Cuesta.

Amanezco temprano hoy, 1 de Febrero. Lo primero que siento son ganas de llorar. Abro los ojos mucho e inspiro hondo. Contengo el aire, con los ojos abiertos como platos, intentando reabsorber las lágrimas que se quieren escapar. Lo consigo. Salto de la cama. ¡Con lo perezosa que he sido siempre! Será que si tú no estás dentro, ni hay posibilidad de que vengas a regañarme por dormilona, nada me retiene. Me pongo la bata y bajo la escalera pensando en que ya hemos cambiado de mes, ya estamos en Febrero. Y pienso en la cuesta que tengo por delante y que no tiene fin. No visible, al menos.

Aunque intente esconderlo, aunque a ratos sonría, aunque me mantenga ocupada, estoy profundamente triste. Me siento desamparada, con un camino por delante más que incierto. Y sí, estos últimos dos años han sido más que inciertos, pero al menos estábamos el uno para el otro, para darnos un abrazo, para secarnos las lágrimas, para animarnos o para compadecernos. Para cuidarnos y protegernos.

Me pongo la bata y subo la persiana. Y maldigo. Porque estoy triste, sí, pero nada importa. Ayudaría un poco si hubiese medio metro de nieve y todo estuviese parado. Al menos mi sufrimiento tendría un escenario más poético. Pero no. Mi tristeza se antoja patética en un día luminoso, no excesivamente frío, en el que todo y todos siguen adelante con su trajín cotidiano. ¿Cómo pueden habernos separado, a nosotros que nos queremos tanto, y que el mundo no se haya inmutado siquiera? Yo pensaba que este desgarro iba a provocar un trueno ensordecedor, o un terremoto, o algún otro tipo de cataclismo. Pero no, no pasa nada. Porque en el fondo a nadie importa más que a nosotros. 

Bajo la escalera como sonámbula, intentando todavía no llorar. Y pienso que debo de haber cometido muchos errores para estar así. ¿En qué he fallado? ¿No he sabido pensar a lo grande, quizás? ¿O habré pensado demasiado por encima de mis posibilidades? En cualquier caso siento que erré el tiro y a mí si me dieron, y me encuentro herida de muerte por partida doble: sin esperanzas y sin ti.

Me cruzo con mi madre y mis esfuerzos casi se tornan inútiles. Por suerte cierro a tiempo la puerta del baño y se me escapan unas lágrimas a escondidas. Nadie tiene por qué saberlo, a nadie importa, me repito. A nadie le duele así, nadie puede entenderlo. La oigo susurrar tras la puerta: "Haz café, que se ha acabado." Salgo, con la cara lavada y los ojos un poco enrojecidos, pero, en fin, acabo de levantarme, no se va a notar. Saco la cafetera y la preparo, pensando en lo bien que me sabía aquel café soluble que tú me preparabas cada mañana. Oigo tu voz:

- Muñequita, ¿café o colacao?

Y me susurro, para mí misma:

- Café, muy muy caliente, porfi. 

Pero no me oyes, porque no estás. Me siento después de poner la cafetera al fuego y mi vista se pierde. De fondo, escándalos de corrupción, sobres y mentiras. No escucho ya. Pienso de nuevo que estamos en febrero, que este mes sí que va a tener cuesta. De muchos tipos. Y la fundamental tiene que ver con lo que cuesta estar separada de ti.

Comentarios

  1. Esa que describes es la peor cuesta de todas.
    Un millón de besos y de abrazos te mando desde aquí, espero que te lleguen :)

    ResponderEliminar
  2. Se me han llenado los ojos de lágrimas :____(

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo siento Lansy. No pierdas ni medio segundo llorando por esto. Disfruta de tu marido, de tu casa, de tu perra. Yo es que ahora mismo no tengo otra manera de sacar lo que me pasa que llorando y escribiendo. A lo mejor no debería publicar estas cosas...

      Eliminar
    2. Solo faltaría que no pudieras publicar lo que quisieras xDDD
      Ha sido como estar leyendo un libro y a la vez entristecerme por saber que es cierto.
      Calla que esta noche he soñado que me teletransportaba a tu casa xDDDDDDDDDDDDDDDDDD

      Eliminar
    3. Pues vaya sitio para teletransportarte... es una manera perfecta de desperdiciar un poder XD

      Eliminar
  3. Este es uno de esos textos tristemente bonitos que tanto me gustan pero que por desgracia tanta pena expresan.

    Un besazo, bonita

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que la mejor manera de transmitir es sentirlo. Y por eso es triste. Un abrazo.

      Eliminar
  4. No sé ni cómo puedes llegar a levantarte. Eres muy fuerte.

    Un beso

    ResponderEliminar
  5. Ay churri... El mundo no se habrá inmutado, pero los que os queremos y sabemos lo que os queréis, claro que lo sentimos... No igual que vosotros, eso está claro, pero jo, como ya te han dicho, a mí me has sacado las lágrimas... Puta mierda de todo... Pero bueno, ya sabes que yo soy positiva, aunque cueste, y sé que pronto llegará, llegará no sé el qué, pero algo... Algo que arregle este mundo, porque si no... no quiero ni acabar esa frase, lalalaaa!! En fin, solo puedo mandarte besitos y muchos ánimos, reeeeebonicaaaaa! ^^

    ResponderEliminar
  6. Sólo puedo mandarte un abrazo muy muy fuerte para que pase lo que pase, sigas adelante. Tienes derecho a llorar todo lo que quieras, pero sigue caminando a través de las lágrimas, que nada te detenga jamás.


    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López