va que ni pintada xD
    Espero que ayer por la noche pudieras relajarte en tu pequeño mundo y que hoy estés mejor :)
    También he tenido días de eso y son una mierda. A mí el marido no me dejaba tranquila y aún me agobiaba más xDDD hasta que se lo hice entender una vez, que cuando me pongo así me deje tranquila... porque acabo soltando barbaridades y no quiero que acabe mal él xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, eso no es ciencia infusa. Las parejas se van conociendo poco a poco. Jack al principio también se agobiaba e intentaba hacerme sentir mejor, agobiándome a su vez. Pero ya me conoce y sabe lo que me va bien XD :P

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López