Breve crónica de unas vacaciones.

¡HOLA! 

Ya estoy en casa, metida entre pañuelos, mucolíticos e ibuprofenos. Ojú, vaya recuerdo me he traído del pueblo. Lo sabía, es que lo sabía, pero en fin, casi me atrevoa decir que ha merecido la pena. 

He pasado unos días estupendos, disfrutando de la compañía de mi familia, del buen clima del pueblo, de la tranquilidad que reina en el ambiente.  Y he liquidado algunos compromisos, lo cual siempre está bien: irse quitando lastre de obligaciones. 

En el dentista, perfecto. Tengo una muelita nueva y la boca más limpia. Mi dentista me dijo que tengo buena boca, que un empaste cada 12 años no está nada mal. Pero que deje de jugar con fuego y acuda a la revisión puntualmente una vez al año. Lo cierto es que no lo pasé nada mal, a pesar de que la jeringa de la anestesia para los empastes es enorme y yo tengo miedo a las agujas, lo llevé fenomenal. Mucho mejor que mi novio, que estaba con mi padre en la sala de espera sufriendo bastante. Pero vamos, sin incidentes.

El otro compromiso que quería cumplir era ver a una amiga de la infancia antes de que diese a luz. Y casi no llego, porque parece ser que tiene que dar a luz a finales de Septiembre. ¡Por los pelos!

Me he traído muchas ideas para escribir, para pensar,... Muchos ánimos y energía para cumplir mis propósitos para este "curso", que espero que duren.  Al menos durarán mientras queden hortalizas de la huerta de mi padre. Espero que un poco más... :P

Nos leemos :)