Asuntos familiares.

Desde muy joven he sabido que los días en casa de mi familia estaban contados. Si quería tener la vida que deseaba me tocaba salir de allí más pronto que tarde. Así que, como muchos otros jóvenes, con 18 añitos tuve que dejar la casa de mis padres, mi hogar, para irme a una gran ciudad a estudiar. Luego los políticos dicen que los jóvenes españoles somos provincianos, que no tenemos que movernos de casa para hacer nada. 

Los políticos me ponen de uñas

Y el momento llegó. Lo llevaba bastante bien, estaba concienciada de lo que tocaba. Incluso lo esperaba con ilusión: vivir sola, ser más independiente, madurar. Lo que pasa es que pronto me di cuenta de que no todo era un camino de rosas. Vivir sola tiene su parte buena, que es que vives sola, y también su parte mala, que es que vives sola: tienes que apañarte la vida com puedes. Sin embargo, eso son simplemente las consecuencias de la libertad, o como queramos llamarlo. Pero hay algo que no he conseguido superar todavía: estar separada de mi familia. El primer año pasé muchos días malos acordándome de ellos. Recuerdo el cumpleaños de mi hermano de aquel año, que me lo pasé llorando casi toda la tarde. 

Con el tiempo lo voy llevando mejor, de una manera menos intensa, pero quizá más persistente. No lloro por la lejanía, pero tengo presente su ausencia casi todo el tiempo. Mi familia es un poco particular, porque somos cuatro: mis padres, mi hermano y yo. Claro que hay más familia de sangre, pero los lazos con ellos son muy débiles, dispersos... Y en algunos casos inexistentes.  Supongo que mi familia en su conjunto es tan erizo como lo soy yo... Aunque las circunstancias han ayudado a que eso sea así, claro. 

Sabía que estar lejos duele. Lo sabía, pero lo había olvidado. De pequeña, al vivir en un pueblo, fui consciente de las idas y venidas de aquellos que se habían marchado del pueblo, que se habían alejado de su familia para salir adelante y que, finalmente, se habían asentado lejos. Valencia, Madrid, Barcelona, sobre todo. Pero también los había que venían del extranjero. Y en los reencuentros podía percibirse, hasta una niña pequeña podía hacerlo, la tristeza, la nostalgia, la pena. 

Estar lejos supone que no estás cerca. Y esto supone que no puedes consolar a tu madre, aconsejar a tu hermano o disfrutar de la compañía de tu padre. A veces siento que un día echaré de menos estos años, que me estoy perdiendo muchas cosas de ellos. Y deseo el poder de la bilocación.  Pero lo que no puede ser, no puede ser. Esto se agrava cuando alguien tiene la brillante idea de que es mejor ocultarte ciertas cosas, para que no te preocupes. Mala idea, de verdad. Prefiero enterarme de las noticias desagradables, aunque tenga que permanecer en la distancia. Me hace sentir que sigo siendo parte de la familia.

Hoy he recibido una de esas llamadas desagradables. Mi hermano me ha llamado por teléfono, cosa bastante extraña, y me ha dado una mala noticia sobre mi abuelo materno, que se resume en que ha acabado en la UCI. Me ha dicho que mi madre está destrozada, temiendo que mi abuelo no salga de ésta.  Y yo me he quedado un poco paralizada. Estoy lejos. Sé cómo es mi madre. Si no me ha avisado es porque no quiere que vaya, no quiere que me preocupe, no quiere que me asuste. Pero sé que en estos momentos estará fatal.  Y lo siento por mi abuelo, claro, pero lo siento más por mi madre. No sé si este sentimeinto es justo, o si es el correcto, pero es lo que hay.

Estoy esperando unas horas para ponerme en contacto con mi padre, para ver qué novedades hay, para valorar lo grave que es el asunto y decidir si me voy o espero. Y voy pegada al teléfono móvil aún más que de costumbre, por si acaso mi hermano me hace otra llamada que diga: "Nena, voy a recogerte enseguida". 

Espero que todo acabe de la mejor manera posible, sea esa cual sea. 






Comentarios

  1. Ay nena!! Espero que tu abuelo mejore, lo espero de corazón.

    Yo estudié la carrera en mi ciudad y siendo un poco injusta diré que eso me perjudicó mucho, mucho, mucho en mi vida social.

    Trabajé un año fuera y todo iba bien hasta que empezó a ir mal y contaba los días para volver a casa (alguien tendría que obligarme a comer).

    En casa de mis padres, por desgracia, son un poco ocultistas y soy consciente de que me pierdo muchas cosas desde que estoy casada (y vivimos en la misma ciudad).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo tiene su parte buena y su parte mala :) A mí no me gusta perderme cosas. De hecho, me enfadé mucho con mi madre por ocultarme algo que consideré muy grave. Pero creo que no volverá a pasar.

      Gracias por tus buenos deseos, guapa :)

      Eliminar
  2. Bettie, espero que pronto sepas algo y que sean buenas noticias... Yo pasé por algo parecido cuando mi madre estaba en Galicia, que había ido a ver a mi abuela. Es difícil cuando estás lejos, pero ten siempre presente que aunque tú no estés, tu madre no está sola ¿vale?
    Un beso muy grande y un abrazo de osa.

    ResponderEliminar
  3. Sé a lo que te refieres porque a mí me pasa igual. Soy de un pueblo pequeño y a los 18 tuve que irme a la ciudad para estudiar. Sé lo que se siente en la distancia, esa melancolía,morriña y sé lo que es qué un familiar ( mi madre en este caso) fuera ingresada. Se pasa muy mal. Mucho ánimo. Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. ¡Ya lo siento Bettie! ¡Vaya susto me acabo de llevar! Espero que tu bueli mejore, que tu mami se encuentre esperanzada, que todos estéis bien.

    A mí me costó muchísimo también venirme sóla a Madrid. Eché mucho de menos a mi familia. Ahora tengo aquí a mi hermana y, aunque hablamos a diario llevamos vidas tan dispares que apenas nos vemos. En relación a mis padres siento que se hacen mayores y me pierdo mucho de ellos, quiero que se vengan aquí pero lo veo difícil y vete a saber cuánto tiempo sigo yo en la capital. en fín, que te entiendo. Gracias a todo tenemosyo a Marc y tu a Jack que son la familia que estamos formando :)

    Un besazo!

    ResponderEliminar
  5. Te entiendo perfectamente, y entiendo a tu madre también. Ultimamente estoy un poco pesada con lo de la edad, pero te aseguro que, en mi caso al menos, el paso de los años lo noto basicamente en ciertas cosas: una la recuperación tras una fiesta, otra, y más importante, en que me preocupo demasiado. En que tengo miedo de todo, pero sobre todo de perder a los mios y en que echo mucho de menos a mi familia. Luego los veo y me canso en 4 minutos, pero los echo de menos. Y le doy muchas vueltas al tema de vivir tan lejos. Entiendo a tu madre, porque lo ha hecho pensando en tí. No creas que la decisión de no contar algo es fácil, si ha hecho eso, ten seguro que le ha dado mil vueltas a su cabeza. Espero que todo se solucione, que todo vaya muy bien. Un abrazo muy fuerte de otra nómada.

    ResponderEliminar
  6. Espero que todo mejore y lo siento mucho. Sé lo que se siente estando lejos, aunque yo no lo estoy tanto, mi madre también suele ocultarme cosas. Al principio me molestaba, ya estoy acostumbrada e incluso entiendo su postura, pero sigue doliendo. Nunca fuí de extrañar en la distancia, ahora es diferente (asco de cumplir años xDDDD)
    Un achuchón fuerte y muchos ánimos!

    ResponderEliminar
  7. Es una situación complicadísima, y que hace sentir muchísima impotencia. Esperemos que lo de tu abuelo se quede en un susto. Mucho ánimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Dra Anchoa. Pero creo que la cosa va a ser más grave. Estoy esperando que mi hermano venga a recogerme, porque ayer mi abuelo empeoró mucho, y hoy está peor aún. :(

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López