Teológicamente hablando.


En mi maratón como opositora (voy despacio, ya lo sabéis) estoy ya en la Filosofía de la Edad Media. Finalicé la semana pasada el tema sobre Santo Tomás de Aquino, que incluía sus célebres 5 vías de demostración de la existencia de Dios, que se presentan como alternativas al célebre argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury. Tengo especial debilidad por las demostraciones filosóficas de la existencia de Dios. Me resultan extremadamente interesantes porque, a mi modo de ver, suponen un esfuerzo titánico de la razón.  Y, sin embargo, ese esfuerzo titánico no deja de ser poco útil, pues solo consigue convencer, a pesar de su corrección lógica, al que cree. Es un querer y no poder constante. 

No suelo pensar mucho en Dios, la verdad. No suelo dar gracias a Dios por mis éxitos o mi suerte, ni suelo culparle de mis desgracias. Pero quizá haya sido el hecho de estar más o menos inmersa en el tema de la Filosofía medieval lo que me ha hecho descubrirme pensando que o bien Dios no existe o no es digno de adoración.  Y esto no es una reflexión filosófica, ni muy racional, ni bien estructurada. Más bien surge de la pena, de la impotencia y del dolor.  Pero la pena, la impotencia y el dolor pueden ser iluminadoras y didácticas para uno mismo. La alegría nos enseña pocas cosas, a decir verdad.

Tengo que explicarme brevemente, para que entendáis por qué me he metido en este jardín. Ayer murió el padre de una amiga de la infancia. La que os contaba que estaba embarazada. Bueno, pues está a punto de dar a luz, sale de cuentas en menos de 10 días. Pero ayer su padre, sin previo aviso, sin estar enfermo, quedó muerto en el sofá de su casa. Era un hombre que rondaba los 55 años y la familia estaba viviendo un momento precioso, tranquilo.  Esto me llevó a acordarme de la muerte del marido de una amiga, éste mucho más joven, tras una larga y grave enfermedad.  En ambos casos, unas muertes que podemos considerar injustas. En el primero, quizá por el momento, por lo inesperado, porque ha empañado la alegría de la familia por el inminente nacimiento, y porque ha privado a ese hombre se conocer a su nieta.  En el segundo, porque se trataba de una pareja joven, que se quería, que eran muy felices y buenas personas. ¿Merecía esa enfermedad?

Bueno, volviendo al tema de Dios. Parto del agnosticismo, no puedo demostrar tajantemente la existencia de Dios ni su no existencia. Pero puedo plantear dos opciones, anteriormente planteadas: o Dios no existe, o no es digno de adoración. 

1. Supongamos que Dios no existe. En este caso estas muertes no tendrían ningún sentido especial. Ocurrirían por pura casualidad o causalidad.  Serían cosas que pasan. Mucha gente afronta de este modo estos problemas, entre ellos, yo. Las desgracias ocurren y no siempre tienen sentido. El mundo no es justo.  Y si no es justo, puede ser por que Dios no existe, y no puede hacerlo justo. Y por supuesto, si Dios no existe, adorarle no tiene sentido.

2. Pero puede ocurrir que Dios sí exista, y podríamos contemplar dos opciones:

a) Dios existe pero no interviene en el mundo. Es decir, el mundo es injusto porque Dios, tras crear el mundo y ponerlo en marcha, lo dejó rodar. Esto puede ocurrir por dos razones: porque Dios no puede intervenir en el mundo, con lo cual no sería omnipotente, y dejaría de ser digno de que se le adorase tal y como se le adora, o bien, Dios puede, pero no quiere intervenir en el mundo, lo que significaría que le damos bastante igual, por lo que, ¿qué sentido tiene adorarle? .  Por cierto, esto anularía los milagros, por lo que el cristianismo se va a pique, al menos en gran parte. También podría ocurrir que Dios intervenga a veces, y otras no, es decir: Dios hace a ciertas estatuas llorar sangre, pero no pospone unos meses la muerte del padre de mi amiga. Dios puede hacer que una zarza en llamas hable, pero no puede favorecer que los médicos consigan curar al marido de mi otra amiga.  Pues en este caso, paso de la adoración también. Dios dedica sus esfuerzos a cosas bastante tontas. 

b) Dios existe e interviene en el mundo. Es decir, decide, providentemente, nuestras vidas: nuestras muertes, nuestras enfermedades, las catástrofes naturales y demás. Es, en última instancia, el responsable de lo que ocurre. En este caso solo queda la opción de que sea malvado, con lo cual no considero que haya que adorarlo. También hay quien dice que esto son pruebas. Pues a Dios se le ha ido la mano. Esto es cruel. Y volvemos a lo mismo.

En fin, que esto estará lleno de sofismas y falacias, tampoco me he puesto a pensarlo. Se me ocurrieron ayer, mientras apenas podía parar de llorar, entre hipidos y lamentos.  Será que estoy más metida en materia de lo que pensaba.




Comentarios

  1. Lo que está claro es que de existir, no se entiende ni él...

    :S

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  2. Madre mía, así como no quiere la cosa me hago la longuis y comento sobre lo menos sesudo del post, que hay días que ni yo quiero meterme en jardines: de la alegría sí se aprende, y mucho. Aprendes que es así como quieres estar, la mayor cantidad de tiempo posible. ¿Hay algo más importante?.

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    1. Hombre, aunque sea importante es una cosa sola xDDD :P

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  3. Bettie... Lo siento, ánimo para ti y tu amiga...

    ¿Sabes qué diría mi madre? Que quizá a su padre le toca volver a vivir pronto y quiere estar cerca de sus seres queridos. Tal vez se reencuentren :)

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    1. Sí, quizá, quien sabe. Pero en este momento dudo que eso les sirva de consuelo... :(

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    2. No se puede consolar lo inconsolable, Bettie... El dolor está y ha de pasar... Pero a pesar de todo, yo te mando una sonrisa, porque ella y no el llanto es lo que debe brillar una vez que volvamos a alzar la vista <3

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    3. En eso tienes toda la razón :)

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  4. Joder, lo siento mucho. Espero que tú estés mejor y que tu amiga poco a poco consiga superarlo.

    Del tema teológico, soy agnóstica convencida (paradójico, eh? jaja). No sé, es cuestión de cultura y de lugar de nacimiento. Pero me ha gustado tu reflexión, aunque surja del dolor...

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    1. Me ha dejado bastante tocada, y para estas cosas suelo ser bastante ... entera, supongo que la distancia ayuda. Pero esto me ha dejado... rota, realmente. :( Pero voy mejorando.

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  5. He soltado la lagrimilla como una ñoña al leerte..Mi papa tampoco llego a conocer a su nieta, mi retoño. Cosas que pasan..No podemos hacer nada esta claro, y yo si creo que dios no existe. Es la mayor patraña creada por el hombre para echarle la culpa cuando algo sale mal y alabarlo cuando salen bien.

    Lamento mucho la perdida de tus amigas :(
    Besos miles!

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    1. Siento mucho haberte hecho soltar la lagrimilla. Gracias por leer el tochaco :)

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  6. Lo primero es que lamento llegar tan tarde a leer esta entrada (he estado desconectada unos cuantos días). Lamento profundamente estas noticias.
    en cuanto a lo que planteas, sabes que soy tu admiradora number 1 y me encantan tus "argumentaciones filosóficas".
    Yo creo que Dios no existe. Sin más. Igual que no exite ET, ni superman. Dios tampoco.
    Un abrazo muy fuerte!!!! pero que muy fuerte!!

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    1. Yo que tú no diría esas cosas ni de E.T. ni de Superman.

      Gracias por ese abrazo, ha venido bien :)

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