Yo nunca...

Hace unos días una escritora dijo ante unas cámaras de televisión que creía que no podría enamorarse nunca de una persona de derechas. No es la primera vez que oigo algo así. A menudo, cuando comienza una conversación sobre amoríos, parejas ideales, etc., suele acabarse diciendo "yo nunca estaría con ...". Pero hay un dicho popular, que como muchos dichos populares, tiene razón:

"Nunca digas: 'de este agua no beberé'". 

Y que la gente ha alargado con otro elemento más:

 "Nunca digas: ' de este agua no beberé',
'este cura no es mi padre', o '...'"

Y lo dejo en puntos suspensivos porque es demasiado ordinario hasta para mí.

Pero a lo que iba. Si normalmente en esta vida nunca podemos decir nunca -o casi-, mucho menos en asuntos de amor. Y considero que quien lo dice, si lo dice en serio, es que no comprende del todo la naturaleza del amor.

No, no me he tragado tantas comedias románticas de amores imposibles como para que se me derrita el seso, pero estoy convencida de que no podemos enamorarnos a voluntad. No puedo elegir de quién me enamoro, para bien o para mal. Y eso explica la cantidad de meteduras de pata que preferiríamos no haber cometido en el terreno sentimental, ¿a que sí? Yo soy la primera que entona el "yo pecador" en este caso.

Y sí, normalmente nos enamoramos de personas más o menos afines a nosotros, porque nos movemos dentro de círculos donde nos sentimos cómodos y, por lo general, conocemos a gente que se siente igualmente cómoda en esos círculos, por lo que cabe suponer que hay puntos en común.

Pero podría pasar, y de hecho pasa, que dos personas se conozcan en una determinada circunstancia en la cual no se ven envueltos voluntariamente, por poner un ejemplo, un puesto de trabajo concreto, o la sala de espera de un hospital. Y se entabla una amistad que comienza como suelen comenzar las amistades, con conversaciones ligeras y poco íntimas. Y a partir de ahí una cosa lleva a la otra, y de repente, un día, cuando ya estás bastante colgada, te das cuenta de que él es de los Rolling, y tú, de los Beatles, por quitarle hierro al asunto. ¿Factible, o no factible?

En el amor, esas cosas no importan. No eliges enamorarte de alguien de tu equipo de fútbol o de tu cofradía de semana santa, y lo consigues.

Luego, está la relación amorosa. Y ahí sí que cabe plantearse: "Aunque estoy enamorada, ¿tolero esta diferencia?" Hay gente que quiere tener hijos mientras que su pareja no quiere, por ejemplo. Ese tipo de cosas sí habría que planteárselas. Porque el amor no es, por desgracia, la única cosa importante en una relación.

El arte de saber llevar una relación amorosa está, en mi opinión, en aprender a convivir con otra persona, que, inevitablemente, va a ser diferente a ti en mayor o menor medida. En aprender a aceptarla, a dialogar, y a encontrar puntos  en común. Y por qué no, en estar dispuesto a aprender algo nuevo, acercándote a sus intereses del mismo modo que tu pareja se acerca a los tuyos. Y si hay diferencias que no se pueden tolerar, porque son de suma importancia, pues quizá lo más inteligente es dejarlo correr. Pero, repito, el amor no depende de esas semejanzas o diferencias.

Hoy en día mi pareja está a bastante distancia de ser "mi otro yo". Es más, muchas veces, en broma, digo que  entre los dos hacemos una persona completa.  Y sin embargo, no imagino de qué manera podríamos ser más compatibles. Peeeeero, sin embargo, sí que coincidimos en ciertos planes y concepciones, a veces con pequeñas diferencias, pero salvables.

Yo también en algún momento dije "yo nunca saldría con..." y hoy por hoy he tenido que tragarme mis palabras.  Y ha merecido la pena.


Gracias a Isa, por la puntualización.

Comentarios

  1. Yo normalmente intento no utilizar esas frases, pero no diré "Yo nunca digo..." ;)

    En mi caso mi pareja y yo somos un poco como dices tú de vosotros... No es que seamos contrarios, que no lo somos en muchísimas cosas, pero sí que en muchas nos complementamos y lo cierto es que no podría pensar en alguien más cercano a lo que siempre he creído que necesito a mi lado :)

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    1. Pues mi pareja y yo en algunas cosas tenemos opiniones e ideas contrapuestas o incluso contrarias. En otros aspectos somos más parecidos, y en otros nos complementamos (él ve de lejos y yo de cerca, por ejemplo xD). Y no pasa nada. Porque siempre estoy ahí para él, y él para mí. No me importa que no vea algunas cosas como yo, o que no las sienta como yo.

      Y el uso del yo nunca suele ser peligroso, sí xD

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  2. Uhm... ¿sois contrarios también en la manera de entender las relaciones y la vida? Es que, por ejemplo, lo de los gustos y las ideas políticas, vale, es importante, pero lo veo secundario... Pero con la manera de entender las relaciones y la vida no me pasa, me parece muy importante tener eso en común con mi pareja. Eso y otra cosa importante es que las dos personas sean capaces de enamorarse la una de la otra. ¿Reducirías lo más importante a lo último, y además, aceptarse mutuamente?

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    1. Me he expresado un poco mal, he juntado churras con merinas. Para mantener una relación, hay muchas cosas importantes, y las que tú dices están entre ellas.

      Pero para enamorarse no. Hay personas que quieren formar una familia y tener hijos que se enamoran de personas que quieren tener una relación abierta toda su vida, y los hijos, ni nombrárselos! Y están enamoradas. Otra cosa será, en un determinado momento, plantarse y decir: seguir con esta relación, aunque amo a esta persona, es un error (me ha pasado).

      En definitive, en el amor lo más importante es amar, en una relación entran muchas otras variables. Lo voy a corregir XD

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    2. Suscribo la puntualización, pero es que el enamoramiento es un sentimiento resultado de un conjunto de sensaciones que se tienen respecto a alguien y una relación es un conjunto de vivencias y experiencias que se tienen con alguien... Así lo veo yo y es muy, pero que muy diferente.

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    3. Desde luego que es diferente. Por eso el enamoramiento que ocurre a veces, no siempre funciona a la hora de ponerlo en marcha, de compartir vivencias y demás.

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  3. Bettie, me has emocionado...

    Yo estoy enamoradísima y él también. Son ya cerca de 6 años de absoluta felicidad y, sin embargo, somos muy diferentes. El destino nos reunió de una manera extraña y sorprendente, casi absurda. Si no llega a ser por unos instantes ni siquiera habríamos coincidido. Fue muy rápido y al día siguiente hubo una llamada en la que me asusté, de él claro, porque estaba convencida de haber sentido lo que nunca imaginé: un flechazo. Fue mutuo.
    Tan dispares y compatibles hemos aprendido a acercarnos el uno al mundo del otro. Nunca me fue mejor ni fuí tan feliz.

    Gracias por tu reflexión, extraordinaria como todo cuanto escribes.

    Un besin,
    Nerea

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    1. ¿Y no es maravilloso eso? ¿Que estas cosas pasen donde menos te lo esperas? ¡Y que salgan bien! :) Felicidades!

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