Vivo con un león.

Cuando Jack y yo nos mudamos a nuestro piso estuvimos pensando durante unos meses en adoptar un pequeño gato negro. Estuvimos buscando, hasta hablé con una amiga que venía de visita a Valencia, que colaboraba con asociaciones protectoras de gatos, y que se ofrecía a traérmelo. Al final eso no pasó. Jack y yo lo pensamos muy bien. Pasábamos mucho tiempo fuera de casa, yo en la universidad, él buscando trabajo o trabajando. El piso era muy pequeño. Nos daba miedo que el gato estuviese solo todo el día, no solo por que pudiera hacer algún destrozo, sino por si mordía uno de los muchos cables, o alguna cosa así y se hacía daño.  No estábamos preparados para asumir una responsabilidad tan grande, porque, amiguitos, por si alguien no lo sabe, los animales no son un juguete.

Yo no soy muy loca de los animales, pero tengo un algo especial con los gatos. A Jack sí que le gustan, además como nunca pudo tener uno de pequeño, tiene un ansia especial. Hace unos años vinimos a pasar Nochevieja y Reyes al pueblo (2009-2010) y Jack se encontró con un regalo: la primera nevada de su vida (y fue de las gordas) y un nuevo habitante en casa de mis padres:


Era la nueva mascota de la familia. Mi cuñada se lo regaló a mi hermano para Reyes. Este gatito de ojos tristes al que mi hermano puso un nombre ridículo que yo nunca he usado (le llamo y le llamaré siempre "Gato"), se convirtió en parte de la familia. No se me va a borrar de la mente nunca la imagen de Jack, con el gatito en brazos, acariciándolo, mientras los dos veían como nevaba. 

Desde ese momento cada una de nuestras visitas era aún más especial, porque nos moríamos de ganas de ver a este gato tan raro. Es raro, sí. Es muy tranquilo, apenas maulla, (le he oído maullar, contadas 4 o 5 veces), es muy dormilón y hace cosas muy extrañas, mayormente, la croqueta. ¡Ah! Y es muy fan de ver caer el agua por el desagüe...





Se pasea por la casa como un león por la sabana: lento, grande e impasible. Si está en mitad de tu camino tendrás que saltar por encima. Y cuando se sienta en el suelo, con sus patotas delanteras bien firmes, y mirando al infinito, casi parece de mentira. Es más, alguna vez lo han confundido con una estatua al verlo de lejos por el patio de casa, quieto como una estatua gatuna.


Debéis disculparle, porque es una de esas celebrities a las que no les gusta que les hagan fotos. Pero no era de recibo que todavía no le hubiese dedicado un post en el blog. Es una de las cosas buenas de estar en casa. Adoro cuando este gato, tan autosuficiente y pasota, se me acerca, me mira con los ojos redonditos, me ofrece la cabeza para que se la acaricie y, por si no le hago caso, se empatilla en mi pierna. O cuando se sube a mis piernas cuando me siento para calzarme y mira como diciendo: "¡Acaríciame!" Mi madre me riñe: "¡Que te va a llenar de pelos!" o "¡Que te va a mojar el pantalón!", porque otra de las cosas que le vuelve loco es pisar y rebozarse en los charcos. Pero a mí me da igual. Siempre me saca una sonrisa con sus mimos hechos así como quien no quiere la cosa, o bien con su manera de hacer la croqueta o quedarse tirado panza arriba todo lo largo que es y un poquito más.

No podía ser que este blog cumpliera un año sin que este Gato tuviese su post de gloria.

Hecho.



Comentarios

  1. Respuestas
    1. Claro, es un Señor Gato. Estaba el Señor Don Gato sentadito en su tejado.... XD

      Eliminar
  2. ainssss!!! que me gusta verlo mirando el agua!! yo también le debo una entrada a mi gata, pero estoy intentando hacerle un video recopilatorio con sus mejores charlas, porque a diferencia de Gato, Olimpia habla por los codos, ¡menos cuando la grabo! Pero pronto os la presentaré, prometido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A este pobre no se le oye. Cuando murió mi abuelo hace unos meses, como estaba solo tod el día, no habia casi movimiento y tal, fue la primera vez que le oí maullar desde que lo trajeron. Alucinante. Pero a este le pasa con la croqueta. Pasa todo el día haciendo al croqueta por los charcos y demás, ahora, es poner el móvil a cargar, y nada, no hay manera XD

      Eliminar
  3. Jo, qué guapetón. A mi Nico también le gusta ver por donde se va el agua. Es un gran misterio sin resolver para él. Sobre todo en verano, se acomoda en el lavabo y se pasa las horas mirando por el desagüe.

    Es que los gatos son lo más, lo mejor. El mundo merece la pena porque existen los gatos, así de simple. Soy gatofán, por si no se nota. Los adoro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es verdad. A este, cuando mi madre echa agua por la pila del porche o eso, se queda mirando el chorrito y cómo va hacia el desagüe, y ahí pasa el rato hasta que deja de oír el "cloc cloc" de las gotas al caer. Qué cosas.

      Los gatofans molais mucho xD

      Eliminar
  4. ¡¡¡Vaya ojazos tiene Gato!!! me flipa lo de ser muy fan de ver caer el agua XDD.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tiene ojos cambiantes. A veces los pone enormes y redondos, como el gato de Shrek. Otras, alargados, felinos... Y le hacen cara de mala leche XD

      Eliminar
  5. QUé gato más guapo! la mía es una gata común, a rayas, gris. Me tiene hartita pq me ha destrozado el sofá nuevo, maúlla sin cesar por todo y vomita día si día no. QUé coñazo de tía!

    Bsos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ains! Estos bichos... jaja. Los hay de todaclase. La verdad es que yo agradezco que este sea tan tranquilo. A mi hermano, ves? no le gusta xD

      Eliminar
  6. Que bola de pelo más hermosa xD que gracioso el señor gato. Está claro que hay animalillos especiales ♥

    ResponderEliminar
  7. ¡Ay pero qué amor de gatooooo! :D Jo, tengo esto un poco abandonao... ¡Me encanta esa carita que tiene!!! Con esos peazo ojos... ¡Pero qué guapooooo! <3 Y sí, siempre arrancan sonrisas estos pequeñines de la casa... Aquí Patán es el quita penas ^w^

    ¡Besicos churri guapaaaaa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Patán quitapenas... es que es tan bonico patán... jaja :)

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López