Imposibles.

Allí estaba, con su cabello enredado por las mariposas que escapaban de sus sueños. ¡Tenía tantos! Sentada sobre la cama, pisando con un pulgar otro pulgar, los tobillos hacia afuera, como una niña indefensa. Las manos sobre la falda, las palmas abiertas, y los ojos fijos en ellas: ¿Qué miraba? ¿Qué quería ver? 

¡Tanto, tanto había en sus manos! Millones de vidas y universos, de caminos que quería recorrer y de errores que quería cometer. ¡Todo!  Todo allí, en sus manos.

Y entonces, un suspiro. Un solo suspiro y se derrumba sobre el viejo colchón, compañero de inquietudes, llantos y secretos. Un solo suspiro que contiene el anhelo más terrible del mundo.

-¡Ah! Solo una vida...¡Quién pudiera vivirlo todo!

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