La carta de recomendación.

A la vida hay que echarle morro. Esto es así. Lo que pasa es que yo eso lo llevo regular tirando a mal. Por eso no entiendo de donde saqué el arrojo necesario para dirigirme a un profesor del Máster y pedirle una carta de recomendación (como ya os dije aquí).  Nunca había hecho algo así, la verdad. Pero supongo que vi claro que una carta de recomendación podía llegar a ayudarme en cuanto me pusiese a mandar mi curriculum a los diferentes centros privados y concertados. Tampoco soy muy optimista, pero por lo menos mal no le hará al curriculum llegar con compañía.Además, me sentía legitimada para hacerlo: el Máster me fue muy bien, trabajé mucho y los resultados lo reflejaron.


Así que nada, escribí al profesor con mi petición. Le di muchas vueltas al email para que no quedase demasiado enérgico, ni demasiado suplicante, para que quedase claro que no le estaba obligando y que no tenía la intención de ponerlo en un compromiso. Le dije que esperaba no estar abusando de la oferta de ayuda que nos hizo cuando se despidió de nosotros. Al cabo de unos días me respondió que si, que por supuesto que lo haría. Flipé un poco y me alegré un mucho. Me proponía además buscar el apoyo de otro profesor del máster con el que compartía asignatura, para redactar y firmar la carta conjuntamente. Yo le dije que si el otro profesor no tenía problema, yo no iba a poner ninguna objeción. Que agradecía mucho su ayuda. Mucho,mucho.

Pues ha pasado un mes y hoy mismo he pasado por la Facultad a recoger mi carta de recomendación. Llevaba allí varada un par de semanas, porque el profesor que sigue vinculado a la Facultad y que dejó allí la carta se olvidó de avisarme.  Pero ya la tengo. Antes de salir de la Facultad me he tomado un momento para sentarme y leer la carta. Y mi reacción ha sido algo así:


Que sí, que como ya he dicho, aunque esté mal que yo lo diga, me lo curré mucho. Y que sí, el día de la defensa del Trabajo de Fin de Máster ante el tribunal me llevé una buena ración de elogios. Pero a estas cosas no se acostumbra una... 

Es agradable que te digan cosas bonitas, y he de reconocer que la que escribe no es precisamente insensible a la adulación. Pero fiel a mi estilo tengo que decir que no todo es agradable. Cuando iba en el autobús pensaba cosas como: ¿Y si consigo trabajo y no cumplo las expectativas? ¿Y si esta carta da una imagen demasiado idealizada de mí? ¿Y si, gracias a esta carta, consigo un trabajo y la cago? 

Me presionan bastante las expectativas. Y le doy demasiadas vueltas a las cosas. A ver si le bajo la cantidad de revoluciones por segundo a mi cerebro...

Para acabar con buen sabor de boca y una sonrisa, solo diré que os podéis imaginar el tono de la carta si os digo que lo que ha dicho Jack al acabar de leerla ha sido: "A partir de ahora te llamaré Excelencia"  Es que molo mucho.


Comentarios

  1. mmmm...estoy me huele a falta de confianza en una misma. Excelencia, usted vale mucho pues solo hace falta leer sus escritos para darse cuenta de ello.

    Un besote.

    p.d: me pongo a sus pies Excelencia ;P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja, vamos a tener guasa, lo presiento xD Bueno, supongo que es normal dudar un poco antes de meterse en un trabajo y esas cosas... xD :) Y sí, en lo que tiene que ver con el trabajo, confío poco en mi misma, tampoco sé por qué xD

      Eliminar
  2. Excelencia, si han puesto esas cosas sobre usted es porque serán ciertas

    ResponderEliminar
  3. Imposible que no llegues a las expectativas; al fin y al cabo, tú misma has dicho que el profesor estaba tan contento porque te lo curraste mucho, así que está claro: tú curras mucho, y eres la misma que la carta de recomendación. Hala, excelencia, a por ellos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. *_* jaja. No si al final es que me autoboicoteo. Pero oyes, voy a empezar a verlo en positivo DEL TODO. que ya tengo motivos para rallarme por otras cuestiones...

      Eliminar
  4. Your Majestic (me gusta mucho como suena esto en inglés)...
    Primero, te comprendo perfectamente con lo de echarle morro. Que parece que en vez de pedir que digan algo bueno sobre nosotros, estamos pidiendo que nos den su casa y posesiones. Pero a i también me cuesta mucho y eso que la experiencia me ha demostrado que a la mayoria de la gente, cuando las cosas se piden con educación, le encanta ayudar. Y la experiencia tambiñen me ha demostrado, que generalmente los que no piden suelen ser los que mas lo merecen y los que piden, chanchuellan no lo merecen, pero tienen el valor añadido de saber moverse en el chanchullo.
    Tras esta breve introducción, te digo lo mismo que las compis, si te lo ha puesto, es porque es así. Está claro que tu te ves desde dentro, y dice mucho de tí ese pequeño pudor, esa emoción al mismo tiempo y esa energía de positividad que te ha dado la carta. Me alegro de que lo hicieras y además me parece una opción y una idea muy acertada. Espero que te traiga suerte, ¡¡¡¡BUENA SUERTE!!!

    pd. He leído la respuesta de la carta de Rajoy a través del tu twitter. Por favor, esa carta es para replicar con otra......¡¡¡QUE POCA VERGÜENZA!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desorinante, nena. Desorinante XD Lo de la carta de Presidencia, digo xD

      Ypor lo demás...¡gracias! A ver si la carta me trae suerte, si si :D

      Eliminar
  5. ¡No te extrañes! Si has sido un alumno sobresaliente y el profe no es un desagradeibol, hacen cartas de recomendación agustísimo, yo pediría más y te aseguro que ayudan mucho :)

    ¡Me alegra todo cuanto nos cuentas!

    Un besazo!

    ResponderEliminar
  6. Enhorabuena, Excelencia, ¡será que de verdad te lo mereces! :D
    ¡Y olvídate de las expectativas! Normalmente somos tan exigentes con nosotros mismos que nos pedimos más del 100% por encima de lo que los demás esperan ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, eso sí que lo sé. Soy consciente de que me pido mucho a mí misma... :P

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López