Apología del vicio.

Las virtudes están bien. Desde luego. Ojalá hubiese en el mundo más gente virtuosa. Pero no todos somos santos. Ni queremos serlo.

Yo soy de esas personas que le ponen 2 de azúcar al café. La vida ya es bastante amarga. Si en el mundo gris en que vivimos vamos restando colores nos quedamos a oscuras. Los pequeños vicios dan color a nuestra vida.

El mío es el chocolate. Justamente un vicio que debería dejar, visto el tamaño de mi culo. Pero hay que hacer de la vida algo que merezca la pena vivir. Y para conseguirlo, mis vicios ayudan.

Y no hay razón que me persuada para dejarlos.

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