El mejor sitio del mundo: mi cama.

Cuando en los cuestionarios chorra (como el de ayer, por ejemplo xD) preguntan con qué pecado capital se identifica la persona a la que preguntan, queda muy bien responder que con la lujuria,  pero en mi caso eso sería mentir, y he llegado a un punto en el que, por suerte o por desgracia, no siento la necesidad de aparentar nada. Así que lo diré claramente: mi pecado capital es LA PEREZA.

pereza pecado

Hay quien me dice que en vez de sangre en las venas tengo horchata, o que tengo menos sangre que un nabo (mamá, ¡te quiero!), pero yo considero que, simplemente, me gusta tomarme la vida con calma. Y quien me conoce sabe que a veces hasta me estreso demasiado. Pero bueno, la tranquilidad y la pereza no tienen por qué estar conectadas. 

Bueno, que me pierdo. Soy una persona perezosa. Es difícil que algo me quite el sueño. Y creo que el mejor sitio del mundo es mi cama.  Hace tiempo ví un chiste gráfico en el que a alguien que se escondía bajo una mesa le preguntaban "¿Por qué te sientes más a salvo ahí que fuera?" y el escondido contestaba "Nunca me ha pasado nada malo estando aquí debajo".  Supongo que algo así me pasa a mí con la cama.  Además de ser un sitio suave, cómodo, blandito, ...por momentos se hace más atractivo. Sobre todo en esos días que medio abres el ojo y piensas: "va a ser difícil que pase algo hoy mejor que estar aquí tirado". Y eso, por desgracia, me pasa mucho últimamente. ¡Con lo placentero que es retorcerte en la cama, ahí, entre sueño y vigilia, sentir la suavidad de las sábanas... ¡MMMMmmmMMmmm!


Pero bueno, por suerte, de momento hoy no está siendo un día de esos a los que levantarse no le aporta nada:

1. Ya tengo el puñetero recibo de la Universidad que tengo que pagar para que no anulen mi matrícula. Tengo que pagarlo y presentarlo allí antes del martes. Es viernes. Lo he recibido a las dos del medio día. Pero bueno, se hará lo que se pueda. A ver si consigo pagarlo en un cajero esta tarde. No es un modo de hacerlo que me guste mucho, pero es que el banco solo coge pago de recibos los martes y jueves, por la mañana temprano. Y no me gustaría apurar hasta el martes para presentarlo. Después de todo, ya llevo esperando más de un mes.

2. Mi pareja ha sido citado para una entrevista de trabajo. Es una chorrada alegrarse por esto, ¿verdad? Una entrevista no garantiza nada. ¡Cómo de malita tiene que estar la cosa para que nos alegremos de una entrevista como si fuese un puesto de trabajo! En fin, cruzaremos los dedines.

3. Hoy es el cumpleaños de mi papi :) Aunque esto es felicidad a medias, porque estoy lejos, pero tengo que dar gracias a lo que sea que haya que darlas porque, otro año más, esté ahí.

4. Además, aunque sea una chorrada, he vuelto a bajar peso. ¡Wiii! xD

Puestos a alegrarse, nos alegraremos por todo, ¿no?



Comentarios

  1. ¡Ole a cada punto! :D
    Yo tendría que debatirme entre la pereza y la gula, Bettie... ¡Qué mal! XD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, yo lo de la gula mejor ni lo comento. Pero este cuerpo serrano con sus carnes correspondientes... pues eso, cuesta mucho de mantener y alimentar XDDDDD

      Eliminar
  2. Jejeje!! yo también pereza y gula!! pero creo que también tengo algo de IRa, un poco de envidia...jajajajaja!!! Lujuria no. ¡¡que pena!!

    Pues claro que hay que alegrarse, dicen y bien cierto es que la felicidad está en las cosas pequeñas. Lo del peso me parece estupendo...Yo hoy sin embargo celebrando que mi chico ha cogido las vacaciones y por ende yo me uno, he hecho un pequeño banquete en casa. La gula...la gula....
    Felicidades a su señor padre!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perfectos los banquetes. Yo para el lunes noche tengo planificada una pequeña cena ñamñam con mi novio, y después, bebercio en la terraza XDD ¡Despiporre! XD

      Eliminar
  3. :) Eres MA-RA-VI-LLO-SA, mi amor!

    TQM!

    ResponderEliminar
  4. Yo también amo mi cama, de hecho mi cama es adorable y todos en casa quieren robarmela porque es la más cómoda de este mundo, ains y si, soy muy perezosa también, hay días en los que ni me levantaria... espero que le vaya bien a tu chico en la entrevista y enhorabuena por la pérdida de peso, yo esta semana me subí a la báscula después de mucho tiempo y estoy contentísima, contenta nivel "hipopótamo de Fantasía" jajaja voy por ahi danzando como una loca feliz por mi estupenda talla 38 :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uf, no llegaría yo a una 38 ni aunque me serraran las carnes! jaja Enhorabuena :D

      Eliminar
  5. El mío también es la pereza xDDD gana de lejos por encima de todos los demás!
    Felicidades a tu papi! ^^ mucha suerte con la entrevista!

    ResponderEliminar
  6. Lo primero: me alegro por todas las buenas nuevas... ¡claro que sí Bettie! ¡En las pequeñas cosas está la felicidad!

    En cuanto a la cama... yo ODIO la cama... pero es normal: pasé muchos años convaleciente durante largas temporadas en una y, para mí, quedarme en cama es un signo de debilidad, de que me derrumbo y no puedo con mi día a día. Así que la uso para dormir, exclusivamente, y a las 7:00 pengo un pingo y la dejo, es auténtica fobia...

    Ahora que por la operación tengo que hacer reposo, fíjate que lo hago en la cama de invitados, por no cogerle manía a la nuestra... sí, estoy un poco loca... ¡abajo las camas!

    Yo creo que mi pecado capital es la gula... me encanta la comida jajajaa...

    Un besete,
    Nerea

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al final la cosa funciona por asociación... Yo asocio a que en la cama nunca me ha pasado nada malo, a que es un refugio. Un sitio de descanso, de reposo, de paz. Tú lo asocias con un sitio menos agradable.

      Espero que pronto, pronto tengas que dejar el reposo.

      Jo, qué envidia, ya me gustaría pegar a mí un salto a las 7... xDDD Aunque durante las prácticas me levantaba a las 6 y poco de la mañana.

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López