La cultura del esfuerzo

Bueno, antes de empezar a desvariar aviso: esto pretende ser una reflexión sin mucho calado. Diría que más bien un desahogo. Pero lo voy a soltar. Al fin y al cabo, este es mi Cuaderno de Retales, ¿no? Pues allá va. 

Nos hablan mucho de la cultura del esfuerzo y derivados. Nos dicen que ya no nos esforzamos. Que estamos acostumbrados a conseguir rápidamente nuestros objetivos, a que se cumplan nuestros deseos. E incluso nos dicen que no queremos trabajar, que no somos como nuestros padres, acostumbrados a currárselo para conseguir lo que querían. Nosotros ya no lo hacemos. 

Bueno, yo creo que la cosa no está del todo desencaminada. No estoy de acuerdo en general con la perspectiva desde la que se emiten este tipo de juicios, pero últimamente me doy cuenta de que desde otra perspectiva, puede haber razones para decirlo.

Puede que la cultura del esfuerzo brille por su ausencia. Pero no es porque la gente no se esfuerce, o porque no queramos hacer cosas. Se trata de otra cosa. Digamos más bien que hay una mayoría de amantes de la mediocridad.

La mediocridad nos hace sentir bien, sobre todo si se trata de algo que nos afecta. Odiamos en secreto a ese compañero que llega siempre puntual a la oficina y que sale un poco más tarde. Si alguien propone una medida para mejorar alguna situación o proceso, le matamos con la mirada. Y cuando trabajamos con alguien que quiere que las cosas salgan bien pensamos que es un amargado. Todo el mundo elogia la proactividad, pero para los que rodean a una persona proactiva, esa cualidad es un grano en el culo. Sin embargo si la gente que se mueve a nuestro alrededor es mediocre nos sentimos cómodos, a gusto. Sabemos que no se nos va a exigir demasiado. Que no vamos a sentirnos inferiores.  Es más, si podemos evitar que alguien destaque por encima de nosotros, lo hacemos. Como Homer en esta escena:



Y esta plácida mediocridad es contraria a la cultura del trabajo, la anula. Porque estas personas trabajadoras son minoría, mientras que el rebaño es grande y suele unirse frente al "enemigo" común. Y al final, la persona con ganas de hacer cosas acaba rindiéndose, porque es agotador ir contra la marea, predicar en el desierto. Y en algunos casos, porque escarmienta cuando, por querer hacer cosas buenas la han vapuleado, la han hundido, insultado o descalificado. 

Quizá haya quien lea esto y piense: "¡Qué exagerada! Yo no soy así. Yo no odio a nadie. Yo valoro a estas personas y su esfuerzo." Piénsalo bien...¿nunca lo has pensado? ¿nunca lo has sentido? Porque sólo hay dos posibilidades: o eres una de estas personas trabajadoras y emprendedoras, o mientes.



Comentarios

  1. Bettie... Un gran post lleno de verdades... Yo te puedo asegurar que no miento, pero también es cierto que cada vez es más difícil no agotarse :(

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  2. ¡Ay Bettie! mi vida en la minoría estudiosa, y después trabajadora... siempre emprendedora... cuántas veces he pensado tal cual lo que escribes... me alegra que haya más gente joven que lo piensa.

    Voto por predicar en el desierto... no pienso rendirme! tururu!

    Un beso,
    Nere

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  3. No quiero parecer una engreída, que sería paradójico, pero soy una de esas gilipollas que llega antes y se va después del trabajo. También de las que proponen mejoras y nuevas perspectivas, intra y extraorganizacionalmente. Y me miran raro y me cargan con más responsabilidades y dejan de ayudarme... Y sí, al final te vuelves mediocre, pero no por convicción, sino más bien por resignación. Porque si no abusan de ti, se benefician de tus ideas y te dejan al margen, sin ni siquiera mencionar tu nombre.
    Luego intentas "emprender" y todo son trabas, al menos en mi ámbito y más aún ahora. Y ni una cosa ni la otra y, al final, me siento tan desmotivada que creo que es mi culpa por completo, me frustro y empiezo a actuar, a ser más proactiva... Y el ciclo se repite. Pero no, no me gusta estar rodeada de mediocres para sentirme mejor, sólo hace que quiera seguir mejorando para largarme cuanto antes, cuando la cosa mejore o cuando sea.

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    Respuestas
    1. No sé en qué ámbito te mueves, pero vaya, esto creo que pasa en todas partes. Definitivamente, si eres una persona proactiva y emprendedora, que le gusta hacer las cosas bien, odiarás estar rodeada de mediocres y te gustaría tener más compañeros como tú. Es a los demás a los que les molesta que haya alguien que "suba el listón". Ains señor.
      Y enhorabuena, por cierto, porque como tú, hay poca gente.

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    2. Mi ámbito: psicología social, trabajando con población en riesgo de exclusión (poco futuro, pero es lo que me tiraba jajajaja). En la intervención comunitaria está la cosa muy... acomodada. La gente es mediocre porque interesa, hay mucho de por medio. Cuando de verdad quieres arreglar o mejorar las cosas, no encajas.

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    3. pues es una pena que la gente en ese campo no sea como tu. Normal que las cosas vayan tan mal, parece que solo se preocupan del sueldo que le llega a final de mes y les da igual todo lo demás. Hay que cambiar la mentalidad de la sociedad >.<

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    4. Pues sí, es una lástima. Y más en el campo en el que se mueve ... En fin...

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